Aitor Francesena, primer invitado de ‘La Revuelta’, cuenta su historia de superación: “Entras al hospital y sabes que probablemente te hayas quedado ciego”

El surfista vasco perdió la vista de ambos ojos, pero no se ha bajado de las olas más de lo necesario

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Aitor Francesena y David Broncano
Aitor Francesena y David Broncano en 'La Revuelta'. (RTVE)

Aitor Francesena ha destacado tanto dentro como fuera del mar. El surfista vasco fue el primer invitado en La Revuelta, el nuevo programa de David Broncano en La 1. Pese a no ser uno de los personajes más conocidos de España, el deportista conquistó al público con su humor y su espontaneidad, sin embargo, su faceta de ‘cómico’ no es lo único destacable.

Cuando era un niño fue diagnosticado de glaucoma congénito, por lo que se tuvo que someter a numerosas operaciones. Una de las veces que entró en quirófano, las cosas no salieron como deberían y acabó perdiendo el ojo derecho a los 14 años. Aun así, siguió surfeando a un alto nivel, “para profesional”, como apuntó Broncano. No obstante, en 2012, mientras estaba sobre su tabla, una ola le golpeó en el ojo izquierdo, donde le habían realizado un trasplante de córnea. Esto le provocó la pérdida total de la visión.

Además, se le puede considerar uno de los pioneros del surf en España. Fue el fundador de la primera escuela de esta disciplina, a nivel estatal, en 1988, en Zarautz, su ciudad natal. Además, fue el primer entrenador de surf y, entre otros, ha dirigido a Aritz Aranburu, Mario Azurza y Axier Muniain y fue seleccionador estatal.

Como si fuera un toro mecánico

Antes de quedarse totalmente ciego, las olas ya eran su casa, pero cuando la ola le golpeó en 2012 todo cambio, o no. “De primeras, es una incertidumbre. Al final tú ves y, de repente, no ves nada, es una pantalla en negro y piensas que entrar al mar va a ser un mareo total porque tiene movimiento: las olas, el viento... A eso, súmale que vas en algo que flota, que es una tabla de surf, y todo son movimientos. Es como si fuese un toro mecánico”, afirmó Francesena a Infobae España.

“Aunque tú lo conoces, es una situación nueva. Por eso tenía ese pensamiento de que me iba a marear antes de entrar al mar, entonces tienes mucho miedo. Pero, el primer día que entré, me preocupé de que las olas fueran microscópicas y con una tabla enorme de corcho por si me daba un golpe, que no me hiciera daño de nuevo. Además, llevaba gafas de piscina porque tenía en el ojo todo puntos y no me podía mojar”, comentó. “Cuando entré y me fui dando cuenta que ya tenía en mi cabeza la información que me daba el mar y que lo que estaba sintiendo más o menos era lo mismo, me empecé a tranquilizar. Vi que había posibilidades de volver a surfear”, añadió.

Pese a que no tardó más de tres meses en volver a meterse al agua, no las tuvo todas consigo. “Lo primero, entras al hospital y ya sabes que probablemente te hayas quedado ciego. Dicen que han hecho lo que han podido, pero sabes que, casi seguro, que te vas a quedar ciego. Piensas todo el rato que no volverás a surfear”, apuntó.

No obstante, siempre hay algo más grande que el miedo o la incertidumbre. Uxue, la única hija del vasco, comparte la afición de su padre. Juntos han visitado numerosas cosas a lo largo del mundo, siempre con la tabla en la mano. “Ella es lo más grande que he hecho en mi vida y una de las personas que más quiero. El deporte es lo más importante para mí y lo que me hace saltar de la cama y afrontar cada día con energía y fuerza. Pero mi hija es ese plus que está por encima de todo y es la que sí que me da energía”, contó a Infobae España.

“Cuando yo me quedé ciego, ella tenía como siete u ocho años. En ese momento dices ‘¿Tiro la toalla?’ Pero qué va, tienes una hija y tienes que demostrarle quién eres para que se dé cuenta de que su padre, pase lo que pase, no la vas a dejar colgada. Hay que estar ahí como padre y como persona que quiere a otra persona”, explicó.

Cuando todo pasa

Él mismo lo comentaba a este medio, todo el mundo tiene muchos amigos, pero te pasa algo y esos amigos desaparecen. Sin embargo, Ibon Illarramendi no fue uno de esos. “Es un amigo mío de toda la vida. Hoy en día le estoy superagradecido porque fue mi Caddie y de los pocos amigos que supo y estuvo estar para ayudarme cuando me quedé ciego, que eran los momentos más duros y más difíciles de mi vida”.

“Gané el primer Campeonato del Mundo con él. Me sentía protegido en el mar. Pero también me di cuenta de que la mejor manera de ser campeón del mundo era intentando surfear solo. Me metía muchas veces solo, aunque él me facilitaba muchísimo las cosas y podía coger olas muchísimo más grandes y más perfectas”, explicó. Actualmente, cuenta con otros compañeros en el mar, aunque tampoco de forma permanente.

“Ser Caddie de alguien quita mucho tiempo, por eso ya no surfeamos juntos. Ahora suelo hacerlo con mi cuñado y con un amigo. Uno me acompaña por la mañana y otro por la tarde. Si no me suele bajar mi pareja a la orilla, entro al agua y dentro surfeo solo, aunque tengo la suerte de que en mi pueblo la gente se porta muy bien y me echan a las olas y me ayuda”, se sinceró.

