Lyon no quiso ver brillar a España. Tras elevar la copa del mundo al cielo de Sídney y repetir el gesto en Sevilla con el trofeo de la Nations League, querían una tercera hazaña en Francia con los Juegos Olímpicos. Desde el primer momento, el sentir era que la selección española distaba mucho de esa que hace un año se coronaba como campeona del mundo, pero nadie se atrevía a decirlo. Partido tras partido, las de Montse Tomé han ido superando los encuentros por la mínima, hasta que Brasil frenó su avance a la final. Todavía podían acceder al podio con el bronce si conseguían superar a Alemania. No pudo ser. Con un penalti de Gwinn y la parada de Berger al penalti de Alexia, Alemania certificaba la victoria y truncaban los sueños españoles de conseguir la medalla olímpica.
Las jugadoras llegaban al encuentro con intención de redimirse, de demostrar que todavía podían subir al podio después del desastre que fue el partido ante Brasil. Ni el once de Montse Tomé, quien eligió un mal momento para innovaciones, ni las jugadoras sobre el verde mostraron el juego, estilo y ritmo al que nos tienen acostumbrados. Las futbolistas de la selección brasileña fueron dueñas y señoras del partido mientras las españolas miraban impotentes el juego de sus rivales y mientras Alexia Putellas se desesperaba en el banquillo y los aficionados en las gradas y en casa. Dejar a una de las mejores jugadoras del mundo fuera del once en un partido en el que se decide el pase a la final le costó las críticas de muchos espectadores. Nadie entendía la estrategia y esa decisión pasó factura en el verde.
Laia Aleixandri, Patri Guijarro y Athenea del Castillo fueron las otras que quedaron en el banquillo. Tras las críticas de Jenni Hermoso por la falta de minutos desde que comenzó la competición olímpica, esta vez, Tomé decidió ponerla en el once inicial. Pero nada fue efectivo para poder detener las embestidas brasileñas y la fiesta que vivieron. El resultado (4-2) no es prueba de lo que se vivió en ese encuentro. Con sabor agridulce, encaraban el partido ante Alemania en busca de conseguir, aunque fuera, un tercer puesto, y colgarse la medalla de bronce. Querían poner la guinda a un año sin réplicas: Mundial, Nations League y ¿medalla olímpica?
Una vez más el once suscitaba, como mínimo, dudas. Mariona Caldentey y Olga Carmona en el banquillo, dos de los pilares de la selección tanto en ataque como en defensa. La primera mitad ha sido plana para ambos equipos. Puede que por nervios, puede que porque no se encontraban, pero ninguno de los dos conjuntos ha hecho algo más por ponerse por delante en el marcador durante los primeros 45 minutos. Y así ha sonado el pitido que indicaba el descanso para que las jugadoras enfilaran el túnel de vestuarios y escuchar la charla de sus entrenadores.
A los pocos minutos de comenzar la segunda mitad, en el 64, la colegiada señalaba un penalti para Alemania, que Gwinn no fallaba y mandaba al fondo de la red de la portería de Cata Coll. Con 0-1 por debajo en el marcador, España necesitaba tirar de esencia, tirar experiencia y sacar ese “algo” que las hizo campeonas del mundo. En la siguiente jugada, las alemanas tenía en sus pies el segundo gol, pero la guardameta española se ha marcado un Casillas en la final del Mundial en el mano a mano ante Robben, y ha detenido un disparo que todos veían dentro.
La heroína de Alemania
Todavía era posible. Todavía se podía lograr. Quedaba tiempo de sobra para ello. Tomé ha puesto sobre el verde a Olga Carmona, Mariona Caldentey, Patri Guijarro y Laura García. España se iba al ataque. Las ocasiones se han sucedido, ninguna clara y los minutos empezaban a acabarse. Y así con entrados en los últimos segundo, han señalado un penalti a favor de las españolas. Ahí estaba el milagro. Mariona, especialista en penaltis, cogía el balón, pero era Alexia quien colocaba el balón. Sería ella quien lo tirara. Berger ha aparecido como un ángel caído del cielo para vestirse de heroína y detener el disparo. Final del partido y adiós a la medalla olímpica para España.
Era el sueño de las jugadoras. Tras un año lleno de cambios y enturbiado por el beso no consentido de Luis Rubiales, expresidente de la Federación española de fútbol, a Jenni Hermoso, necesitaban esta gesta, necesitaban una nueva victoria. No ha podido ser, esta vez se vuelven a España con las manos vacías para seguir avanzando y pensar en el siguiente reto.