Carolina Marín, de encaminarse a una carrera en el flamenco a ser una referente mundial del bádminton

La deportista se une hoy a Pablo Motos y sus hormigas en ‘El Hormiguero’

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Carolina Marín en los Juegos
Carolina Marín en los Juegos Olímpicos de París ( Hamad I Mohammed/ Reuters)

Hasta que Carolina Marín no apareciera en el panorama internacional, el bádminton era un deporte desconocido en España. Se practicaba, básicamente, en institutos y colegios y los que se dedicaban profesionalmente a ello, tenían que explicar qué era el volante. Partido a partido, la onubense fue derribando barreras y dándole notoriedad a un deporte, claramente dominado por los países asiáticos. Basta con echar un ojo a los datos del estudio El mercado de la moda deportiva en China, publicado por ICEX España, Exportación e Inversiones, donde se refleja que el bádminton es la segunda actividad física más practicada entre la población china deportista, un 23%. El pasado miércoles 4 de septiembre visitó a Pablo Motos y sus hormigas en El Hormiguero para charlar sobre su trayectoria, sus títulos y sus lesiones.

La maestría en el juego de la volantista española, nos lleva a pensar que nació para dedicarse a este deporte, sin embargo, durante su infancia su futuro estuvo más ligado a las artes. En sus primeros años de vida, Marín, mostró un talento natural para el baile y se encaminaba hacia una posible carrera en el flamenco, tal y como refleja su biografía en el portal oficial de los Juegos Olímpicos. Aunque, una introducción fortuita al bádminton cambió su destino y recondujo su vida hacia otra dirección, cambiando la pista de baile por la cancha.

Los primeros años de Marín en el bádminton

Nacida en Huelva el 15 de junio de 1993, Carolina Marín descubrió este deporte de dominio asiático a los ocho años, cuando una compañera de colegio la invitó a un entrenamiento. “Desde entonces estoy enamorada y, con el tiempo, se ha convertido en mi forma de vida”, cuenta en la página web de los JJ. OO. Su talento y dedicación al bádminton no dejaron de crecer. Es por eso que abandonó su Huelva natal y puso rumbo al Centro Nacional de Madrid para poder dedicarse por completo a su pasión. A los 13 años ganó su primer campeonato nacional. Su esfuerzo la llevó a la Residencia Joaquín Blume de la capital española, donde conoció al que hoy es su entrenador, Fernando Rivas.

Su increíble colección de títulos

A sus 31 años, la onubense ha sido campeona olímpica en Río de Janeiro 2016 (siendo la primera jugadora española de este deporte en ganar el oro). Además, la única deportista que ha ganado tres títulos mundiales individuales femeninos: Copenhague en 2014, Yakarta en 2015 y Nankín en 2018. Su ilustre carrera incluye siete títulos de campeona de Europa: Kazán en 2014, La Roche-sur-Yon 2016, Kolding 2017, Huelva 2018, Kiev 2021, Madrid 2022 y Cracovia 2023.

Esta trayectoria deportiva será galardonada el próximo 25 de octubre en el teatro Campoamor de Oviedo, donde recibirá el Premio Princesa de Asturias del Deporte 2024. “Por su extraordinario palmarés en un deporte en el que ha llegado a ser una referente internacional. Además de ser la mejor jugadora de la historia del bádminton en España y una de las mejores del mundo, es un ejemplo de superación, fuente de inspiración y transmisora de valores, dentro y fuera de la pista”, decía el fallo del jurado de la Fundación Princesa de Asturias.

Un ejemplo de lucha y superación: lesiones y la pérdida de su padre

Carolina Marín en los Juegos
Carolina Marín en los Juegos Olímpicos de París (Ann Wang/ Reuters)

La carrera de Marín no ha sido un camino de rosas, ya que, las lesiones le han acompañado en los momentos más importantes de su carrera. En 2019, durante la final del Masters de Indonesia, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, lo que provocó su retirada en el primer set. Al poco de recuperarse de esa primera lesión, la onubense perdió a su padre. Gonzalo Marín Pérez murió en julio de 2020 como consecuencia de las secuelas de un accidente laboral sufrido cinco meses antes.

Después de esta época tan oscura que ella misma admitió que no se la desearía ni a su “peor enemiga”, a menos de dos meses de los Juegos Olímpicos de Tokio (disputados en 2021), la deportista se rompió el ligamento de su otra rodilla y no llegó a competir. Sin embargo, no se rindió, trabajó para llegar a los Juegos de París más fuerte que nunca y para luchar por el oro. A sólo 11 puntos de plantarse en la final, la rodilla volvió a fallarle y se tuvo que decir adiós, con lágrimas en los ojos, a un partido que tenía casi ganado. España entera lloró con ella.

“Me gustaría retirarme en una pista de bádminton”

Carolina Marín (Daniel González/EFE)
Carolina Marín (Daniel González/EFE)

Las adversidades han sido parte de su carrera; sin embargo, la española ha declarado en una entrevista con RTVE que no dejará que una lesión la frene. “Me gustaría retirarme en una pista de bádminton”, ha aclarado. Eso sí, ha apuntado que no tiene ninguna prisa en volver. “No me marco ni el año que viene, ni en quince o dieciséis meses. Cuando yo vaya teniendo esa fuerza y me vea con confianza”, ha asegurado.

Carolina Marín ha agradecido todo el apoyo recibido tras la lesión en París. “No me he sentido tan querido nunca, ni cuando gané el oro en Río. He tenido a un país volcado conmigo”, ha declarado. Las muestras de cariño no han parado de sucederse, tanto de admiradores como de compañeros de profesión como Pau Gasol, Carlos Alcaraz o Saúl Craviotto. El último gesto de afecto se lo ha regalado la nadadora paralímpica Teresa Perales, al dedicarle el bronce en 50 metros espalda.

Seguidores de Carolina Marín: "Es una pena que se haya tenido que retirar de esta manera".
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