Por qué España no debería acoger el Mundial 2030 “por racista”, según Vinícius, pero Qatar o Brasil sí pudieron

El jugador del Real Madrid dijo que el Mundial 2030 no debería celebrarse en España si no se solucionan los problemas de racismo

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Vinicius Jr. en un entrenamiento con la selección de Brasil. (Rodolfo Buhrer/Reuters)
Vinicius Jr. en un entrenamiento con la selección de Brasil. (Rodolfo Buhrer/Reuters)

Las palabras de Vinícius Jr. sobre el racismo en España no han dejado indiferente a nadie. Tanto dentro como fuera del país en el que lleva jugando desde 2018, le han afeado sus comentarios. Donato, exjugador brasileño, comentó que “es una pena que diga que España es racista” y afirmó que debería pedir perdón. Dani Carvajal, su compañero de equipo, también criticó las afirmaciones del jugador en la rueda de prensa con la selección española.

“Hasta 2030 tenemos un gran margen de evolución. Espero que España pueda evolucionar y entienda lo grave que es insultar a una persona por el color de su piel. Porque, si hasta 2030 las cosas no evolucionan, creo que el Mundial tendría que cambiar de lugar. Si los jugadores no se sienten a gusto y no se sienten con confianza de jugar en un país en el que pueden sufrir racismo, es muy complicado”, fueron las palabras del brasileño en la CNN.

Es innegable que en España se han vivido episodios racistas recientemente. Por ejemplo, el mismo Vinícius Jr. fue agredido verbalmente en Mestalla, el campo del Valencia. Los aficionados que insultaron al futbolista fueron juzgados y condenados a ocho meses de prisión por “delito contra la integridad moral con agravante de odio”. Esta sentencia fue la primera condena penal de este estilo en el país.

“El racismo va más allá de la mera cuestión de condenar a una persona por proferir canticos racistas a un jugador de futbol. Eso no hace un país mas seguro cuando la estructura en sí es racista”, aseguró Guillermo Akapo Bisoko, coordinador de Blvck Pvper, a Infobae España.

Sin embargo, pese a que el deportista no ha afirmado que la totalidad de los españoles sean racistas, sí ha sembrado la sombra de la duda. Todo esto en el marco de la futura celebración del Mundial 2030, que acogerán Portugal, Marruecos y la propia España. “Es complicado, pero yo creo y quiero hacer todo para que las cosas puedan cambiar, porque hay muchas personas en España, o incluso la mayoría, que no son racistas, pero hay un pequeño grupo que acaba afectando a la imagen de un país que es tan agradable para vivir. Me encanta estar aquí y me encanta jugar para el Real Madrid”, fueron sus palabras exactas.

Amnistía Internacional afirmó a Infobae España que “es evidente que (los migrantes) se enfrentan a multitud de problemas, muchos de ellos relacionados con los abusos a los derechos humanos”. Y al ser preguntados por si España es o no racista, alegaron: “Mientras algunas personas se preguntan esto con sorpresa, lo cual no deja de ser un grave síntoma de lo interiorizado y normalizado que están muchas actitudes y comportamientos racistas y xenófobos, otras directamente lo niegan considerando que los insultos recibidos por Vinícius no son más que una anécdota protagonizada por cuatro radicales, y que, por lo tanto, debería quedarse como tal”.

“Más allá del fútbol y del deporte, algo está fallando cuando los últimos datos indican la tendencia ascendente de normativas, prácticas y comportamientos racistas y xenófobos en los últimos años, y seguimos sin un compromiso claro para luchar contra el racismo y la discriminación en todas sus manifestaciones y en todos los ámbitos”, sentenciaron.

“Las lesiones en el lugar de trabajo en España y Portugal son superiores a la media de la UE. En la ampliación del estadio Camp Nou del FC Barcelona en 2023, los trabajadores migrantes sufrieron abusos y robo de salarios. En Marruecos se requieren importantes obras de construcción, y su historial en materia de seguridad de los trabajadores en este sector ha sido criticado por la OIT y otras organizaciones. Es evidente que en estos tres países la discriminación racial es un problema, incluidos los actos racistas contra futbolistas negros, como Vinícius Jr. en España, Moussa Marega en Portugal y Chancel Mbemba en Marruecos”, destacó esta organización.

Vinicius Jr, Moussa Marega y Chancel Mbemba. (EFE y Reuters/Montaje Infobae)
Vinicius Jr, Moussa Marega y Chancel Mbemba. (EFE y Reuters/Montaje Infobae)

“Cualquier jugador de futbol debe tener la seguridad tanto dentro del campo de futbol como fuera de ellas, de no ser víctimas de cualquier tipo de objetivo que se les pueden arrojar y esa inseguridad existe. El problema del racismo en el deporte español es que se ha normalizado a tales niveles, que incluso han normalizado el silencio del deportista cuando sufre algún tipo de cánticos o comentarios racistas”, afirmó Guillermo Akapo Bisoko.

