La desigualdad en el deporte sigue estando a la orden del día, especialmente lo relacionado con los salarios y los premios. Sin embargo, esto no es solo una problemática dentro del fútbol. Aryna Sabalenka, actual número dos del mundo, se convirtió en la nueva ganadora del Masters 1000 de Cincinnati.
La bielorrusa se impuso a Jessica Pegula en la final y logró sumar los 1.000 puntos que aporta el torneo al ranking de la WTA. No obstante, no pasó desapercibida la diferencia que existe entre el premio que recibe el ganador masculino y la femenina. La tenista tachó de “injusta” esta situación. Sabalenka obtuvo un total de 805.198 dólares. Mientras tanto, Jannik Sinner, el vencedor de la categoría de hombres, se marchó de Estados Unidos con 1.049.460 dólares en el bolsillo.
“Desde el punto de vista de la televisión, desde la venta de entradas, desde todos los puntos de vista, es injusto”, declaró la deportista a The Guardian. “Por supuesto, los hombres siempre serán físicamente más fuertes que las mujeres, pero eso no significa que no trabajemos tan duro como ellas. Las mujeres merecen que se les pague la misma cantidad de dinero que a los hombres”, recalcó.
Pese a todo, la deportista no siempre está acertada. En el mes de abril, durante el Mutua Madrid Open, la tenista confesó: “Prefiero ver tenis masculino antes que tenis femenino, siento que hay más lógica y es más interesante de ver”.
Unos días más tarde, la misma Sabalenka explicó en zona que mixta a qué se refería con sus palabras. “No quise hacer daño al tenis femenino, hay muchos grandes partidos. No me gusta verlo porque juego contra todas ellas, y únicamente quiero cambiar de perspectiva”, confesó.
En su paso por el medio británico, la jugadora no ha querido olvidarse de alguna de sus compañeras en el circuito. Desde Rybakina o Coco Gauff a la española Paula Badosa, la bielorrusa ha asegurado: “Creo que es algo genial para el tenis femenino, tener varios grandes nombres que siempre llegan a las últimas etapas del torneo; ver esta consistencia”.
No todos son iguales
Esta situación se repite en otros torneos, como en el Masters 1000 de Roma. Los hombres optaban a 963.225 euros, mientras que las tenistas iban a recibir 699.690 euros, en caso de ganar. Esto no ocurre en los cuatro Grand Slam de la temporada, donde se reparte la misma cantidad en ambos circuitos, tanto en la modalidad individual como en dobles.
El primer gran torneo en sumarse a la paridad económica fue el US Open en 1973. En 2001, el Abierto de Australia siguió esta tendencia. Hubo que esperar hasta 2006 para que Roland Garros aceptara pagar la misma cantidad, y a 2007 para que se sumara Wimbledon.
La Asociación de Tenis Femenino (WTA) anunció en 2023 que estaba trabajando para lograr la plena equidad salarial. Sin embargo, esta labor va para largo. Todo apunta a que no habrá una igualdad real en todos los premios económicos hasta 2033. Un poco antes llegaría a los torneos de ATP-WTA 1000 y 500, donde se podría lograr para 2027.