Las cuentas salieron a la perfección. Como el Real Madrid sumó la victoria que se le demandaba ante el Cádiz en el Santiago Bernabéu (3-0) y el FC Barcelona perdió en Montilivi ante un Girona arrollador en los últimos minutos (4-2), los blancos ya son campeones de Liga. La número 36 de su historial, que podía haberse consumado también la próxima jornada. Sin embargo, el alirón ha llegado este mismo fin de semana, sin necesidad de sumar un punto más en el casillero: como los culés fracasaron a domicilio ante el equipo revelación del campeonato, el trofeo se va para la capital española de forma irremediable.
En un partido vibrante en su inicio y en su final, el Barça volvió a toparse con una de sus grandes bestias negras esta temporada. Ya en el arranque del choque, quedó claro que el Girona iba a ser el mismo dolor de muelas de la ida, con Dovbyk contrarrestando rápidamente el tanto inicial de Christensen. En apenas cuatro minutos, el electrónico ya reflejaba un 1-1, transformado en un 1-2 justo antes del descanso: Lewandowski volvía a adelantar los suyos al convertir un penalti que Lamine Yamal había conseguido forzar.
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Por momentos, pareció que los pupilos de Xavi conseguirían imponerse y aplazar la consecución matemática del título por parte del Madrid. Todo fue un espejismo, ya que, pasados 20 minutos de segunda parte, el Girona puso una marcha más sobre el césped y fulminó al Barça a lo grande. De golpe y porrazo, los visitantes recibían tres tantos que bien parecieron tres puñales: Portu, por partida doble, y Miguel dieron el espaldarazo definitivo a los de Míchel, que siguen haciendo historia y entran en la Champions League por la puerta grande.
El Madrid deja de sestear a tiempo ante el Cádiz
Un rato antes, en la capital, Brahim empezó a allanar la victoria, y LaLiga, del Madrid, con una diana sublime, por la escuadra, a la que precedió una parada no menos grandiosa de Courtois ante Chris Ramos. Tras el paso por los vestuarios, el conjunto merengue se puso las pilas e hizo los deberes para que el entorchado fuese una realidad ya.
Para ahondar más en la herida, apareció un Jude Bellingham sin el que no se entendería esta 36ª Liga merengue. En su primera aparición de la temporada saliendo desde el banquillo, el inglés aprovechó un pase de la muerte de Brahim, sembrado esta tarde, para convertir el 2-0. La guinda a la fiesta del Madrid la puso Joselu ya en el descuento, gracias a una gran jugada previa de Nacho.
A pesar de todo, no habrá visita a Cibeles de la comitiva blanca. No todavía. La Champions merece hacer acopio ahora de toda la concentración posible, ya que el miércoles llega la trascendental vuelta de semifinales en el Bernabéu, con el Bayern de Múnich enfrente. La inminencia de ese compromiso de envergadura de la máxima competición europea lleva a dejar los excesos para tiempos menos exigentes. Por si las moscas, la fuente de la diosa será vallada: la bufanda, para otro día.
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Aun así, no sería de extrañar que algunos aficionados se animen a acercarse al lugar para celebrar por su cuenta. Al Real Madrid le han hecho falta 87 puntos (27 victorias, seis empates y una sola derrota, a día de hoy) para que sus vitrinas se reabran, añadiendo LaLiga, hasta la fecha, a la Supercopa de España que se alzó en enero.
El club de Concha Espina tiene en su mano la clasificación para una nueva final de la Copa de Europa. Con un 2-2 en la ida frente al Bayern, todo está abierto de cara al choque decisivo y se espera al Bernabéu de las grandes ocasiones para tratar de amarrar un sitio en Wembley el próximo 1 de junio. “Alegría contenida porque está muy cerca el partido que puede ser más importante de la temporada”, avisaba Carlo Ancelotti. La celebración llegará, pero todo a su debido tiempo.