“En España, desde 2007, la ley condena las declaraciones, insultos o gestos mediante cánticos o consignas racistas dentro y fuera de los estadios. Pero la falta de voluntad y acción de las instituciones responsables, deportivas, policiales y judiciales, manifiestan una limitada efectividad de la aplicación legal. Apenas en España se suspenden partidos, ni se clausuran grados o cierran estadios como acto de sancionar los canticos racistas”, se sinceró.

Una historia de mundiales

Sudáfrica, Brasil, Rusia y Qatar han sido las últimas cuatro sedes del Mundial masculino. En 2026, Estados Unidos espera con los brazos abiertos para acoger una nueva edición y, en 2034, Arabia Saudí será la encargada del evento. Vinícius ha cargado contra el país en el que juega. Sin embargo, no comentó nada sobre las desigualdades sociales que se viven en Qatar, pese a que sí estuvo en la convocatoria de Brasil.

La FIFA lleva asegurando muchos años que, al elegir los países receptores de un Mundial, ayudaba a luchar, entre otras cosas, contra el racismo. Esta llegó a ser su estrategia de promoción para Brasil 2014. “Este es el mensaje de instituciones como FIFA, que proclaman que la celebración de la Copa Mundial deja un legado positivo para los derechos humanos en los países receptores. Sin embargo, la realidad es bastante diferente”, aseguraron en Amnistía Internacional a este medio.

Vinicius Jr. jugando en el Mundial de Qatar 2022. (Mike Egerton/PA Wire/dpa)
Vinicius Jr. jugando en el Mundial de Qatar 2022. (Mike Egerton/PA Wire/dpa)

“Los riesgos en materia de derechos humanos asociados a la candidatura de Arabia Saudí para la Copa Mundial de la FIFA 2034 son de un nivel totalmente distinto a los de la candidatura de 2030. Arabia Saudí tiene un historial terrible en materia de derechos humanos y su candidatura conlleva una amplia gama de riesgos muy graves”, se lamentaron. “Se necesitarán enormes cantidades de obras de construcción realizadas por trabajadores migrantes, pero el sistema de kafala, que vincula legalmente el estatus migratorio de un trabajador migrante a un empleador o patrocinador, deja a los trabajadores con recursos limitados cuando son objeto de robo de salarios, violencia u otros abusos”, añadieron.

“En el caso de Estados Unidos, sobra decir que el racismo es una gran preocupación, pero ya no solo en relación con el Mundial de Fútbol. Hemos visto cómo en otros deportes, como el baloncesto o el fútbol americano, los deportistas norteamericanos se han levantado contra esta lacra social y han protagonizado momentos especialmente significativos de condena de asesinatos racistas, como los de George Floyd o Jacob Blake en 2020″, analizaron.

Qatar 2022

Durante la construcción de las instalaciones para el evento deportivo, en el país asiático murieron más de 6.500 trabajadores, según informó The Guardian. Una gran parte de estos empleados eran migrantes de países vecinos. En los campamentos en los que les instalaron se les requisaron sus documentos de identidad, sufrieron robos de los salarios...

Amnistía Internacional pudo hablar con responsables de seguridad de la empresa Teyseer Security Services, los cuales habían realizado más horas de las establecidas. Antes de que se finalizaran sus contratos, organizaron una protesta para reclamar el dinero que les debían, pero nunca lo recibieron.

Los derechos de libertad de expresión y reunión, la protección a las mujeres y a la comunidad LGTBIQ+ también fueron objeto de crítica tras conocerse la sede del Mundial. Durante los partidos, varios jugadores, como Manuel Neuer, quisieron portar un brazalete arcoíris, pero finalmente no tuvieron la oportunidad de hacerlo. En las gradas también se prohibió cualquier tipo de símbolo de apoyo al colectivo. En su código penal, la homosexualidad sigue estando tipificada como un delito.

El presidente de FIFA, Gianni Infantino, izquierda, y el Emir de Qatar Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani. (Hassan Ammar/AP Foto)
El presidente de FIFA, Gianni Infantino, izquierda, y el Emir de Qatar Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani. (Hassan Ammar/AP Foto)

“En el caso de Qatar, todo el mundo fue testigo de lo sucedido alrededor de la organización de la Copa del Mundo de 2022, en donde miles de trabajadores migrantes perdieron la vida en la construcción de infraestructuras, estadios, carreteras, etc. A esto hay que añadir que la población trabajadora migrante es objeto de diversos abusos, como robo de salarios, trabajo forzoso y explotación, y no tiene acceso adecuado a los mecanismos de presentación de quejas y reparación”, señalaron desde Amnistía Internacional.

