España llegaba como la cenicienta del torneo europeo y como tal se despidió de él. Durante la Eurocopa de 1988 no había sido capaz de pasar de la fase de grupos. Una breve aventura que se repetiría durante la siguiente edición, en 1992. La selección española acudía a la competición sin apenas tiempo de descanso y con tan solo un entrenamiento para preparar el primer encuentro. Una competición en la que también entraron en escena la guerra de los Balcanes y la inestabilidad política en Albania.
Corría el año 1990, España compartía grupo en la fase previa con Francia, Checoslovaquia, Islandia y Albania. Los Azzurras protagonizaron una eliminatoria impecable con ocho victorias en ocho encuentros (entonces se jugaba a doble partido). Una actuación muy diferente a la que realizó La Roja. Los españoles consiguieron la victoria en el primer encuentro ante Islandia, pero las sensaciones que dejaron sobre el césped no convencieron a los aficionados. El resto de la eliminatoria no mejoró para España, y las esperanzas de clasificarse para el torneo europeo quedaron en nada. Checoslovaquia era el siguiente equipo a batir, un encuentro donde los españoles acabaron desbordados por una selección que se creció en la segunda parte para dar la vuelta al encuentro y alzarse con la victoria.
Y entonces llegó el primer enfrentamiento ante Albania. Los españoles necesitaban recuperar sensaciones y volver a ilusionar a la afición. Y lo hicieron. Con un sensacional partido, España pasó por encima de los albaneses y registró una goleada para el recuerdo. Los jugadores de La Roja llegaron al encuentro con la idea de la goleada en la cabeza, después de que días previos al partido, Luis Suárez, entonces técnico español, exigiera un amplio resultado por si se daba un empate en lo alto de la tabla del grupo. Guillermo Amor fue el encargado de abrir el marcador en el minuto 21. A él le siguieron Carlos Muñoz, Butragueño y Fernando Hierro, para cerrar la primera parte con un 4-0. Y en la segunda, volvió a abrir la veda Butragueño con tres tantos, a los que se sumaron otro de Carlos Muñoz y un último, para poner la guinda, de Bakero en el minuto 88. El encuentro concluyó con un 9-0 en el marcador, aunque la ventaja pudo ser aún más amplia, dado que Míchel estrelló un disparo en el larguero.
Tras ello, España cayó ante Francia por 3-1, en un partido en el que La Roja no tuvo ninguna opción de llevarse los tres puntos, ya que desde el minuto 10 del partido se encontró por debajo en el marcador. Luis Suárez fue cesado como entrenador y Vicente Miera ocupó su lugar. La selección fue definida como “la peor España de la historia”. La idea era intentar revertir los resultados que hasta el momento había cosechado La Roja, pero no fue posible. Islandia hundió aún más a los españoles con un 2-0 en el marcador y el adiós a la Eurocopa.
Partido anulado ante Albania
Ya en la segunda vuelta, España volvió a perder ante Francia, esta vez por 1-2. Luis Fernández aprovechó un error de Sanchís para abrir el marcador en el minuto 12, y tan solo cuatro minutos más tarde los franceses hacían el segundo, procedente de los pies de Papin. A pesar de que La Roja no bajó los brazos y consiguió recortar distancias gracias un tanto de Abelardo, no fue suficiente para dar la vuelta al encuentro. España, que ya estaba eliminada, consiguió luego una victoria ante Checoslovaquia por 2-1 antes de afrontar su último partido: Albania.
A pesar de que La Roja no se jugaba nada en la competición, al igual que los albaneses, necesitaba una nueva victoria que le enfundara ánimos, que apaciguara la actuación de los españoles en la competición. Necesitaba otra goleada como la que había registrado en el primer encuentro. Sin embargo, este partido nunca llegó a disputarse.
La UEFA decidió suspenderlo de forma temporal ante el clima de inestabilidad que se estaba viviendo en Albania, dado que el encuentro iba a disputarse en Tirana. La organización consideró que la seguridad de la expedición española no estaba garantizada. La notificación llegó en el último momento, justo cuando el conjunto español se dirigía al aeropuerto de Barajas para coger el vuelo a Tirana. Fue a través de un fax, firmado por el jefe del departamento jurídico de la UEFA, Markus Studer, el que impidió el traslado: “Tras recibir documentación e información relativa a la actual situación en Albania, la UEFA ha decidido que los partidos del Campeonato de Europa absoluto y sub 21 entre Albania y España, previstos para el 17 y el 18 de diciembre de 1991, no se celebren”.
Según recogía el escrito, la UEFA no había conseguido confirmar que los partidos se disputarían bajo circunstancias normales ni garantizado la seguridad de los equipos, de los árbitros o de los delegados de la UEFA”. Y concluía: “Posteriores investigaciones de la UEFA han revelado que la situación en Albania es tensa y que el comportamiento de la población es imprevisible. No es posible, por lo tanto, avanzar cómo pueden desarrollarse los acontecimientos. El comité de la UEFA decidirá si dichos encuentros serán jugados finalmente, cuándo y dónde”. El encuentro no llegó a disputarse, pues ninguna de las dos selecciones se jugaba nada.