La historia de superación de Carmen Giménez, la paralímpica española que quedó en silla de ruedas tras una brutal agresión de su expareja

En la historia de la paratleta sobresale su espíritu de luchar y salir adelante a pesar de todas las adversidades sufridas

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Carmen Giménez. (Fundación Adecco)
Carmen Giménez. (Fundación Adecco)

El mundo del deporte está lleno de historias de éxito brillante en las que se muestra solo la cara del vencedor y su felicidad, pero no la cruda realidad o las historias trágicas que a menudo hay detrás. Al igual que en todo campo, el deporte también consiste en problemas y sufrimientos a los que hay que anteponerse. Ese ha sido el modo de vida de Carmen Giménez, una mujer de 34 años que ha tenido que ver cómo la vida le asestaba varios golpes. La atleta paralímpica española ha pasado por momentos muy duros a lo largo de sus años, entre los que destacan maltratos, abusos y agresiones de diferentes personas, que acabaron por causarle una lesión medular.

Sin embargo, Carmen ha demostrado ser una luchadora que a pesar de todas las dificultades presentes ha sabido sobreponerse y salir adelante. De forma valiente supo contar su situación, aunque no siempre ha tenido éxito a nivel judicial. Ahora, la atleta paralímpica disfruta de la vida junto a su familia y junto al deporte, que desde hace años forma parte inseparable de su día a día.

Su expareja la tiró por la terraza

La historia de Carmen comienza allá por el 2010, cuando su pareja de por aquel entonces la maltrataba. Un día, lanzó a Carmen tres pisos abajo por la terraza, con la consecuencia de una lesión grave de médula que le ha dejado marcada de por vida, en una silla de ruedas.

Carmen compartió en una entrevista con La Sexta cómo ocurrieron todos los hechos aquel fatídico día. Durante sus declaraciones, acusa también que aunque en ese momento el daño fue físico, la herida moral y mental que sufría también era persistente y dura. “Era más la parte psicológica, personal y emocional que la física”, explica la víctima de la agresión en el 2010. “Yo sabía que algo iba a pasar”, añade.

Sara Andrés, atleta paralímpica especializada en velocidad y salto de longitud.

Ella se encontraba en la segunda planta del dúplex en el que ambos residían, mientras que él estaba enfurecido y tiraba cosas por los suelos. Fruto del miedo existente en ese momento, Carmen decidió bajar y buscar refugio. “Bajé y me encerré en el baño”, detalla la paratleta. “Oí perfectamente que bajaba e intentó abrir la puerta”, sigue la protagonista en su narración de ese momento de miedo que sufrió hace 14 años.

El agresor, ante la negativa de poder entrar al baño, decidió engañar a Carmen y simuló que se marchaba de casa. “Oí las llaves previamente e interpreté que se había ido”, argumenta. Sin embargo, todo había sido un engaño de él para hacer que saliera del baño. “Abrí la puerta y me lo encontré de frente”, afirma Carmen, que finalmente pronunciaría la última frase que recuerda de ese día enunciada por su pareja: “Tú hoy no vas a ir a trabajar, hay gente que sí”.

Tras esas palabras, se produjo la agresión que dejó a Carmen en su estado actual, pero que no ha limitado su vida para realizar grandes logros.

Carmen Giménez en una carrera. (Carmen Giménez/X)
Carmen Giménez en una carrera. (Carmen Giménez/X)

Un segundo maltrato, perdió a dos hijos y se hizo deportista de élite

La vida volvió a poner en el camino de Carmen más piedras que tuvo que volver a sacar de su camino. Tras ese accidente, la joven volvió a rehacer su vida con otra pareja con la que tuvo su primera hija: Ana. Sin embargo, fue víctima de la pérdida de su segundo hijo a las 12 semanas de gestación y de un tercero prematuro a las pocas horas de nacer: Bruno. Más adelante, en el 2019 tuvo a su segunda hija: Valentina.

Tras ese nacimiento, Carmen comenzó a buscar entrenadores para seguir su preparación deportiva. Tras encontrar a su nuevo entrenador, Roberto Álvarez, se consagró como campeona en 5.000, 1.500, 800, 200 y 100 metros. Además, su entrenador se convertiría más adelante en su compañero de vida. Un acompañante que acabó por convertirse en otra pesadilla para ella: iba a pasar a maltratarla, menospreciarla, controlarla e incluso intimidarla, tal y como ha publicado El País.

A mediados de ese verano, la deportista y su abogada acudieron a la justicia y a las federaciones deportivas para acabar de una vez con esos tratos y buscar un castigo por ellos. Con la denuncia a la Real Federación Española de Atletismo (RFEA), en la que se encuentra Álvarez, y a la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física (FEDDF), en la que está Carmen, el presunto agresor quedó cautelarmente suspendido de su licencia para entrenar a la espera de una sentencia firme del juez encargado.

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