“La propia organización de Naciones Unidas ha expresado preocupación por la discriminación racial estructural contra los no nacionales, debido en mayor parte al ‘sistema de castas de facto basado en el origen nacional según el cual las nacionalidades europeas, norteamericanas, australianas y árabes disfrutan sistemáticamente de una mayor protección de sus derechos humanos que las personas con nacionalidades del sur de Asia y del África subsahariana’”, indicaron. “Esta discriminación está arraigada en normas de ‘zonificación’ que prohíben en la práctica a la mayoría de los trabajadores migrantes vivir en determinadas áreas del país y se ha puesto de manifiesto cuando se ha prohibido a personas con salarios bajos entrar en algunos espacios públicos”, finalizaron.

Rusia 2018

Rusia, que actualmente sigue en guerra con Ucrania, no es un país que destaque especialmente por su defensa de los derechos sociales, tampoco en el fútbol. En 2015, un informe del organismo Fútbol Contra el Racismo en Europa (Fare, por sus siglas en inglés), resaltó que se habían producido más de 200 casos de comportamiento discriminatorios vinculados al fútbol ruso durante dos temporadas. En 2014, un delegado de la FIFA describió el nivel de racismo en el fútbol ruso como algo “completamente inaceptable” para un país que iba a ser sede de un Mundial.

El presidente ruso, Vladimir Putin. (Vyacheslav Prokofyev/EFE)
El presidente ruso, Vladimir Putin. (Vyacheslav Prokofyev/EFE)

“Siempre hay algo como esto viniendo de los aficionados de nuestros rivales”, se quejó el delantero brasileño del Zenit, Hulk, después de un partido en Moscú. Estas declaraciones llegaron después de que un gran número de aficionados imitaran los sonidos e, incluso, los gestos de un mono cada vez que un jugador negro tocaba el balón. “Si algo como esto pasa durante una Copa del Mundo, sería un grave problema”, agregó el jugador brasileño.

Pese a que los rusos se ‘comprometieron’ a poner una solución previa al Mundial, no fue así. En mayo de 2018, durante un amistoso entre Rusia y Francia, los jugadores franceses Paul Pogba y Ousmane Dembélé escucharon a varios aficionados rivales imitar a monos cuando se acercaban a la grada. Este hecho lo constataron L’Équipe y la agencia AFP.

Por otro lado, en 2017, unas semanas antes de la Copa Confederaciones, el entonces alcalde de Sochi, Anatoly Pakhomov, encabezó un desfile en el que se ‘representó' a la selección de Camerún. En él pasearon personas blancas con la cara pintada de negro y llevando racimos de plátanos. Meses más tarde, esa ciudad sería la sede de Brasil en el Mundial.

El Príncipe saudí Mohammed bin Salman, el presidente de la FIFA Gianni Infantino y el presidente ruso Vladimir Putin. (Alexei Druzhinin/AP)
El Príncipe saudí Mohammed bin Salman, el presidente de la FIFA Gianni Infantino y el presidente ruso Vladimir Putin. (Alexei Druzhinin/AP)

A esto se suma, como en otras citas mundialistas, la violación de multiples derechos humanos. Human Rights Watch informó que, durante la construcción de los espacios, numerosos trabajadores fueron víctimas de explotación y abusos laborales. Hasta abril de 2018, la Asociación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera registró 21 muertes de obreros en las distintas sedes.

“La promesa de la FIFA de situar los derechos humanos como centro mismo de sus actividades globales ha sido puesta a prueba por la actitud de Rusia, y la FIFA no ha reaccionando adecuadamente”, opinó Jane Buchanan, directora asociada para Europa y Asia Central de Human Rights Watch. Se llegó a afirmar que la competición se iba a celebrar “durante la peor crisis de derechos humanos en Rusia desde la era soviética”.

Brasil 2014

“Brasil tiene, a día de hoy, problemas endémicos relacionados con la discriminación”, confirmaron desde Amnistía internacional. “Actualmente, en Brasil, la violencia policial, los homicidios ilegítimos y las detenciones arbitrarias son un denominador común, y debido al racismo sistémico, estos abusos afectan de forma desproporcionada a la población negra”, continuaron.

Y añadieron: “Tienen uno de los niveles más elevados de desigualdad del mundo. Este racismo sistémico afecta a los derechos civiles, políticos, culturales, económicos y sociales de la población negra, especialmente a las mujeres, que se enfrentan a multitud de obstáculos para acceder a sus derechos”.

