El día que Schumacher ganó en Silverstone tras una impresionante carrera: cruzó la línea de meta antes de cumplir la penalización

El piloto alemán registró una de las mejores carreras que se recuerdan, con Mika Hakkinen como su rival más directo

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El expiloto de Fórmula 1
El expiloto de Fórmula 1 Michael Schumacher (EFE/Diego Azubel)

El 12 de julio de 1998, mientras millones de personas aguardaban la final del Mundial de fútbol entre Brasil y Francia (que concluyó con una victoria por 0-3 para Les Blues), los fanáticos de la Fórmula 1 tenían una cita más importante, la carrera de Silverstone, hogar del Gran Premio de Gran Bretaña. Este emblemático circuito había sido testigo de intensas batallas en el pasado, y el día prometía un nuevo capítulo emocionante con Schumacher como uno de sus protagonistas, incrementado por la climatología que se registró ese día, dado que el tiempo invitaba a ser cautos.

Desde temprano, la lluvia había hecho acto de presencia, y el warm-up previo a la carrera transcurrió en condiciones complejas, con numerosos monoplazas patinando sobre el asfalto mojado. Aunque la pista logró deshacerse parcialmente del agua acumulada, permaneció demasiado húmeda para los neumáticos de seco. La meteorología británica, caprichosa como siempre, presagiaba otro cambio en el clima para la tarde, manteniendo a los equipos en vilo y en un mar de dudas respecto a la estrategia que seguir con los neumáticos.

Michael Schumacher, el astuto piloto alemán, venía de dos victorias consecutivas en Canadá y Francia. McLaren, el equipo a derrotar, no había respondido como se esperaba, sumando apenas cinco puntos en esos eventos. Para Schumacher, vencer en Silverstone, la casa de McLaren, suponía un golpe doble contra su rival más directo: acortar distancias en el campeonato y dañar moralmente a sus competidores. Mika Hakkinen, apodado el “finlandés volador”, se mostraba imbatible tras hacerse con la pole position con un margen de casi medio segundo sobre Schumacher. No obstante, la llegada del domingo y las condiciones mixtas del clima sembraron dudas. Hakkinen, quien había demostrado destreza con la pista seca, se encontraba en un escenario que favorecía la habilidad de Schumacher para sobresalir en condiciones de escaso agarre.

Al iniciarse la carrera, Hakkinen tomó el liderato sin demora, mientras Schumacher, tras un pequeño desliz, vio cómo David Coulthard lo superaba. Los tres pilotos punteros manejaron el inicio con cautela, la distancia entre ellos apenas iba variando mientras las nubes amenazaban con volver a acaparar el protagonismo de la carrera e incrementar la complejidad del Gran Premio. Cuando la lluvia retornó, el dilema estratégico se centró en el cambio de neumáticos. Coulthard y Schumacher optaron por mantener los neumáticos mixtos, realizando sus paradas entre las vueltas 19 y 21. Hakkinen, por su parte, sorprendió al cambiar por neumáticos de lluvia en la vuelta 23, una decisión audaz que le permitió huir de sus perseguidores mientras la pista se mojaba aún más.

Michael Schumacher (Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Images)
Michael Schumacher (Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Images)

Coulthard, en su intento de adelantar a un piloto rezagado, se vio atrapado en un charco, dejando el camino libre para que Schumacher herede la segunda posición. No obstante, Hakkinen había acumulado una ventaja de 30 segundos, reforzada por un ritmo implacable aún después de un susto que lo llevó brevemente fuera de pista. El aguacero persistente y una pista saturada finalmente hicieron necesaria la intervención del coche de seguridad. Para Schumacher, fue la salvación: la diferencia con Hakkinen se evaporó, y un nuevo cambio de neumáticos, apostando ahora por completos de lluvia, incrementó sus posibilidades de luchar por la victoria. Al reiniciarse la competición, Schumacher puso presión inmediata sobre el finlandés. Hakkinen, sintiéndose acosado, cometió un error y se salió momentáneamente del trazado, lo que Schumacher aprovechó hábilmente para tomar la delantera, protegiendo su posición hasta las últimas vueltas.

La penalización de 10 segundos contra Schumacher

Sin embargo, un incidente en la vuelta 43, donde Schumacher adelantó a Alexander Wurz bajo bandera amarilla, desencadenó una penalización de diez segundos para el alemán. La notificación llegó tarde, sembrando la confusión en el equipo Ferrari sobre si era un stop and go o una adición de tiempo. En una jugada polémica, Ferrari llamó a Schumacher a boxes en la última vuelta, cumpliendo la penalización sin ceder su posición de ventaja al cruzar la línea de meta situada antes de los pits.

Schumacher fue declarado legítimo ganador, a pesar de las discusiones sobre la ejecución y el tiempo de notificación de la sanción. Incluso si los 10 segundos fueran añadidos a su tiempo, su ventaja era suficiente para asegurar la victoria. Finalmente, días después, la sanción fue anulada por las irregularidades en el fallo inicial, reafirmando su triunfo y acercándolo peligrosamente al liderato del campeonato, un título que a final de año se decidiría a favor de Mika Hakkinen, pero que sería recordado por maniobras tan audaces como las de Silverstone.

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