Los cinco mejores encendidos del pebetero en el acto de inauguración de los Juegos Olímpicos

Este viernes tendrá lugar el acto de inauguración de la competición olímpica, aunque todavía no se cómo será el encendido del pebetero, un momento que ha dejado grandes recuerdos en ediciones pasadas

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El campeón francés de BMX Matthias Dandois sostiene la antorcha olímpica frente a la Torre Eiffel (AP Foto/Louise Delmotte)
El campeón francés de BMX Matthias Dandois sostiene la antorcha olímpica frente a la Torre Eiffel (AP Foto/Louise Delmotte)

Uno de los momentos más importantes y emocionantes que se vivirán este viernes durante la ceremonia inaugural es el encendido del pebetero, es decir, el encendido de la llama olímpica. Una tradición que ha estado presente en todas las ediciones de los Juegos Olímpicos que se han celebrado y que tiene su origen en Grecia. Este es uno de los secretos mejor guardados del país anfitrión y que da pie a la sorpresa e innovación. El encendido de la llama ha dejado ediciones históricas que serán recordadas por todos los aficionados al deportes y los no tan forofos. Se trata de un acto emocionante para dar comienzo a la competición internacional, la que enfrenta a los mejores atletas del planeta.

El pasado 16 de abril se llevó a cabo el encendido de la llama en Olimpia, en Grecia; y casi un mes después, el 8 de mayo, llegaba a Marsella, en Francia, el país anfitrión. A partir de ese momento, la llama ha ido recorriendo el país francés en su camino hasta París. 68 días y 65 territorios han hecho falta para que llegara a la capital francesa, así como 10.000 relevistas, quienes han portado la antorcha en su camino a París. A su llegada se llevará a cabo el acto de encendido, un hecho que ha dejado momento para el recuerdo en anteriores ediciones.

Pekín 2008

Durante esta edición, la organización decidió situar el pebetero en los alto de una gran torre dentro del Estadio Olímpico. Para poder llevar a cabo el encendido, la antorcha fue pasando por distintos deportistas hasta llegar al gimnasta Li Ning, a quien colgaron de dos cuerdas y elevaron a lo alto del estadio. Fue recorriendo todo el campo levitando hasta llegar donde se encontraba el pebetero.

Atenas 2004

En Atenas, la cuna de los Juegos Olímpicos, las expectativas eran altas sobre cómo sería el encendido de la llama olímpica y lo cierto es que no defraudó. Varios atletas recorrieron el estadio olímpico, que hacía de escenario para el acto de inauguración, pasándose la antorcha hasta llegar al último atleta. Este recorrió los últimos metros y mientras subía las escaleras que le acercaban al pebetero, este iba bajando para ponerse a su alcance. Tras encenderse volvió a elevarse hasta adquirir una posición vertical e iluminar toda la capital griega.

Sídney 2000

En Sídney incluso desafiaron los elementos y realizaron el encendido en una superficie repleta de agua. El prendido se llevó a cabo mientras el agua caía alrededor para después elevarse hasta la estructura en la que se instalaría. Un nuevo encendido que será recordado a lo largo de la historia y que impresionó a los allí presentes y a los espectadores que lo observaban desde las pantallas de la televisión.

Atlanta 1996

En 1996, con Atlanta como anfitriona, decidieron impresionar a todos no solo con el encendido sino como con la personas encargada de dicho cometido, Muhammad Ali. El boxeador encendió una pequeña estructura que, tras comenzar a arder, empezó a ascender hasta lo alto del pebetero para prenderlo e iluminar toda la ciudad.

El  madrileño Antonio Rebollo lanza la flecha con la llama olímpica que encenderá el pebetero durante  la ceremonia inaugural de la XXV olimpiada de Barcelona en 1992 (EFE)
El madrileño Antonio Rebollo lanza la flecha con la llama olímpica que encenderá el pebetero durante la ceremonia inaugural de la XXV olimpiada de Barcelona en 1992 (EFE)

Barcelona 1992

En 1992, España fue la anfitriona y como tal tuvo que gestionar el acto de encendido del pebetero. Después de que la antorcha recorriera todo el país pasando de mano en mano, entró en el estadio olímpico de la mano de Epi, quien antorcha en mano, llevó la llama hasta donde se encontraba el arquero español Antonio Rebollo para encender la flecha que este dispararía. Sin embargo, como en los ensayos no había acertado al pebetero para encenderlo con la flecha, urdieron un plan B: un encendido automático. La flecha ni se acercó a este, pero el pebetero sí se encendió para dar por inaugurados los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

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