El Real Madrid patina en Son Moix y no consigue pasar del empate ante el Mallorca

El club blanco comenzaba el partido por delante en el marcador gracias a un tanto de Rodrygo, pero Muriqi ha puesto el gol del empate y el marcador no ha vuelto a moverse

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El centrocampista del Real Madrid Aurelien Tchouameni persigue a Vedat Muriqi, del RCD Mallorca (EFE/CATI CLADERA)
El centrocampista del Real Madrid Aurelien Tchouameni persigue a Vedat Muriqi, del RCD Mallorca (EFE/CATI CLADERA)

Incluso los mejores tienen días grises, los héroes fallan; a las estrellas se les apaga el brillo. El Real Madrid aterrizaba en Mallorca como ese equipo que aspira a todo, pero que no quiere oír hablar de septetes, como aseguraba Carlo Ancelotti. Llegaban todavía con la resaca del título de la Supercopa y con la moral por las nubes y en Son Moix les han bajado los humos y les han dado toque de humildad. Los de Carlo Ancelotti han comenzado por delante en el marcador tras un impecable gol de Rodrygo para reivindicar su papel en el equipo. La alegría duró, pero no lo suficiente. En el 53, aparecía el pirata Muriqi para poner el partido en tablas y hacer soñar a los suyos con la victoria. No pudo ser, pero sí el reparto de puntos. 1-1 en el marcador en un inicio de liga gris para los blancos.

Nada más pisar Son Moix, los locales les han dejado claro que en cuanto sonara el pitido inicial, ese trato de cortesía al campeón de la Supercopa, ese pasillo, se esfumaría para dar paso a lo que realmente iba a ser el encuentro: un camino arduo y complicado. Incluso los minutos iniciales se han teñido de blanco para confundir todavía más a los visitantes. El gol de Rodrygo subía al marcador. Los blancos daban un recital en ataque para estrenar su nuevo dream team, la VMR (Vinicius, Mbappé, Rodrygo), a la par que el once de los blancos daba un golpe en la mesa y reivindicaba su papel en el equipo.

El dúo brasileño ha entrado en acción para bailar con el balón en los pies. Vinicius se hacía con la bola en el área y con un sutil toque de tacón daba paso a la entrada en escena de Rodrygo que ha enfilado el centro del área y para mandar el balón al palo largo del partido. Ahí donde Greif no podía llegar por mucho que se estirara, que lo ha hecho. El Real Madrid ya estaba por delante en el marcador. El camino hacia la victoria estaba enfilado.

El jugador del Real Madrid Rodrygo celebrando un gol (REUTERS/Nacho Doce)
El jugador del Real Madrid Rodrygo celebrando un gol (REUTERS/Nacho Doce)

La sintonía, el ritmo, la melodía eran blancas. Los blancos se sentían cómodos y eso se notaba, en especial en el ataque. La grada pitaba a Vinicius cada vez que este cogía el balón, pero nada podía hacer despertar al Madrid, nada le ha servido de aviso de lo que se avecinaba. Tan confiado se ha sentido que no ha prestado atención a las embestidas que estaba protagonizando el Mallorca.

A medida que se iba acercando el descanso, la dinámica del partido comenzaba a cambiar. El Real Madrid se ha ido acomodando en una ajustada ventaja que solo ellos han interpretado como terreno seguro. Con el 0-1 en el marcador, los 22 jugadores han enfilado el túnel de vestuarios; para reanudar después el partido con una música diferente. Los de Ancelotti ya no olían la bola, Vinicius se encerraba en su guerra con Mafeo, Mbappé desaparecía todavía más del partido (aunque en ningún momento se le vio) y el pirata entraba en escena. En el minuto 53, ha clavado la bandera de la calavera para poner el partido en tablas gracias a un impecable centro de Dani Rodríguez. Ya con el parche puesto en el ojo, los bermellones han comenzado el saqueo.

El delantero kosovar del RCD Mallorca Vedat Muriqi celebra su gol ante el Real Madrid (EFE/CATI CLADERA)
El delantero kosovar del RCD Mallorca Vedat Muriqi celebra su gol ante el Real Madrid (EFE/CATI CLADERA)

Bandera pirata en Son Moix

Muriqi ha tomado el timón del barco para echarse a su equipo a la espalda e iniciar el asedio contra la portería de Courtois, que trataba de achicar agua como fuera. Ocasión tras ocasión el Mallorca se acercaba al gol, las ocasiones de peligro se sucedían, mientras el Real Madrid ponía un ritmo templado cada vez que cogía el balón. Tras la salida del pirata del terreno de juego han sido otros tripulantes los que han asumido su papel. Antonio Sánchez ha tenido varias que han acabado marchándose por línea de fondo. Larin ha desbordado a Militao por el lado izquierdo y Mojica ha activado sus piernas titánicas para sprintar hasta en los últimos minutos del encuentro.

Y entonces el Madrid despertaba. El partido entraba en un tira y afloja. Ocasiones blancas por ocasiones bermellonas. Rodrygo, por Antonio Sánchez. El encuentro estaba justo en ese punto en el que todo puede pasar, el marcador puede caer para cualquier conjunto. Pero los minutos pasaban sin que el balón rebasara la línea de ninguna de las dos porterías. Los técnicos agitaban los banquillos, movían el avispero y sacaban a la artillería pesada, pero nada resultaba efectivo. Finalmente, llegaba el pitido final. Reparto del botín para el Real Madrid y el Mallorca. Reparto de los puntos en un inicio liguero gris para los blancos, que se quedan a medias en Son Moix, incapaces de pasar de un empate.

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