Una velocista jamaicana se cuelga el bronce 24 años después de disputar la carrera, tras la descalificación de Marion Jones por dopaje

Beverly McDonald acabó en cuarta posición y se quedó tan solo a siete centésimas de subir al podio

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La velocista jamaicana Beverly McDonald (REUTERS/Louisa Gouliamaki)
La velocista jamaicana Beverly McDonald (REUTERS/Louisa Gouliamaki)

24 años después se cuelga la medalla. Beverly McDonald, atleta jamaicana de 54 años, ha recibido su medalla de bronce en los 200 metros de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 en una ceremonia realizada este viernes en los jardines de Trocadero en París. Se trata de una medalla olímpica reasignadas debido al caso de dopaje por parte de una de las ganadora. McDonald, que había terminado en cuarta posición, subió al podio después de una espera de 24 años desde que se llevara a cabo la carrera.

Marion Jones fue la ganadora de la medalla de oro en los 200m, pero en 2007 admitió haber utilizado sustancias ilegales para mejorar su rendimiento. Esta confesión fue acompañada de la devolución de sus cinco medallas olímpicas, tres de oro y dos de bronce, al Comité Olímpico Internacional (COI). Como resultado, se reestructuró el podio, otorgando a McDonald la medalla de bronce que originalmente no había conseguido por apenas siete centésimas.

Tan solo 17 años después de la confesión de Jones, McDonald recibió su medalla. La reasignación de preseas a otros ocho atletas también tuvo lugar en esta ceremonia especial organizada en París, demostrando el compromiso del COI en mantener un deporte limpio y justo. Para McDonald, la medalla de bronce es un complemento a su exitosa carrera. Además del bronce en Sídney 2000, McDonald ya había ganado una medalla de oro en el relevo 4x100 metros en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y una de plata en la misma prueba en los Juegos de Sídney 2000. También ostenta el título de campeona mundial en el relevo 4x100 obtenido en Tokio en 1991.

La ceremonia de París no solo honró la perseverancia y los logros de estos atletas, sino que también subrayó la relevancia de las iniciativas antidopaje en el entorno olímpico. La entrega de estas medallas perdidas a los atletas que realmente las merecían conforma una declaración a favor del juego limpio y la integridad deportiva. De las preseas devueltas por Marion Jones, la que fue otorgada a McDonald parece simbolizar particularmente la paciencia y la esperanza. Aunque han transcurrido más de dos décadas desde la famosa carrera, el reconocimiento finalmente llegó.

La lucha del COI contra el dopaje

El compromiso del COI en rectificar los errores del pasado y enaltecer a los verdaderos ganadores ha resonado en el mundo del deporte. La ceremonia en París tuvo un significado profundo para Beverly McDonald y para los otros ocho atletas que finalmente vieron sus esfuerzos recompensados de manera justa. La atleta jamaicana no solo celebra su bronce tardío, sino que también se convierte en un símbolo de la lucha constante por la justicia en el deporte. Esta medalla de bronce, aunque obtenida con dos décadas de retraso, representa la culminación de años de esfuerzo y dedicación, y la reivindicación de un atleta que siempre compitió con honor.

McDonald ha declarado que este reconocimiento es un momento culminante en su carrera y una lección sobre la importancia de la paciencia y la integridad. La ceremonia en los jardines de Trocadero en París fue un tributo a la verdadera excelencia deportiva y un recordatorio de que el juego limpio siempre prevalecerá. La entrega de la medalla de bronce a Beverly McDonald reafirma la idea de que, a pesar de los desafíos y las injusticias temporales, la verdad y el mérito auténtico siempre encuentran su lugar.

Entrevista a Antía Jácome, piragüista clasificada para los Juegos Olímpicos de París 2024.
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