La selección femenina de fútbol debuta en París: de ganar el Mundial y el beso no consentido de Rubiales a Montse Tomé y el objetivo de los Juegos Olímpicos

España comienza este jueves su andanza en la competición frente a Japón. El combinado nacional buscará escribir su nombre en los libros de historia de los JJ.OO.

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Las jugadoras celebran el Mundial. (EFE)
Las jugadoras celebran el Mundial. (EFE)

La selección española de fútbol femenino llega a París dispuesta a seguir ampliando su hegemonía. Desde que conquistara el Mundial de Australia hace un año, España no ha dejado tocar la gloria en todas las competiciones que ha disputado, así como a nivel individual. Un camino en el que no han faltado los obstáculos que han hecho tambalear al conjunto nacional, que se ha sobrepuesto para encarar la cita olímpica, a la que llega como favorita y donde buscará colgarse la medalla de oro al cuello. Este jueves comienza su andanza en la competición frente a Japón: es el nuevo reto de España, que busca escribir su nombre en los libros de historia de los Juegos Olímpicos.

El 20 de agosto, la colegiada Tori Penso pitaba el final del partido entre España e Inglaterra. Un sonido que certificaba la hazaña más importante de siempre para el deporte femenino español: la selección de fútbol era campeona del mundo. El momento y la estrella movilizaron al país y dispararon a cotas máximas el interés por el fútbol femenino. Era la primera vez que la selección femenina ganaba un título y, encima, de tales magnitudes. Era difícil imaginar un escenario más propenso para impulsarlo, pero la gloria duró bien poco, exactamente los minutos que pasaron entre el silbato y la entrega de medallas.

En ese momento, el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, dio un beso no consentido a Jenni Hermoso que marcó un antes y un después tanto en el fútbol femenino como en la sociedad. A partir de ese momento, la gesta quedó eclipsada por una situación esperpéntica que dio la vuelta al mundo y terminó con Rubiales fuera de la presidencia de la RFEF y acusado de un delito de agresión sexual y otro de coacciones y con las jugadoras inmersas en una batalla por conseguir una Federación más justa.

La celebración rápidamente dio paso a comunicados de una y otra parte, a ataques y contraataques de Rubiales y a un sinfín de reuniones infructuosas. El ya expresidente se aferraba al cargo y las futbolistas defendían a su compañera. Hasta que Hermoso alzó la voz y señaló al dirigente. Entonces, Rubiales, sancionado primero por la FIFA, cayó. Y con él, el seleccionador Jorge Vilda, destituido por el nuevo presidente en funciones, Pedro Rocha, cercano a Rubiales, que escogió a Montse Tomé como nueva seleccionadora española.

El momento en el que Rubiales le da un beso a Jenni Hermoso sin su consentimiento. (Getty Images)
El momento en el que Rubiales le da un beso a Jenni Hermoso sin su consentimiento. (Getty Images)

La entrada de Tomé en el combinado nacional no fue especialmente brillante, sino todo lo contrario. Tras varias reuniones con la RFEF sin llegar a un acuerdo, las jugadoras emitieron un comunicado donde se negaban a vestir La Roja hasta que se produjeran cambios estructurales. Llegó entonces la primera intervención de Tomé ante la prensa, en la que hizo pública la lista de convocadas, y soltó la bomba. La seleccionadora incluyó a muchas de las futbolistas que se habían negado horas antes a acudir con la selección, entre ellas a Mapi León y Patri Guijarro, dos de las que rechazaron participar en el Mundial. Esa misma noche, las futbolistas reiteraron su rechazo a acudir a la concentración, pero la amenaza de sanción que sobrevolaba en el ambiente obligó a las internacionales a viajar a Valencia. Tomé ni siquiera había empezado y ya tenía a todo el grupo en contra.

Y entonces se produjo la ya famosa Cumbre de Oliva. Siete horas de reunión entre las jugadoras, la nueva seleccionadora y el entonces presidente del Consejo Superior de Deportes, Víctor Francos, concluyeron con un acuerdo sobre el desarrollo en igualdad salarial y calidad de infraestructuras. A partir de ese momento, La Roja comenzó a recuperar la sintonía y estrechar lazos con la nueva entrenadora.

Los jugadores de la selección española de fútbol han comparecido este lunes en una rueda de prensa de urgencia para mostrar su rechazo al comportamiento de Luis Rubiales, actualmente presidente suspendido de la RFEF por su beso a la delantera Jenni Hermoso. (Fuente: Europa Press/RFEF)

España, a punto para los Juegos Olímpicos

La victoria en la Nations League femenina fue la prueba de que la selección española no había perdido su esencia a pesar de lo que hubiera ocurrido fuera del césped. Las jugadoras eran las mismas, el balón rodaba y los éxitos llegaban. Este título les abría las puertas a los Juegos Olímpicos y les devolvía la confianza que se había tambaleado tras el caso Rubiales. Con ese aura de éxito, como vigentes campeonas del mundo y de la Nations League, acuden ahora a la cita olímpica dispuestas a colgarse, ya no solo una medalla, sino el oro al cuello. España busca de nuevo la gloria, esta vez en los Juegos Olímpicos.

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