La razón por la que todos los tenistas tienen que ir de blanco en Wimbledon

El torneo de tenis inglés es uno de los más especiales de la temporada, no solo por ser el único Grand Slam en pista de hierba, sino por su código de vestimenta obligatorio

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Carlos Alcaraz jugando en Wimbledon 2024 (Hannah Mckay, REUTERS)
Carlos Alcaraz jugando en Wimbledon 2024 (Hannah Mckay, REUTERS)

Wimbledon es el Grand Slam más antiguo del circuito, no obstante, esta no es su única peculiaridad. El torneo, que se celebra en el All England Lawn Tennis y Croquet Club, cuenta con una serie de reglas, o tradiciones, que lo hacen todavía más especial.

Como manda la formalidad británica, en Wimbledon a los y las tenistas se les llama Gentlemen’sy Ladies (señores y señoras, en su traducción al español), respectivamente. Sin embargo, la norma más conocida es la que obliga a todos los tenistas a vestir de blanco.

La respuesta corta a por qué esto es así es “porque es el código de vestimenta”, como señalan en las bases de la competición. Pero esta regla no es ni una exigencia moderna ni “un capricho”. El código se estableció en la década de 1880. En ese entonces las marcas de sudor se consideraban “impropias y desagradables”, por ello el club, frecuentado por miembros de la alta sociedad británica, decidió imponer el blanco para minimizar que se notara ese sudor.

Logo de Wimbledon en el 'All England Lawn Tennis and Croquet Club' (Paul Childs, REUTERS)
Logo de Wimbledon en el 'All England Lawn Tennis and Croquet Club' (Paul Childs, REUTERS)

De hecho, esta decisión tuvo tanta influencia, que se comenzó a utilizar el blanco como una señal de riqueza dentro del tenis. Precisamente el dinero era lo que más caracterizaba a los tenistas que participaron en la primera edición de Wimbledon.

En 1963 dejó de ser una recomendación a ser una obligación. Aun así, la regla ha sufrido variaciones con el tiempo. En 1995 se abandonó la orden de vestir “predominantemente” de blanco al “casi completamente” de blanco, debido a que muchos tenistas incluían elementos de colores. Y ya en el siglo XXI se comenzó a pedir a los tenistas que todos los accesorios fueran de ese color, incluidas las suelas de las zapatillas o la ropa interior, en caso de ser visible.

Una regla que no agrada a todos

Pese a que las tradiciones y los británicos van muy de la mano, la norma de Wimbledon no agrada a todo el mundo. Una de las primeras muestras de rechazo al código de vestimenta se vivió entre 1988 y 1990. En aquel entonces, el norteamericano Andre Agassi se negó a jugar el torneo. Su marca personal se basaba en llevar ropa muy llamativa y con muchos colores, y en Wimbledon no iba a poder llevarla.

Liam Broady jugando en Wimblendon ante Botic van De Zandschulp (Paul Childs, REUTERS)
Liam Broady jugando en Wimblendon ante Botic van De Zandschulp (Paul Childs, REUTERS)

Uno de los principales problemas del código de vestimenta es que no solo obliga a llevar ropa blanca, sino que también prohíbe llevar colores blanquecinos, que no sean completamente blancos, ni cremas. Tampoco está permitido llevar ropa con zonas de color o patrones de color en las telas. Los logos pueden llevar color, aunque no debe de ser muy llamativo, y también pueden lucir colores en el borde de la ropa, pero no puede superar los 10 mm. Los accesorios y los zapatos, incluyendo suelas y cordones, también deberán ser blancos.

Las zapatillas de Roger Federer casi le ponen en un aprieto en 2013. La suela era naranja, por lo que se las tuvo que cambiar para el siguiente partido. Martina Navratilova también acusó al torneo de “ir demasiado lejos” cuando le dijeron que su falda con rayas azules no cumplía con las normas.

Los tres récords que Carlos Alcaraz ha conseguido lograr antes que Rafa Nadal.

No todo es blanco en Wimbledon

No obstante, el All England Lawn Tennis y Croquet Club no ha podido mantener esta regla siempre. Durante los Juegos Olímpicos de 2012 las pistas de hierba se llenaron de colores. De hecho, Andy Murray se hizo con el Oro en Londres vestido de azul marino y rojo, representando los colores de la bandera británica.

Federer, que se tuvo que conformar con la plata, tampoco vistió de blanco. El suizo, como viene siendo costumbre con los deportistas de ese país, llevó un uniforme rojo. Y, como no podía ser de otra panera, del Potro, argentino, jugó de celeste y blanco.

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