Aitor Francesena en Las Palmas
Aitor Francesena en Las Palmas de Gran Canaria (2022). (Borja Suarez/REUTERS)

Precisamente su casa es uno de los lugares más especiales para él. “Estando ciego, el mejor sitio (para surfear) para mí es Zarautz, porque es una ola progresiva, una ola larga. La conozco muy bien y me encanta. Pero, cuando veía, había olas buenísimas en Mundaka (Vizcaya), aunque he cogido muchas olas en el mundo. Australia, Hawaii, Costa Rica, California...”. Aunque apuntó que una de las olas más “maravillosas” que jamás olvidaría está en Isla Reunión, un territorio de ultramar francés, situado en el Océano Índico. “Ahora que estoy ciego, he encontrado una ola por el mundo que es en Costa Rica, que se llama Boca Barranca, que es una izquierda larguísima y preciosa, que me encanta surfear ahí”, confesó.

Una estrella sobre la tabla

Pese a que el surf es un deporte minoritario, el palmarés personal de Aitor Francesena es muy amplio. Se convirtió en el primer campeón mundial de la historia en surf adaptado. Además, es seis veces campeón del Mundial de Surf. También logró el primer título del US Open en la categoría adaptada para deportistas con discapacidad visual.

“Me da muchas fuerzas para seguir surfeando (los títulos). Ya tengo unos años y los títulos son algo que es como si fuese una pila. Levantarse a la mañana, cansado de haber estado entrenando físico y haber estado surfeando, pero eso te hace saltar de la cama para salir para adelante. Dices, ‘ya he sido seis veces campeón del mundo, ¿Por qué no una vez más?’”, afirmó Gallo, apodo por el que se le conoce. “Los resultados son algo que me mantiene despierto, vivo con ganas de seguir trabajando para poder ganar más veces”, contó.

“Yo soy una persona que miro muy poco para atrás. De vez en cuando sí, en esas situaciones, reflexionando sobre la vida y lo que has hecho, y digo ‘vamos a por ello’”, indicó. Quizás ese paso más hubieran sido los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028. En Tokio 2020, el surf pasó a ser deporte olímpico, estuvo presente en París 2024 y regresará en una tercera cita. No obstante, no forma parte del programa paralímpico.

Aitor Francesena en Hawaii. (@aitorfrancesena/Instagram)
Aitor Francesena en Hawaii. (@aitorfrancesena/Instagram)

“Me encantaría que Los Ángeles hubiera hecho un campeonato para surf paralímpico. Me hubiera encantado que las paralimpiadas hubieran entrado al sur, pero no ha sido así. No me preguntes por qué, porque no lo entiendo. Además, California era el sitio y el momento, pero ellos sabrán, siempre hay unos intereses que nunca sabremos cuáles son”, relató.

“Tú trabajas por cada año ser campeón del mundo, pero siempre con el objetivo a largo plazo. Y el largo plazo era California, Los Ángeles 2028. Pero bueno, no va a ser. Yo ya tengo unos años, pero intentaré prepararme y aguantar para el 2032 en Brisbane, Australia. Sí, ahí ya no entra, pues ya no llegaría nunca más. Si llegase, sería que me he cuidado mucho y que lo he hecho muy bien las cosas”, aseguró.

“Ahora en noviembre (2024) voy al Campeonato del Mundo, pero, ahora mismo, los retos son muchos. Yo soy una persona que no sé vivir sin retos, pero no me gusta contar los retos hasta conseguirlos. No me gusta vender humo. Pero, al final, cuando tú eres ciego, todo es un reto, desde estar desayunando y que no se te caiga la taza con café con leche, a estar con un cuchillo cortándote el pan para hacer las tostadas y que no cortarte”, detalló.

Su paso por ‘La Revuelta’

David Broncano regresó a la televisión, esta vez de la mano de RTVE con La Revuelta. En su gran estreno, quiso contar con Aitor en su ya mítico sofá. “Estar allí, con una superestrella y unos profesionales del humor, era también un reto”, contó. Aun así, su paso por allí fue todo un escaparate para el deportista e, incluso, para el deporte adaptado en general.

David Broncano y Aitor Francesena,
David Broncano y Aitor Francesena, en el estreno de 'La Revuelta'. (RTVE)

“Yo creo que el que yo haya salido ahí, ha demostrado que si yo soy capaz de hacer algo con esta discapacidad, cualquiera sin discapacidad o con ella es capaz de poder hacer mucho más de lo que él se piensa. Eso era el objetivo número uno”, comentó. Además, el surf es un deporte que depende, en gran medida de los patrocinadores: “Nosotros vivimos de nuestros sponsors, porque es un deporte minoritario y no tenemos grandes sueldos. Por ello debes ser una persona visible, que aparezca en todos los sitios. Y el que me inviten allí, siendo tan importante, que sean capaces de fijarse en ti, pues lo sientes casi como un homenaje”.

Como no podía ser de otra manera, se vio obligado a ‘surfear’ en el escenario, pero no lo hizo solo. Gallo no dudó en subirse a la tabla junto a Broncano. “Es más fácil surfear con Broncano que una ola real. Para mí es un superhumorista, es buenísimo, es un tío muy rápido de mente. Me encanta la gente ágil. Surfear con él ahí estuvo supergracioso, me lo pasé muy bien”, concluyó.

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