La aventura de ‘Nadalcaraz’ en los Juegos Olímpicos llega a su fin: los estadounidenses les mandan a casa

Los peores presagios se han producido. Rafa Nadal y Carlos Alcaraz, Nadalcaraz, como se les conoce; dicen adiós a los dobles de la competición olímpica. El dream team español no ha sido capaz de hacer frente a los estadounidenses, a sus rivales. No han sido capaces de dominar el encuentro, sino todo lo contrario, les ha dominado a ellos. Una historia amarga con sabor a despedida para Nadal, y agridulce para Alcaraz, que debutaba con su ídolo pero no con el resultado que le habría gustado. Los Juegos Olímpicos han dado una triste y prematura despedida a toda una leyenda de la competición, ese que ha conseguido dos oros para España, ese que ha deleitado a los aficionados con su tenis. Rafa Nadal dice adiós a la competición de los anillos para siempre.

El partido llegaba con tan solo un día de diferencia desde que concluyera el anterior. Sin descanso, sin recuperación. Pero con las ganas y la ilusión de conseguir medalla. Rafa estaba dispuesto a todo con tal se mantenerse vivo en la competición, tirar de las fuerzas incluso cuando no las hubiera y tirar de Carlitos incluso cuando este se desconecta del partido y cuando los ánimos ya no le acompañan. Nadal quería su última medalla, quería despedirse por todo lo alto.

Como ya es habitual en él, Rafa ha saltado a pista con semblante serio y Alcaraz imitando a su ídolo. Camiseta roja y raqueta en mano, han comenzado el partido. Puede que fuera el cansancio, que Austin Krajicek y Rajeev Ram tenían el día o que los españoles no estaban finos, pero desde el primer momento el sentir era que el partido sería complicado para Rafa y Carlitos. Tal ha sido la situación, que han arrancado el encuentro perdiendo el servicio. Con 2-4 en el marcador les han vuelto a romper el saque para sentenciar el primer set. Era necesaria una remontada para continuar en la competición.

El segundo set ha comenzado diferente al primero, más igualado, ajustado. Parecía que la pareja española había despertado, al menos para poner en tablas el partido. Con un 3-3 en el marcador, los estadounidenses han metido una marcha más para tratar de sentenciar el partido y poner dos juegos por delante (3-5). Los peores presagios comenzaban a inundar la mente de los presentes en la Philippe Chatrier y de los espectadores, que han seguido el partido a través de la pantalla. La mejor pareja de dobles (al menos en números) de siempre estaba a punto de caer eliminada.

Con la grada totalmente descontrolada, sin escuchar las súplicas de silencio de la juez de silla, Rafa y Carlitos, Nadal y Alcaraz; Nadalcaraz ha buscado el milagro, han buscado una última hazaña histórica, un último movimiento que les permitiera seguir bailando. En un juego de infarto, los españoles han conseguido reducir la ventaja con los estadounidenses. 4-5 en el marcador. Era posible. Tenía que serlo. La grada confiaba en ellos y se lo ha demostrado; en casa confiaban en ellos.

Pero no pudo ser. En unos puntos que parecían eternos. Unos puntos que han conseguido encoger el corazón incluso de los menos positivos que daban el partido por sentenciado. Unos puntos que han hecho soñar a todo un país hasta el último momento. Unos puntos que han acabado subiendo al marcador de Austin Krajicek y Rajeev Ram para certificar su victoria y la derrota de los españoles. La aventura de Nadalcaraz llega a su fin.

El sentir es agridulce para los españoles, que han podido ver a un Nadal disfrutar, a un Nadal competir al más alto nivel con expectativas de llevárselo todo. Un Rafa predispuesto a la gloria. España ha podido disfrutar de ese último baile del de Manacor en una competición olímpica, pero sin el oro. Los más románticos y, por qué no, también los que no lo son, pensarían que el tenis devolvería a Rafa, todo lo que Rafa ha dado tenis. Pero no ha sido así. Nadal se marcha para siempre de los Juegos Olímpicos sin medalla, pero con la satisfacción de haber podido despedirse de la competición en la pista. ¡Adiós, Rafa!