Esther Briz, bronce en el Mundial de Remo Beach Sprint: “Un profesor me dijo que debía elegir entre mi ‘hobbie’ y los estudios. Fue duro”

La piragüista española sueña con ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles y ya está trabajando para cumplir su objetivo

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Esther Briz, deportista española de remo. (Esther Briz)
Esther Briz, deportista española de remo. (Esther Briz)

De París a Génova. De los Juegos Olímpicos al Mundial de Remo Beach Sprint. Así han sido las últimas semanas de Esther Briz, piragüista española. En la capital francesa, representó a España por primera vez, compartiendo embarcación junto a Aina Cid, donde consiguieron un diploma olímpico; mientras que en la ciudad italiana consiguió subir al podio con un tercer puesto junto a Ander Martín, aunque les quedó un sabor agridulce, ya que por un fallo en el barco no pudieron optar a competir por el oro. Ahora, ya se encuentra trabajando para su próximo gran reto: los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.

El remo es un deporte poco habitual entre los niños, y en Zaragoza (de donde es Esther) todavía menos. “Tanto mi hermano mayor como yo hacíamos natación, y un día, mi hermano, por amigos, decidió pasarse al remo. Él estuvo un año entero haciendo remo y yo no tenía ni idea de lo que era. Pero dije: ‘Bueno, me apunto al cursillo’. Llegué el primer día al cursillo y no tenía ni idea de lo que era un bote de remo, ni cómo se remaba ni nada. Hice el cursillo, y de ahí para arriba”, recuerda la deportista. Ella venía de la natación y de mirar solo “el fondo de la piscina o al techo”, mientras que en el remo veía el río y la ciudad desde un punto de vista diferente.

A partir de ese momento, vivió una travesía en la que poco a poco fue escalando puestos, categorías y títulos. Tras empezar a nadar, se apuntó a un club y después llegaron los campeonatos de España. “Ahí a mí nunca me ha ido mal. El primer campeonato de España que hice fui bronce, al año siguiente plata y el año siguiente oro. Y después de ese oro ya no me bajé del podio”. A los 16 años, el equipo nacional llamó a su puerta y ese mismo año remó en el Mundial juvenil, donde consiguió un séptimo puesto. “Fue en ese momento cuando dije: ‘Esto no se me da mal’”. Tal solo un año, después se colgó la medalla de oro como campeona del Mundial. “Ganar ahí fue claramente un antes y un después”.

A nivel deportivo, ese año marcó su carrera, pero en cuanto a los estudios, afirma que fue duro para ella poder compaginar todo. “Yo intentaba sacar las mejores notas posibles y aplicarme en todo. Fue un año complicado, porque tienes que irte a competiciones, tienes que irte fuera, tienes que perderte clase...”. Incluso un docente llegó a insinuarle que debería dejar el deporte: “Algún profesor me llegó a decir algo así como que iba a llegar un momento en mi vida que iba a tener que elegir entre mis hobbies, como el deporte, y los estudios, y que merecía la pena que siguiese la trayectoria de los estudios”.

Unas palabras que calaron en la deportista: “Cuando una figura de autoridad te dice eso, teniendo 17 años, como que te quedas un poco... Ahora mismo lo sigo recordando como algo duro a lo que le di muchas vueltas. Me preguntaba: ‘ ¿Qué estoy haciendo? ¿Realmente merece la pena? ¿Qué voy a hacer con esto?’. Me dolió mucho”. Sin embargo, ella sentía que era algo que disfrutaba, le gustaba y confiaba mucho en su capacidad “de poder hacer cosas grandes”. Y asegura: “Entonces, cuando sale eso, después de tanto esfuerzo, de tanto soñarlo. Es algo mágico”. Por suerte para los aficionados al deporte no hizo caso a esas palabras y apostó por su pasión: el remo.

Ander Martín, deportista español de remo beach sprint. (Ander Martín)
Ander Martín, deportista español de remo beach sprint. (Ander Martín)

El Mundial de Remo y Ander Martín

Hace poco más de 10 días, Esther compitió en el Mundial de Remo Beach Sprint junto a Ander Martín, donde consiguieron el bronce tras caerse de la final por un fallo técnico en el bote. “Yo pienso que hay que valorarlo mucho. No todos los días se gana un bronce en un Mundial, y es verdad que sabemos los dos que teníamos la oportunidad de ganar el oro por tiempos. Da mucha rabia, pero también nos podría haber pasado en una ronda anterior y no habernos metido ni en la final B, ni en cuartos ni en octavos. Entonces, orgullosa de haber podido llegar hasta ahí, pero también sabiendo que tenemos mucho más”.

Ander y Esther se conocen desde que tienen 13 años, aproximadamente. Y lo que empezó con una broma entre ambos acabó haciéndose realidad. “Nos va muy bien. Somos los dos muy buenos y compitiendo juntos todavía más”, asegura. Y añade: “Sí que es verdad que entrenando, cualquiera que haya estado a nuestro lado dirá que discutimos mucho. Y es verdad, discutimos mucho, pero porque tenemos una personalidad muy fuerte los dos y tenemos la confianza para decirnos lo que sea”. La categoría en la que ambos compiten juntos no era deporte olímpico, pero Los Ángeles lo ha hecho posible. “Ya se venía rumoreando que podían ser olímpicos. Pero hay tantos rumores... Y de repente sale que los beach sprints son olímpicos oficialmente. Y obviamente los dos pensamos en el otro y en la posibilidad de llevarnos ese oro, que es un sueño que tenemos”.

Los Juegos Olímpicos de París

“Desde septiembre de 2023 yo ya sabía que iba a los Juegos y desde entonces la preparación ha sido muy intensa”. Sin embargo, una vez allí, las cosas se complicaron: “Fue una regata bastante mala por parte de mi embarcación, lo cual nos llevó a la final B. Y allí nos quedamos segundas en lugar de ganarla”. Fueron sus primeros Juegos, donde le ha quedado un sabor “un poquillo amargo” porque las regatas no salieron como esperaba.

Entrevista a Antía Jácome, piragüista clasificada para los Juegos Olímpicos de París 2024.

La familia y las competiciones

Esther ha pasado años fuera de casa por los estudios, dado que se marchó a Stanford. “Era duro, yo me levantaba todos los días a las 5:22 de la mañana. La cultura es diferente, el carácter de la gente es diferente. Y sobre todo, tener la familia tan lejos, al final me hizo valorar cuando estoy en casa y la cercanía de mis seres queridos”. Ahora que los tiene más cerca, asegura que para ella “significa un mundo”. “No te voy a decir que lo valore más porque lo valoro siempre muchísimo. La familia te da un apoyo que no te lo da nadie más”.

En cuanto a cómo encara las competiciones, asegura que ella lo ve “como una oportunidad de cambiar las cosas”. “Las cosas cambian después de cruzar esa línea de meta, entonces me gusta. Me atrae mucho la posibilidad de cambiar las cosas, de demostrar, y disfruto el competir”. Ahora, tiene claro lo que quiere: “Ganar un oro olímpico rodeada de toda la gente que me quiere. Para mí ganar un oro olímpico sin la gente que quiero a mi lado no me valdría nada”. Con esa idea y objetivo en mente, encara la preparación para Los Ángeles.

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