El Madrid, al borde de conquistar LaLiga: Brahim, Bellingham y Joselu despiertan de la siesta a los blancos ante el Cádiz

Si el Barça pierde o empata contra el Girona, el conjunto merengue se hará con el campeonato doméstico este mismo sábado, tras amarrar en la segunda parte una nueva victoria (3-0): no habrá celebración en Cibeles hoy mismo si se consuma el título

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Bellingham celebra el segundo gol del Madrid (REUTERS/Juan Medina)
Bellingham celebra el segundo gol del Madrid (REUTERS/Juan Medina)

Qué caprichoso puede llegar a ser el fútbol. El Cádiz estuvo a punto de cantar el 0-1 en el Santiago Bernabéu en varias ocasiones este sábado. La más clara de todas ellas sucedió en el minuto 50, cuando Chris Ramos tuvo en sus botas el gol que podría haberle dado alguna esperanza a los amarillos, cuya vida en Primera parece agotarse. Un error de Militao acabó propiciando el mano a mano letal que, para bien de unos y mal de otros, cambió el partido. Porque de la parada descomunal que protagonizó entonces Thibaut Courtois surgió, acto seguido, el gol no menos portentoso con el que Brahim empezó a allanar la victoria, y LaLiga, del Real Madrid (3-0).

Apenas dos minutos después de la intervención salvadora del belga bajo palos, el nuevo internacional marroquí se sacó de la chistera, con la que no para de urdir trucos de absoluta prestidigitación cada vez que se le dan galones, otro tanto más de los que le gustan: de jugón. El pase que le filtró Luka Modric ya era de escándalo, pero había que transformarlo en diana. Y vaya si Brahim lo hizo, poniendo el balón en la escuadra de forma inapelable. A partir de ese momento, los tres puntos se convirtieron en la única opción posible para los blancos.

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Brahim al anotar el primer gol ante el Cádiz (REUTERS/Juan Medina)
Brahim al anotar el primer gol ante el Cádiz (REUTERS/Juan Medina)

Pensando en la madre de todas las batallas que espera todavía en la Champions, Carlo Ancelotti decidió buscar el alirón con el equipo B. Las fuerzas había que reservarlas, en su práctica totalidad, para la Copa de Europa, y más ante uno de los conjuntos de la parte baja del campeonato español. Estuvo claro quién tenía más urgencias y quién mayor licencia para sestear. Aunque, a la hora de la verdad, prevaleció un Madrid al que únicamente le queda un punto para hacerse con el trofeo.

Poco más se supo del Cádiz cuando los locales abrieron la lata. Para ahondar más en la herida, apareció un Jude Bellingham sin el que no se entendería la 36ª Liga merengue. En su primera aparición de la temporada saliendo desde el banquillo, el inglés aprovechó un pase de la muerte de Brahim, sembrado esta tarde, para convertir el 2-0 (68′). La guinda a la fiesta del Madrid la puso Joselu ya en el descuento, gracias a una gran jugada previa de Nacho.

¿Qué necesita el Madrid para ser campeón de Liga ya?

Perdonar acostumbra a ser sinónimo de desgracia ante el club de Concha Espina, como bien atestiguó, la historia se repite, el Cádiz. Las oportunidades más sonadas fueron suyas hasta que el Madrid pisó el acelerador, pero de nada sirvieron esas buenas sensaciones: con urgencias de por medio, hay que materializar, pero quien lo hizo fue el pez grande. Mucho más voraz que el chico a la hora de alcanzar su objetivo.

Joselu en acción (REUTERS/Juan Medina)
Joselu en acción (REUTERS/Juan Medina)

Con una unidad más en su casillero, el título será una realidad. Aunque la consumación puede darse antes, siempre y cuando el Barça pierda o empate contra el Girona en el choque que les mide en Montilivi también hoy. Si eso sucede, tendremos campeón matemático ya. Que no celebración (al menos, no oficial) en Cibeles.

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El motivo por el que el Real Madrid ha decidido posponer todo tipo de festejo hasta nueva orden, en el caso de que LaLiga se conquiste este mismo fin de semana, es que la Champions merece hacer acopio ahora de toda la concentración posible. La inminencia de la vuelta de las semifinales de la máxima competición europea, el miércoles, lleva a dejar los excesos para tiempos menos exigentes. Por si las moscas, la fuente de la diosa será vallada: la bufanda, para otro día.

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