Antonio Barrul tiene 25 años y es uno de los boxeadores españoles más prometedores del momento. Campeón de España amateur, ha llegado a ganar seis veces el título de esta categoría en peso pluma y fue considerado el mejor debutante del pasado 2023, según el portal especializado Espabox. Fue así porque hace apenas un año que es profesional, con únicamente cinco combates a sus espaldas en estas lides y un sexto en preparación. Nada de esto había trascendido más allá del mundillo. Lo que sí lo ha hecho, a todos los niveles, ha sido la pelea que protagonizó en un cine el pasado jueves, que no ha parado de adquirir eco gracias a su difusión en las redes sociales.
El púgil leonés había acudido con sus tres hijos a ver Garfield. Lo que parecía un plan familiar de lo más natural acabó frustrándose debido al enfrentamiento en plena sala entre Barrul y un hombre que había empezado a maltratar física y verbalmente a su novia. Sin cortarse con la agresividad, aun estando rodeado de gente, provocó que el boxeador se molestase sobremanera y pasase a discutir de forma muy acalorada con él. La cosa fue a mayores y acabó con golpes por parte de Barrul, que dejó atónitos a los presentes por la paliza que le dio al otro individuo, que acabó noqueado en el suelo.
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Después de que todo se fuera de madre, Barrul pidió disculpas de inmediato por lo sucedido. “Lo siento mucho, de verdad. Lo siento, yo tengo niños y de verdad que me duele. Lo siento”, reconoció en el momento. Horas más tarde, agregó, en el programa Vamos a ver (Telecinco): “Pegó a su mujer y a una niña. A mí me amenazó y aunque no justifico la violencia, siento que me obligó a hacerlo. Era un maltratador y había que frenarlo”.
“Insultó a su mujer y le dio golpes por debajo de las butacas”, apuntó también Barrul. “A la media hora de la película, los gritos eran muy fuertes y la enganchó del cuello. En el forcejeo con ella, le dio un golpe a una niña. Le pedí que se marchase y empezó a insultarme delante de los niños. Intenté aguantarme, pero seguía”, explicó. “La violencia no tiene ningún tipo de justificación, pero a un maltratador no hay que darle ningún tipo de pie”, había expuesto anteriormente en sus redes.
A pesar de todo, Barrul podría no salir indemne de lo ocurrido. Es así porque la Federación Española de Boxeo contempla que se puede expedientar a los púgiles por hechos de este tipo, conllevando incluso la suspensión y la retirada de la licencia para él. A nivel legal, las dudas también están encima de la mesa.
¿El boxeo es equiparable a emplear un arma blanca?
Si hubiese un juicio por esta pelea espontánea, Barrul tendría que demostrar que posee un conocimiento en profundidad del boxeo. Por ejemplo, con uno de sus cinturones de campeón, su licencia federativa, las competiciones en las que ha participado, etcétera. Defenderse de una agresión aplicando técnicas boxísticas se puede hacer en legítima defensa. ¿Cuándo existe esta? Según el artículo 20.4 del Código Penal, cuando se haya dado una agresión ilegítima, una necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla y una falta de provocación suficiente por parte del defensor.
Primeras reacciones del público a la nueva película de Garfield. pic.twitter.com/FtzaLyWMKE
— Tortuguencio Galapáguez (@TortuguencioG) May 5, 2024
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Al haberse defendido, pero también ido más allá, si a Barrul se le llevase a los tribunales por la pelea, se le podría acusar de un delito con atenuante de legítima defensa, con indemnización incluida por los daños causados al agresor si finalmente se le condenase. Todo dependería de lo que el juez estimase al examinar el caso: si la respuesta fue proporcionada o desproporcionada, conocimientos en boxeo en este caso, gravedad del ataque…
El artículo 22.1 del Código Penal también es interesante aquí: “Ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad o aprovechando las circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del delincuente”. Si se considerase que ha existido ese abuso de superioridad, este podría ser una agravante, como ya se ha visto en algunas sentencias en las que uno de los implicados tenía mayor destreza para combatir.
Por tanto, haber hecho uso del boxeo podría equipararse al empleo, para defenderse, de un martillo, un palo de golf o una botella. En el caso de que Antonio Barrul fuese a juicio, su condición de púgil sólo influiría en el proceso si se considerase que hizo uso de ella o bien de forma desproporcionada (y no únicamente para protegerse) o bien como ventaja para neutralizar o hacer daño.