Este fin de semana, el calendario de la Fórmula 1 aterriza en el Circuit de Barcelona-Catalunya en Montmeló. La pista, ubicada a media hora de la Ciudad Condal, se diseñó para albergar la contrarreloj por equipos de ciclismo de los Juegos Olímpicos de 1992, pero el trasfondo de este proyecto era otro: traer de vuelta la Fórmula 1 a Barcelona, desde que desapareciese del calendario en 1975. Sin embargo, los orígenes de este GP no pertenecen a este circuito, sino que sus inicios se remontan al circuito de Montjuic.
La montaña de Montjuic es uno de los lugares más emblemáticos de Barcelona. Siempre ha sido un lugar estratégico desde el cual defender la Ciudad Condal, por lo que desde la Antigüedad ha habido una fortaleza en su cima. Fue un punto estratégico para la defensa de la ciudad y para mantenerla bajo control. Esta icónica colina desempeñó un papel crucial en varias etapas de la agitada historia de Barcelona, incluso llegándose a plantear como una alternativa antifascista a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 de Adolf Hitler, cancelada debido al estallido de la Guerra Civil española.
Desde antes, esta emblemática ubicación acogía distintas competiciones deportivas de automovilismo. En 1908, ya se disputaban carreras internacionales en Cataluña, como la Copa de Cataluña. Entre 1933 y 1936, acogió cuatro ediciones del Gran Premio de Penya Rhin -una carrera irregular que se celebró en tres circuitos urbanos distintos: Villafranca, Montjuic y Pedralbes-. Tras el paréntesis bélico, las pruebas automovilísticas se reanudaron en España.
Los orígenes del Gran Premio de España en Montjuic
No fue hasta el año 1968 cuando España logró recuperar la potestad para organizar un Gran Premio puntuable para el Campeonato Mundial de Fórmula 1. Ese año se llevaría a cabo en Madrid, en el Circuito del Jarama, mediante un acuerdo en el que se designaba alternar anualmente el escenario de la prueba entre la capital española y el circuito de Montjuic. La primera prueba en este segundo escenario se disputó el 4 de mayo de 1969, y albergó otras tres ediciones más: 1971, 1973 y 1975.
Un trazado urbano, que bien podía recordar al de Mónaco, de 3.79 kilómetros de distancia, que recorría lugares emblemáticos de la ciudad y ofrecía unas vistas privilegiadas 360º de la ciudad. El paddock se localizaba en el antiguo estadio olímpico. Desde la recta, los coches descendían hacia la famosa Fuente Mágica, pasando por el antiguo Teatro Griego, el Museo Nacional de las Artes y el museo al aire libre del Poble Espanyol, que les enviaba de vuelta a la recta principal.
Un día como hoy en 1975, la #F1 corría por última vez en el circuito de Montjuic, en Barcelona. Un GP que termino antes de lo previsto por un trágico accidente donde murieron 4 espectadorespic.twitter.com/V0iLnuTABB
— Formula + (@Formula_Stats) April 27, 2023
Montjuic, y el accidente mortal de 1975
La pista estaba rodeada de árboles, solo separados de los límites del asfalto por guardarraíles. Esto alcanzó su punto crítico en la edición de 1975, cuando varios pilotos protestaron después de que una inspección revelara que varias partes de los guardarraíles no estaban montados correctamente.
Durante las prácticas, ocurrieron incidentes que hicieron dudar de la seguridad del circuito. Pero fue durante la carrera cuando Emerson Fittipaldi, dos veces ganador del campeonato abandonó y puso rumbo al aeropuerto después de la primera vuelta como símbolo de protesta.
La carrera continuó hasta la vuelta 26, cuando el alerón de Rolf Stommelen salió disparado, con la mala suerte de chocar en una valla y matar a cuatro espectadores -entre ellos, un fotógrafo y un bombero-. La carrera fue detenida al instante y Jochen Mass fue nombrado campeón, llevándose la mitad de los puntos. El circuito se eliminó del calendario internacional de Fórmula 1 desde ese momento, al ser considerado por la FIA un lugar peligroso para disputar un Gran Premio de automovilismo. Después del Jarama y Jerez, el Gran Circo volvería a Barcelona en 1991, pero ya en el circuito actual de Montmeló.