Teresa Perales, la paralímpica española que ha igualado a Phelps con 28 medallas olímpicas: una vida trágica transformada en éxito

Teresa Perales es una de las mujeres referentes en el mundo del deporte, tanto para las personas con discapacidad como para las que no. Una luchadora que nunca ha dejado de buscar la felicidad con la consecución de todos sus objetivos en los retos que se marcaba. Su positividad y mentalidad la agrandan aún más, pues en su situación no todas las personas reaccionarían de la misma forma, pero eso es lo que la hace tan especial y tan ganadora.

Ahora, la zaragozana de 48 años ha conseguido la medalla de bronce en la modalidad de 50 metros espalda S2 en los Juegos Paralímpicos de París 2024, una proeza que le permite igualar a una leyenda del deporte olímpico: Michael Phelps. Con 28 medallas olímpicas, la de Zaragoza consigue alcanzar el registro del norteamericano para pasar ya a la historia de la natación de España. Pero, ¿qué más sabemos de Teresa Perales?

Su vida ha sufrido varios reveses que le han marcado de por vida. Tras tener una agradable y tranquila infancia, todo empezó a torcerse en su etapa adolescente. A los 15 años, le llegó una de las noticias que nadie nunca está preparado para recibir: su padre había fallecido. Un duro palo que dejaría huella en el desarrollo de Teresa, al perder a su máximo referente en su vida. Años después, la deportista buscaba alcanzar su siguiente meta cuando otro traspié llegó para romper de nuevo los esquemas. A punto de entrar en la universidad para estudiar medicina, comenzó a experimentar una enfermedad que afectaba al sistema nervioso y que le hizo perder movilidad con el tiempo, hasta el punto de perder esa libertad en 1995, a los 20 años.

Tras conocerse la enfermedad y sus consecuencias, la vida de Teresa cambió por completo. Las dificultades comenzaron a aparecer y la paratleta tuvo que tomar decisiones. Tuvo que dejar a su pareja por los problemas que la enfermedad causaba en ella y también experimentó problemas con sus vecinos. La comunidad no permitió adaptar el edificio para que ella pudiera entrar y salir, por lo que se vio forzada a usar el garaje cada vez que bajaba a la calle.

Conocedores de la situación de dificultad de Teresa, los familiares más cercanos no se separaron en ningún momento de ella durante su etapa de adaptación a la nueva vida. Así, un día en Salou, Perales decidió lanzarse a la piscina con un chaleco salvavidas, sin saber que esa acción le iba a llevar años después a hacer historia en el deporte paralímpico.

Desde ese momento, la deportista se sintió libre, en armonía y feliz, por lo que se percató que el agua era su mejor amigo, una ruta de escape para todas sus emociones, en la que poder disfrutar y sentirse bien. Por ello, decidió dejar todo su esfuerzo y hacer de ello su nueva vida.

Desde ese momento en adelante, la carrera deportiva de Teresa comenzó sin saber que iba a convertirse en toda una estrella del mundo de la natación. Desde el año 1998 hasta el 2019, ha conseguido ganar 22 medallas en campeonatos mundiales: 4 oros, 10 platas y 8 bronces. Un palmarés mundialista más que sobresaliente.

Pero lejos de esas 22 medallas se encuentran sus metales olímpicos, un hecho que es todavía más difícil de conseguir. Teresa Perales ha conseguido ganar 28 medallas en Juegos, igualando a otro nadador icónico en el mundo de la natación: Michael Phelps. La española registra 7 oros, 10 platas y 11 bronces.

Además, la paratleta también recibió en 2021 el premio Princesa de Asturias por su esfuerzo y superación para conseguir los numerosos éxitos de su carrera.

Digno de una película de amor, Teresa Perales encontró al amor de su vida gracias a la silla de ruedas, tal y como ella ha explicado. Su actual marido, Mariano Menor, era un productor de televisión que había contactado en varias ocasiones con la deportista. De esa forma, tras los Juegos de Sídney, consiguió una entrevista con ella durante la competición. Cinco años después de conocerse, la pareja reafirmó su amor en el altar para consagrarse como marido y mujer.

Tras cuatro años casados nació su hijo, Nano. Tras ese nacimiento, la deportista tuvo que lidiar con compaginar su vida profesional con su vida personal, y como se puede probar, no le ha ido para nada mal. Es una luchadora desde bien joven que nunca se ha rendido y que ha sabido adaptarse para ser feliz y entrenar duro para alzarse junto a las más importantes leyendas de la natación olímpica.