Kosovo, un país pequeño y no reconocido por muchas naciones -como la propia España- es una región que solamente sabe ganar oros olímpicos. El país del suroeste de Europa, perteneciente a la península balcánica, ha participado en las dos últimas ediciones de los Juegos Olímpicos y solo ha sido capaz de obtener oros olímpicos, en específico, tres. Si gana medalla, siempre es de oro. Y ahora, en París, habrá que ver si la historia les sonríe de nuevo y vuelven a colgarse, de conseguir optar a metal, más medallas de oro. Es un hito en una competencia en la que hay decenas de países similares, muy pequeños, que nunca han conseguido subirse a un podio olímpico.
Todas las medallas que posee el país de Kosovo han venido del lado del arte marcial. Así, el Judo es el gran aliado de Kosovo a la hora de colgarse medallas de oro en competición olímpica. Además, todas ellas han venido por parte del deporte femenino, por mujeres que han visto cumplido el sueño de todo deportista, de todo judoca: hacerse con el escalón más alto de los Juegos Olímpicos. La semilla de todos sus éxitos se debe también al trabajo que ha hecho Driton Kuka, el preparador. Su labor ha conseguido crear una buena fortaleza en el mundo del judo kosovar hasta llegar a ser un país en crecimiento y de formación de buenos judocas.
La primera medalla llegó en Río 2016, de la mano de Majlinda Kelmendi. La deportista kosovar consiguió entrar en el olimpo de las judocas el 7 de agosto de 2016, en una competición perfecta por su parte. Compitió en la categoría de menos de 52 kilos, en la que tuvo que derrotar a una gran peleadora en ese peso: la italiana Odette Giuffrida.
Tres años más tarde, en los segundos juegos de la historia de Kosovo, los de Tokio, llegarían las dos próximas medallas olímpicas. Así, Distria Krasniqi se alzó en Tokio 2021 con la segunda medalla olímpica de oro de la historia de Kosovo en su categoría. Aunque su máximo logro llegó en la categoría de menos de 48 kilos (actualmente compite en menos de 52). Distria es una competidora con buena regularidad de medallas en los distintos campeonatos mundiales, europeos y de Grand Slam, y eso la hizo alzarse con el máximo honor que el deporte puede darte: ser campeón olímpico.
Por último, hasta el día de hoy y con París al acecho, está Nora Gjakova. La judoca de menos de 57 kilos también quiso sumar otra medalla de oro en Tokio, y así lo hizo. Su competición fue de mucho nivel, e incluso podríamos decir que estuvo imparable en esos momentos. En su camino se topó en la final con la francesa Sarah-Leonie Cysique, a la que negó la doble corona de oro mixto por equipos y oro individual.