El Bayern de Múnich - Real Madrid de ida de las semifinales de la Champions League de este martes interesa a mucha gente. De a pie, por supuesto, pero también a grandes personalidades. Que se lo digan a las caras visibles de la presente edición del Mutua Madrid Open: Rafa Nadal y Carlos Alcaraz. Los dos principales tenistas españoles siguen vivos en el torneo, con los octavos de final ya en el horizonte. Los dos son madridistas acérrimos. Y los dos juegan este martes, con lo que eso significa: uno de ellos apenas va a poder ver el trascendental choque que su equipo de fútbol va a disputar en el Allianz Arena a partir de las 21:00 horas.
En esta ocasión, el damnificado va a ser Nadal. Para que las dos estrellas de nuestro deporte de la raqueta tuvieran hueco en la central de la Caja Mágica, el Estadio Manolo Santana, a la organización no le ha quedado otra que colocar a Alcaraz no antes de las 16:00 y a Nadal después del choque WTA entre Madison Keys y Ons Jabeur, cuyo inicio está previsto a partir de las 20:00. Lo cual quiere decir que el balear no empezará a jugar hasta casi (o sin casi) las 22:00, en una indiscutible sesión nocturna: ocupará el último turno de la pista.
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¿Conclusión? Alcaraz podrá disfrutar del Bayern - Madrid con absoluta tranquilidad, porque la reedición de la final de 2023 contra Jan-Lennard Struff terminará con margen suficiente para ello, y Nadal sólo podrá echarle un ojo a la primera parte, justo antes de centrarse en el partido con Jiri Lehecka. Esta circunstancia de abandonar el horario vespertino no termina de convencer a Rafa, como él mismo reconoció después de sus más de tres horas de lucha sin cuartel ante Pedro Cachín.
Nadal no se muerde la lengua
“Me parece bien. Desgraciadamente, es una hora que no es la que me habría gustado. Pero creo que lo más prudente es jugar a esa hora. Había dos opciones y el torneo ha elegido esa. Y yo estoy de acuerdo”, se resignó el hombre que más veces ha conquistado el Mutua Madrid Open (cinco). Y, aun así, intentó ver el lado positivo de la ‘faena’: “Jugando por la noche, tengo más horas para dormir, trabajar para mañana, voy a ver un poco al Barça…”.
Casualmente, Nadal comentó más tarde otro aspecto de la cita madrileña que no es al cien por cien de su agrado. “Esta pista es más bonita y cómoda cubierta. Tiene un pequeño problemilla de siempre: es muy metálica. Cuando refleja el sol el metal, los reflejos me molestan un pelín. Al jugar con el techo cubierto, creo que el ambiente es mucho más bonito. Es una instalación increíble y que está más que preparada, pero sí que la central a veces es un poco fría con todo el metal que hay. Cuando es cubierta, con los focos, esa sensación se pierde. El hecho de jugar en Madrid con altura se sigue notando con cubierto también. Más que nada, por el ambiente y lo bonito”, confesó.
Esa experiencia de jugar bajo techo en la Caja Mágica ya la ha vivido este 2024, cuando se vengó de Alex de Miñaur (le derrotó en Barcelona) en segunda ronda. Lo que no le había tocado aún en el Mutua de este año era competir de noche, sin saber todavía qué se va a encontrar al medirse al checo Lehecka. “Juego contra un jugador de muy alto nivel. Entrené con él el otro día. Saque muy potente, golpes muy duros desde el fondo de la pista… Ganar hoy no me ha sorprendido tanto. Ganar mañana sería un paso más. Si mañana estoy competitivo, te aseguro que para mí es un éxito”, consideró.
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En cuanto a Alcaraz, igualmente tiene labor por delante, puesto que el alemán Struff ya le exigió lo suyo en la última final de Madrid. “Sé del nivel que tiene, cómo es su juego. Es un poco incómodo. Muy buen saque, saque y volea, buen nivel de fondo… No va a ser fácil. Puedo hacer grandes cosas a este nivel, aunque no esté en lo prioritario en mi cabeza ahora mismo. Voy a tener que jugar a un buen nivel, intentar hacerle sentir incómodo”, afirmó Carlitos el domingo.
Tanto Nadal como él comparten preocupación reciente por el físico. “Vamos a ver si soy capaz de jugar dos días seguidos y de realmente jugar el partido con garantías de competirlo. No estoy dando ninguna noticia: es una incógnita para mí. Hace mucho que no juego asumiendo estas cargas en partido oficial. Después, si eso ocurre y puedo competir mañana, habrá sido una semana muy positiva”, opinó Rafa. “Sigo sin fiarme del todo del antebrazo. Sigo pensándolo. No voy a decir dudas, pero sí está ahí todavía en mi mente. Me encanta competir. Una vez salto a la pista, intento hacerlo lo mejor posible. Cada vez que voy forzado o pego una derecha más agresiva de lo que lo voy haciendo, viene el pensamiento del antebrazo. No sabía cómo reaccionar del todo”, admitió Alcaraz.
La cuarta ronda obligará a Nadal, qué remedio, a renunciar a unos colores futbolísticos que el murciano sí podrá abrazar en su totalidad. Los peores temores de Rafa (nada más eliminar a Cachín, ya bromeó con el tema de su próximo orden de juego) se confirmaron, en una decisión que tampoco está claro que no vaya a afectar a la afluencia en las gradas de cara al encuentro. Con su último chotis en marcha, sacrificarse será más llevadero.