Hace cuatro meses, Miguel Alvariño decidió dar un giro de 180 grados a su vida. A falta de unos meses para que se repartieran las plazas para acudir a los Juegos Olímpicos decidió renunciar a la cita parisina. El gallego había conseguido tanto la plaza individual como la de equipos mixtos, pero la situación se estaba tornando similar a la que vivió hace tres años durante los Juegos de Tokio cuando le dejaron fuera del equipo olímpico. “Pierdes un poco la motivación, por no decir que la pierdes bastante porque no depende de ti”, explica el deportista a Infobae España.
“Yo empecé de sorpresa ni sabía que existía el tiro con arco y mi primer entrenador, que era presidente del club, se pasó por el colegio y me dijo que se me daba bien y que si quería probar”, recuerda Alvariño. Al principio era un hobby para él, pero a poco a poco fue mejorando y quiso más. Probó suerte en campeonatos gallegos y después nacionales, hasta conseguir meterse en el equipo nacional, con quien fue a los JJOO de Río en el año 2016, y después entró en el top mundial. “Y así fui poco a poco hasta conseguir todo lo que me propuse”, asegura.
Tras Río, el siguiente objetivo en la lista eran los JJOO de Tokio, una competición que se retrasó un año por la pandemia del coronavirus. Para entonces, Miguel ya contaba con la plaza asegurada, “tenía un contrato y todo”, pero el covid-19 tiró por la borda todo y el reparto de plazas entre los españoles volvió a empezar y esta vez decidieron dejarle fuera del equipo que acudiría a la cita olímpica. Una situación que no quedó ahí, dado que el deportista denunció a la Federación. “Esta vez ya me olía que me iban a hacer la misma”.
“El problema está en que yo fui el mejor deportista del último ciclo olímpico en 2022, número uno mundial y en ese tiempo gané como 15 medallas internacionales. ¿Qué más se puede hacer?”, se pregunta Miguel Alvariño. Quien también considera que el hecho de no estar en un Centro de Alto Rendimiento y en Madrid han podido ser dos factores que han jugado en su contra.
Para París, la selección dependía de unos criterios técnicos, es decir, se trata de una elección que lleva a cabo el entrenador, “y bueno, parte de la decisión técnica está en Madrid”. Una situación que le hizo perder un poco la motivación, “por no decir que la pierdes bastante, porque no depende de ti”. No tenía un objetivo en el que centrarse y focalizarse, ya que ganarlo todo no le aseguraba la plaza en los JJOO de París. “Veía que no estaba disfrutando, no tenía ganas de entrenar, ni de competir y me estaba exigiendo demasiado para nada, para que al final no dependiera de mi ir a los Juegos Olímpicos”. Y añade: “Veía que no me iban a escoger y al final eso te quema mental y moralmente”.
Fue en ese momento en el que decidió parar: “Quería recuperar un poco la ilusión y las ganas, porque si no iba a acabar odiando el deporte y lo iba a dejar para siempre”. Sin embargo, la decisión fue más fácil dado que contaba con el apoyo de todas las personas de su entorno. “Quería recordar por qué lo hacía y tomarme un tiempo, unas semanas o un mes para hacer cosas que no había podido hacer antes por estar entrenando a un alto nivel. Necesitaba desconectar sobre todo del deporte y reencontrarme conmigo mismo”.
Durante ese tiempo Miguel volvió a quedar con sus amigos más de lo que lo hacía antes por tiempo y dedicó tiempo a disfrutar de su familia y hacer alguna escapada con su pareja. “Hice todo lo que una persona normal hace y que un deportista tiene que posponer”. Ahora vuelve a estar ilusionado y “con ganas de competir y entrenar” en ese deporte al que define como su “pasión”.
Salud mental en un deportista
“Al final es lo más importante en el alto nivel”, considera Miguel sobre la salud mental de un deportista. Según destaca, la diferencia a ese nivel no la marca la técnica o el esfuerzo, sino la parte mental. “En el año 2013 llegué al equipo nacional y después de mi primer año allí me di cuenta de que lo que marca la diferencia era la mente. Entonces empecé a trabajar con psicólogos y desde el 2014 hasta día de hoy he trabajado la mente”.
De cara a futuro
Respecto a si volverá a competir al más alto nivel, explica: “No depende de mí. Depende de los criterios de selección que se hagan a partir de ahora y depende de si sigue gobernando la misma gente en la Federación”. Respecto a su estado, asegura que tiene la capacidad para competir al máximo nivel. “Al final el nivel está, no se me ha olvidado. No pasé de ser el número uno del ranking mundial a no saber ganar un campeonato de España”. Miguel tiene claro cuál es su objetivo: “A mí realmente lo que me motiva ahora mismo es la medalla que me falta de los Juegos Olímpicos”.
De hecho, después de que le cerraran las puertas en Tokio y con la posibilidad de que le volviera a ocurrir lo mismo este año en París, ha trazado un plan B: irse a otro país. “Ya lo estoy mirando antes de que cierren las puertas”. Respecto a cuál sería, detalla: “Cualquier país que me ofrezca mejores condiciones que este, por lo menos que me dejen incumplir mis objetivos”.
A esas jóvenes promesas que pueden llegar a pasar por una situación parecida, afirma: “Que sean ellos los que mandan. Que no sea nadie, ni la federación, ni quien sea quien tome sus decisiones. Que nada ni nadie les frene y que tengan un equipo de trabajo en el que confíen al 100%”. Miguel Alvariño decidió poner su carrera en pausa por un tiempo, pero ha vuelto para mostrar su mejor nivel, ya sea con España o con otro país.