Datos de racismo en América Latina. (Statista, con datos de Latinobarómetro)
Datos de racismo en América Latina. (Statista, con datos de Latinobarómetro)

El Mundial de Brasil se celebró hace 10 años, justo antes de que acogieran los Juegos Olímpicos de 2016. Tanto por parte de la FIFA como del Gobierno de Brasil, se prometió que sería “la Copa contra el racismo, la discriminación y la xenofobia”. No obstante, el vicepresidente del órgano en aquel momento reconoció a la prensa: “Lamentablemente, no se han hecho todos los esfuerzos necesarios para penalizar estos actos”.

Joseph Blatter, antiguo dirigente del organismo del fútbol, prometió desarrollar un programa de ‘tolerancia cero’, pero no tuvo mucha repercusión. “El fútbol no ha abrazado la diversidad y la integración”, explicó Jeffrey Webb. “La mezcla que se ve en los terrenos de juego no se refleja en los Consejos de Administración de clubes y asociaciones”.

Los trabajadores también sufrieron condiciones de semi esclavitud durante la construcción de las infraestructuras. Los obreros, que procedían del noreste del país, una de las zonas más pobres, llegaron a Sao Paulo con la promesa de cobrar el equivalente a 625 dólares americanos, pero la realidad no fue así. “En una obra que tiene millones, hay trabajadores muriendo de hambre, de sed y enfermos, durmiendo en el piso”, dijo Edmilson Girão da Silva, presidente del Sindicato de los Trabajadores de la Construcción de Guarulhos, a la BBC. “Ni un perro duerme en el lugar en que estaban durmiendo”, agregó.

Mauricio Santoro, asesor de Amnistía Internacional en Brasil, sentenció que “Qatar es un régimen autoritario; es muy diferente lidiar con eso en un país democrático como Brasil, donde se espera que se cumpla lo que está previsto en la ley”. Allí también se denunció la existencia de ‘trabajo esclavo’.

Final de la Copa del Mundo de Brasil 2014 entre Argentina y Alemania. (Fabian Lio/NA)
Final de la Copa del Mundo de Brasil 2014 entre Argentina y Alemania. (Fabian Lio/NA)

Sudáfrica 2010

Uno de los grandes retos del país africano en el último siglo ha sido, y es, acabar con los ‘restos’ del Aparheid. Pese a que este régimen finalizó en la década de los 90, todavía resisten manifestaciones de discriminación y racismo. Cuestiones como el acceso desigual a la educación, las diferencias salariales, la segregación de las comunidades y las enormes disparidades económicas persisten, en gran parte reforzadas por las instituciones y actitudes existentes.

Navi Pillay, alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos en el momento, afirmó: “La próxima Copa Mundial de Fútbol en Sudáfrica (2010) es una oportunidad tanto para observar el tema del racismo en el deporte como para realzar el tremendo potencial que éste tiene para reducir el racismo, la xenofobia y otras formas similares de intolerancia en la sociedad en general”.

Andrés Iniesta y Cristiano Ronaldo en 2010. (EFE)
Andrés Iniesta y Cristiano Ronaldo en 2010. (EFE)

Muchos países han empleado la celebración de grandes eventos deportivos como epicentro de su política exterior. Gracias a las magnitudes de estos espectáculos, se logra desviar la atención de otros problemas más arraigados. Durante el Mundial de Qatar se popularizó la expresión sportwashing. Sin embargo, es una práctica que se remonta más allá de los Juegos Olímpicos de 1936, celebrados en la Alemania nazi.

Poco antes de que comenzara el Mundial, la selección de Togo tuvo que lamentar la muerte de tres de sus jugadores durante la Copa de África celebrada en Sudáfrica. Es decir, en ese país no solo estaba en riesgo la integridad de las personas racionalizadas, sino la de todos los participantes. Además, según un artículo publicado por Naciones Unidas en abril de 2024, los resquicios del Apartheid siguen presentes en Sudáfrica.

Diego Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, fue preguntado por los últimos episodios de racismo en el fútbol español sucedidos el sábado tanto en el Getafe-Sevilla como en el Sestao-Rayo Majadahonda (EFE)

“Pertenezco a la generación nacida libre y, a pesar de haber nacido después de la llegada de la democracia a Sudáfrica, mi raza sigue desempeñando un papel importante en mi ser como sudafricana”, afirmó Ratsomo, de 29 años, trabajadora de la Red contra el Racismo y de la Fundación Ahmed Kathrada. “Muchas personas siguen normalizando la discriminación racial y perpetuando comportamientos nocivos. El racismo sigue estando muy extendido”.

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