La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sigue sin tenerlas todas consigo. De momento, el balompié español tiene presidente a secas, Pedro Rocha. Y, sin embargo, no está nada claro si el final del mandato 2020-2024 lo acabará liderando él de forma definitiva o no. Todo depende de la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes (CSD), del expediente del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y de su condición de investigado en el Caso Brody. Si alguno de estos tres frentes abiertos acaba salpicando al extremeño, volveremos a la casilla de salida. Por si acaso, ya se ha creado una Comisión de Supervisión, Normalización y Representación, en pos de que las aguas dejen de bajar tan revueltas como últimamente en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.
“Para corregir la grave situación que atraviesa la RFEF y para que la entidad pueda iniciar una etapa de regeneración bajo un clima de estabilidad e institucionalidad” (hay que celebrar nuevas elecciones en septiembre), el Gobierno ha movido ficha, con la firme intención de que toda la polémica que rodea a la RFEF a raíz de los desmanes de Rubiales cese de una vez por todas. El tiempo apremia, puesto que no está nada claro que esta crisis no vaya a afectar de forma fatal a la condición de España de organizadora del Mundial 2030. De hecho, la FIFA y la UEFA, más críticas con la Federación Española a medida que pasan los días, no descartan en absoluto la posibilidad de acometer una sanción.
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Según la carta de ambos organismos, que trascendió el sábado, preocupa que la maniobra del Ejecutivo para intentar controlar la Federación “pueda afectar significativamente a la obligación de la RFEF de gestionar sus asuntos de forma independiente y sin influencias indebidas”. Por eso, se ha dado de plazo hasta el próximo viernes para que el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, responda a distintas cuestiones sobre la Comisión que suscitan dudas. Y ponen sobre la mesa que existan “posibles medidas adicionales”, en función de las conclusiones que se saquen.
“Lo irresponsable sería quedarse de brazos cruzados”, ha respondido Uribes en otra misiva difundida el domingo, en la que también asegura que “no podemos permitir esta situación de grave deterioro de una RFEF que lleva inmersa demasiado tiempo en sospechas de corrupción y sometida a causas penales y disciplinarias que preocupan a los aficionados al fútbol y al conjunto de la opinión pública y de los medios de comunicación”. “Ojalá la solución hubiera venido desde la propia RFEF, en un alto ejercicio de su independencia y autonomía, pero los hechos de los últimos tiempos refuerzan la idea de una ausencia absoluta de autocrítica, de asunción de responsabilidades y de regeneración ética”, prosigue el texto. “Pueden estar tranquilos: todo lo que se haga a través de esta Comisión estará dentro de la ley. Eso sí, de toda la ley”, se promete.
Se tome como se tome esta respuesta, a la FIFA no acostumbra a temblarle el pulso a la hora de castigar a algunas federaciones nacionales por llevar a cabo una gestión reprobable. Estos son algunos ejemplos recientes de la mano dura que el ente supremo del fútbol mundial suele aplicar. Casos con un parecido razonable, por desgracia, al nuestro.
Perú
En 2008, la intervención del presidente del Instituto Peruano del Deporte, Arturo Woodman, al no reconocer a Manuel Burga como presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), llevó a una sanción por parte de la FIFA, que dejó a Perú sin poder disputar competiciones de clubes y selecciones.
Pakistán y Chad
La Federación de Fútbol de Pakistán (PFF) y la Asociación de Fútbol de Chad (FTFA) fueron suspendidas por la FIFA en abril de 2021 debido a una interferencia del Gobierno. Al considerar que hubo una “toma de posesión hostil”, dejaron de recibir fondos y de participar en competiciones oficiales.
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Guatemala
Entre octubre de 2016 y mayo de 2018, la Federación de Fútbol de Guatemala (Fedefut) se quedó fuera de todo tipo de torneos por haber desoído a sus superiores: nombró a su propia directiva en lugar de la que proponía la federación mundial después del FIFAGate, el famoso escándalo de corrupción que tanta cola trajo. Como los directivos no eran reconocidos por la FIFA, se procedió a sancionar a la Fedefut.
Kenia y Zimbabue
La Federación Keniata de Fútbol (FKF) y la Federación de Fútbol de Zimbabue (ZIFA) fueron suspendidas en febrero de 2022 por “interferencias gubernamentales”. Quedaron apartadas “con efecto inmediato de cualquier actividad relacionada con el fútbol” y cada una vio levantado su castigo en un momento distinto: Kenia en noviembre de 2022 y Zimbabue en julio de 2023.
Trinidad y Tobago
En septiembre de 2020, la Federación de Fútbol de Trinidad y Tobago (TTFA) quedó sancionada por mala gestión. “La suspensión fue motivada por la exdirección de la TTFA, que presentó un reclamo ante un tribunal local en Trinidad y Tobago para impugnar la decisión del Consejo de la FIFA de nombrar un comité de normalización para la TTFA. Este curso de acción infringió directamente el artículo 59 de los Estatutos de la FIFA, que prohíbe expresamente el recurso a los tribunales ordinarios a menos que esté específicamente previsto en el reglamento de la FIFA”, se comunicó oficialmente. Las represalias no duraron mucho: en noviembre de ese mismo año, dejó de estar suspendida.