El 7 de junio de 1989 el vuelo 764 de Surinam Airways salía de Países Bajos dirección a Surinam. A bordo, todos los futbolistas holandeses de origen surinamés o con ascendencia surinamés. La selección Orange organizaba una gira de partidos amistosos en el país de América del Sur. Sin embargo, el avión nunca llegó a aterrizar. La niebla y un árbol hicieron que los pilotos perdieran el control cuando estaban a punto de tocar tierra en el Aeropuerto Internacional de Zaderij-Paramaribo. Un accidente que pasaría a la historia como la tragedia del Colourful XI.
A finales de los años 80, Sonny Hasnoe, un trabajador social de Ámsterdam, decidió crear un equipo con el objetivo de ayudar a familias vulnerables originarias de Surinam. Para ello, reunió a los jugadores profesionales que vestían la camiseta de Países Bajos, que habían nacido o tenían ascendencia de Surinam. Con motivo de promover este proyecto, Hasnoe decidió organizar una gira de partidos amistosos en junio de 1989 en el país sudamericano. Sin embargo, muchos futbolistas se encontraron con el rechazo de sus clubes a que llevaran a cabo este viaje como el Milán. La KNVB, la federación de fútbol de Países Bajos, tampoco dio permiso a que las estrellas del países realizaran dicho viaje.
El entonces portero del Ayax, Menzo, decidió saltarse esta prohibición para poder viajar a Surinam. Además, acudieron también jugadores del Volendam, del Heracles Almelo, del NAC Breda, del Willem II, del Twente o del Haarlem. Todos ellos se dieron cita el 7 de junio de 1989 en el aeropuerto de Schiphol para coger el vuelo 764 de Surinam Airways, y subir al avión modelo McDonnel Douglas. El viaje fue sencillo y tranquilo hasta que se aproximaron al país de destino. 20 minutos antes de llevar a cabo el aterrizaje, los pilotos recibieron un aviso meteorológico: niebla densa y visibilidad de 900 metros. En ese momento, el piloto decidió poner en marcha el sistema de aterrizaje que se usa para maniobrar con mal tiempo.
Una de las alas del avión chocó contra la copa de un árbol que no habían visto debido a la niebla. A los pocos minutos, el otro ala chocó contra otro árbol. Unos segundos después el avión se estrelló contra el suelo. De los 187 pasajeros a bordo murieron 178. Entre ellos, se encontraban 15 futbolistas del Colourfoul XI, que también perdieron la vida: Ruud Degenaar, jugador del Heracles Almelo; Lloyd Doesburg, del Ajax; Steve van Dorpel, del Volendam; Wendel Fräser, del Roosendaal; Frits Goodings, 25, del Wageningen; Jerry Haatrecht, 25, del Neerlandia; Virgall Joemankhan, 20, del Círculo Brujas belga; Andro Knel, 21, del NAC Breda; Ruben Kogeldans, 22, del Willem II; Ortwin Linger, 21, del Haarlem (murió tres días después del impacto, en el hospital); Fred Patrick, 23, del Zwolle; Andy Scharmin, 21, del FC Twente; Elfried Veldman, 23, del De Graafschap; Florian Vijent, 27, del Telstar; y Nick Stienstra, entrenador del RC Heemstede.
Entre los supervivientes, hubo tres jugadores: Sigi Lens, del Fortuna Sittard; Edu Nandlal, del Vitesse; y Radjin de Haan, del Telsta. De todos ellos, tan solo el último continuó jugando al fútbol. Lens tuvo que colgar las botas debido a una fractura en la pelvis que se complicó y Nandlal sufrió una rotura parcial de la columna y, a pesar de que pudo volver a andar, lo hacía con una visible cojera.
Los jugadores que no llegaron a viajar
Ruud Gullit, Frank Rijkaard y Aron Winter iban a coger ese mismo avión dada su relación con Surinam, pero fueron sus equipos los que rechazaron que llevaran a cabo este viaje. De ellos, Ruud y Frank intervinieron en el funeral para decir unas palabras. Esta tragedia impactó a toda una generación de jugadores de origen surinamés y marcó un antes y un después al convertirse en el accidente más grave de la historia de Surinam. Actualmente, en Países Bajos existe un memorial dedicado a las víctimas de aquella tragedia.