Un Barcelona lastrado por la expulsión de Eric García se deja los tres puntos ante el Mónaco en Champions

Akliouche y Ilenikhena firmaban los tantos para el Mónaco ante los azulgranas para registrar los primeros tres puntos del equipo

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Los jugadores del Mónaco celebrando
Los jugadores del Mónaco celebrando un gol ante el Barcelona (REUTERS/Manon Cruz)

Fin de la buena racha del FC Barcelona. Tras un inicio de temporada impecable, donde los blaugranas han registrado los tres puntos en todos los partidos que han disputado, llegaba el turno de la Champions. Las expectativas estaban altas, la fortuna o destino no tanto. En el minuto 11, los catalanes quedaban con uno menos debido a la expulsión de Eric García por roja directa. La circunstancia y la situación favorecían a los locales que no han dudado en aprovecharlo, Akliouche ha adelantado a los suyos. Y entonces, como si de un milagro se tratara, Lamine Yamal ha empatado el encuentro. Parecía que los de Flick podrían sacar petróleo de una situación tan desfavorable, pero Ilenikhena volvía a ampliar distancias para truncar las esperanzas de los culés y certificar la primera victoria de su equipo en la competición europea.

La vida sonreía al Barcelona. Tras un verano con pocas incorporaciones, a excepción de la de Dani Olmo, a pesar de las carencias que el equipo evidenciaba la temporada pasada y un cambio de entrenador. Nadie esperaba que los cambios dieran sus frutos tan pronto. El método Flick tuvo su efecto desde la primera jornada de LaLiga. Uno a uno, partido a partido, los azulgranas han sumado los tres puntos en todos los encuentros que han disputado. El éxito les acompañaba. Y lo cierto es que el juego también. Poco o nada tiene que ver este equipo al pasado, ya no solo en los datos, sino en la presencia sobre el campo, la forma de mover el balón.

Y entonces llegó el turno de la Champions, con su nuevo formato, su nueva dinámica. Un nuevo Barça para una nueva Champions. Pero la ilusión duró poco. Exactamente, los 10 minutos que pasaron entre que Lindhout indicó el inicio del partido y Eric García trastabillaba a Minamino. Una acción que le costaba la tarjeta roja al defensa catalán, dado que el delantero del Mónaco se quedaba solo contra Ter Stegen. El colegiado no tenía dudas y el VAR tampoco quiso entrar. El partido viraba a misión imposible para los de Flick. Y peor aún se suponía la situación cuando Akliouche hacía el primero para los suyos. Minutos 16 de partido, los culés con uno de menos y 1-0 por debajo en el marcador. Necesitaban un milagro.

El jugador del Barcelona, Lamine
El jugador del Barcelona, Lamine Yamal (REUTERS/Manon Cruz)

El tiempo pasaba mientras los blaugranas trataban de aguantar las embestidas del Mónaco, que quería aprovechar la puerta que se les abría y ampliar aún más distancias para tratar de cerrar el partido cuanto antes. En el minuto 28, como caído del cielo, Lamine Yamal cogía un balón largo que le mandaba Marc Casado. Controla y, desde la banda, se mete hacia el centro, hacia la frontal del área, al más puro estilo Lionel Messi, y dispara donde ni la mejor estirada podría llegar. 1-1 en el marcador y la esperanza viva de conseguir petróleo en terreno árido. El sentir era que podían con todo, que ese partido que parecía imposible podía acabar con en un empate o, incluso, una victoria. Y con ese pensamiento se marchaban al descanso, tras truncar todos los ataques de los locales.

Ilenikhena truncas las esperanzas azulgranas

Como suele decirse, esto es fútbol y puede pasar de todo, pero no iba a ser en el partido del Barcelona. Tras un inicio de los segundos 45 minutos, donde los de Flick han saltado al verde crecido y con la moral por las nubes. Los minutos han ido pasan y ese ímpetu inicial ha ido desinflándose. No porque la esperanza fallara, sino porque las puertas no tenía suficiente gasolina para tirar. Y menos aún cuando en el minuto 71 Ilenikhena hacía el segundo para el Mónaco. Con un pase a la espalda, donde ha sido necesario sacar la escuadra y el cartabón para comprobar que el delantero estaba en posición legal, y dos toques al balón para acomodarse a su pierna, el 21 ha mandado el balón al fondo de la red de la portería de Ter Stegen.

Ni por esas el Barcelona ha dejado de intentarlo, pero ha sido imposible volver a batir al portero del Mónaco. Ya en el 87, el árbitro ha señalado penalti a favor de los locales. Aunque a petición de la sala VOR ha revisado la jugada y ha decidido no pitarlo. Ni el tiempo extra ha sido suficiente para que los azulgranas empataran el encuentro, que ha concluido con 2-1 en el marcador y los tres puntos para el Mónaco, mientras el Barcelona regresa a casa con las manos vacías.

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