Hace una semana, Carolina Marín protagonizó uno de los momentos más desgarradores de todos los Juegos Olímpicos de París. Fue durante el partido de semifinales, las sensaciones eran buenas, la española estaba disfrutando de la competición, había conseguido superar a sus adversarias sin demasiados problemas y se encontraba por delante en el marcador ante la China He Bingjiao. El partido estaba medio de cara para Marín y entonces un mal gesto, un mal movimiento de la rodilla y la onubense se fue al suelo. Los peores presagios pasaron por su mente y por la de todos los espectadores que la miraban con el corazón en vilo esperando que no fuera nada más que un susto, pero no: rotura del ligamento cruzado.
“El bádminton es un deporte muy exigente para la rodilla porque en cada partido hay entre 50 y 60 saltos y 200 o 300 cambios de dirección. Por eso, la rotura de ligamento cruzado es una lesión relativamente frecuente”, asegura Álvaro Arriaza, traumatólogo en el Instituto Médico Arriaza, a Infobae España. Respecto a la posible vuelta a la competición de Carolina, Arriaza detalla: “Después de una cirugía, de una reconstrucción del cruzado, con una buena rehabilitación, readaptación y recuperación, en torno al 60% de los casos hay una vuelta al deporte de alto nivel. Esto puede bajar hasta un 40%, en caso de una segunda lesión, pero a la hora de una tercera cirugía, yo no conozco ningún caso en bádminton”.
Esta es la tercera vez que Carolina Marín se rompe el cruzado. La primera vez que se rompió el cruzado fue en el año 2019 de la rodilla derecha. Dos años más tarde y justo unos meses antes de viajar a Tokio para disputar los Juegos Olímpicos, la deportista española se rompió por segunda vez el ligamento cruzado, esta vez en la rodilla izquierda. Ahora, tres años después sus peores presagios han vuelto a producirse con una tercera rotura. Nunca nadie ha vuelto al alto nivel, que Arriaza recuerde; lo que no quita, precisa, que se pueda dar, aunque sí matiza que sería algo “muy excepcional”.
Este profesional considera que hay varios factores que influyen a la hora de volver al alto nivel: “La primera es el miedo, eso es lo más determinante. Bajar un 5% tus prestaciones deportivas y tu rendimiento a ese nivel de la competición por miedo significa que te pasen por el lado mogollón de competidores y que pases de estar peleando por el número uno a estar peleando por el número 80. Ese 5% de ir con cuidado no te lo puedes permitir”. Arriaza asegura que ese miedo es “una de las mayores limitaciones para la vuelta al deporte de ese nivel”. No importa que la cirugía esté bien hecha y la recuperación haya sido buena, si el miedo no desaparece. “Después de una tercera lesión, conseguir que la cabeza vuelva a funcionar igual y deje de pensar en la rodilla y se atreva a ir con todo, se va volviendo más difícil”, considera este profesional.
Arriza también detalla a este medio que uno de los factores de riesgo para tener una rotura de cruzado es haber tenido otra. “Según las estadísticas, uno de cada cinco pacientes que ha tenido una lesión de ligamento cruzado va a tener otra, bien en la misma rodilla o bien en la contraria si vuelven al mismo deporte que practicaban”, destaca. Además, añade que otro factor a tener en cuenta en el caso de Carolina ya no solo es que le haya pasado por tercera vez, sino que las mujeres también tienen más probabilidades de romperse el cruzado. Una cuestión que aumenta aún más el riesgo de que se le pudiera volver a romper.
¿En algún momento, Carolina Marín debería parar para evitar un mal mayor? “Una lesión de cruzado por sí mismo no impide que puedas volver a practicar o competir en un deporte. Es verdad que cada vez que salta se pone en riesgo porque por el camino se han ido dañando cosas como meniscos, cartílagos... Pero muchas veces el límite no es tanto físico”, considera. Y añade: “No hay un momento para decir hasta aquí. El momento casi siempre lo dice la cabeza”. El proceso de recuperación de una rotura de ligamento es muy largo y, en el caso de Carolina, ya tuvo que hacer un esfuerzo y renunciar a Tokio, porque acaba de romperse el cruzado. “Al final es un sacrificio personal muy grande a nivel de tiempo, pero también a nivel de esfuerzo y de trabajo y muy duro mentalmente sobreponerte a ello. Muchas veces es esa sensación de frustración y de que ya no me merece la pena este esfuerzo porque no voy a ser capaz de hacerlo disfrutándolo, porque voy a hacerlo con miedo, lo que te hace parar”.
El mundo del bádminton y Carolina Marín
Álvaro Arriaza no solo conoce lo que supone esta lesión para Carolina Marín a nivel médico, sino también como deportista. Él ha competido en bádminton durante mucho tiempo y afirma que lo que le ha pasado a la deportista española es “una putada muy grande” porque “Carolina ha puesto el bádminton en la vida de los españoles que antes no existía”. “Los que jugábamos a bádminton éramos algo raro y desde Carolina eso ha cobrado una imagen y le ha dado entidad. Le ha dado de alguna manera una realidad dentro del mundo en que vivimos y para nosotros. Estamos muy orgullosos de ella y muy agradecidos a ella y a la vez nos da mucha pena que haya pasado esto. Nos tiene a todos muy afectados”, asegura.
Si Carolina Marín volverá a competir al más alto nivel es todavía un misterio y saber si estará en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 también. Ahora afronta un largo camino de recuperación que ya conoce, ya sabe lo que es. Se ha enfrentado a él en dos ocasiones antes. El resto vendrá con el tiempo. “La vida sigue y yo seguiré buscando mis sueños”, escribió Carolina en una carta tras su lesión. Todo está abierto, tomará una decisión cuando crea conveniente, mientras los españoles sueñan con volver a verla en una cita olímpica colgándose una medalla.