Nadal sigue agarrándose a la cautela: “Para tener un cambio de perspectiva, tengo que estar convencido de que mi físico responde”

A pesar de su gran victoria en Madrid contra Alex de Miñaur, número 11 del mundo, el balear mantiene que no hay que dejarse llevar “por la emoción”: “Es difícil pensar en grandísimas cosas a día de hoy”

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Nadal celebra la victoria contra De Miñaur (REUTERS/Ana Beltran)
Nadal celebra la victoria contra De Miñaur (REUTERS/Ana Beltran)

Quien mejor sabe cómo está Rafa Nadal hoy es, valga la redundancia, Rafa Nadal. Cierto es que su victoria de este sábado contra Alex de Miñaur en Madrid fue vibrante, dando la sensación de que no hay que darle por muerto, ni mucho menos, hasta el final. Pero también que el calvario por el que ha pasado en los últimos tiempos sólo lo conoce, de primera mano, él. Y es precisamente este el que le lleva a echar el freno en momentos en los que podría caer en los brazos de la euforia, como este. Aunque jugar así contra el número 11 del mundo, después de todo lo que ha pasado, sea realmente positivo.

Hace unos días, se me hacía difícil pensar estar en tercera ronda. He podido aguantar un partido de más de dos horas. Además, hacerlo aquí en casa, jugando delante de esta gente, es muy emocionante”, reconoció Nadal en rueda de prensa. Y, sin embargo, su discurso no ha perdido ni un ápice de la cautela que lo impregna últimamente: “Vamos día a día. Sinceramente, con total naturalidad os digo que es difícil pensar en grandísimas cosas a día de hoy. La vida y el deporte cambian de manera rápida. Si estoy aquí, al menos puedo intentar que pase. Ha sido un día emocionante y bonito. Nunca podré agradecer el cariño que recibo aquí. Es impresionante. Siempre te queda ahí dentro la ilusión de vivir días así”. Más si cabe, si estos pueden tener lugar en casa.

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Nadal se toma con naturalidad sus problemas. Y los ajenos, como demostró cuando se advirtió que las cámaras de los compañeros de los medios audiovisuales no registraban audio alguno. Mientras se intentaba dar solución al contratiempo, Rafa, que fue el principal defensor de una espera en pos de arreglar ese fallo técnico, aprovechó la coyuntura para saludar afectuosamente a una de las profesionales presentes en la sala. Su mejor sonrisa salió a relucir durante esa pausa obligada, dejando claro que el talante del que siempre ha hecho gala está en forma.

Nadal celebra un punto contra De Miñaur (REUTERS/Ana Beltran)
Nadal celebra un punto contra De Miñaur (REUTERS/Ana Beltran)

“Tampoco nos dejemos llevar por la emoción. Creo que hay muchas cosas que se tienen que ir ajustando. Al menos, estoy competitivo a este nivel. Ha sido un partido muy positivo. Estos últimos tres días han sido positivos. Hay cosas que creo que no las puedo hacer aún de la manera en que me gustaría. Hay momentos en que necesito apoyos un poco más potentes. Tengo que ir aún con un poquito de cuidado”, consideró después.

“Lo prioritario sigue siendo que no ocurra nada grave y seguir explorando qué puede pasar en las siguientes semanas. A nivel físico y de tenis. He jugado muy poco estos últimos tiempos y son muchas cosas a mejorar. He pasado otra semana en el circuito. En los últimos dos años, de entrenos, he hecho muy poquitos. Al menos, ahora llevo dos semanas y media entrenando con gente buena. Eso te va ayudando a leer mejor el partido, las bolas…”, añadía el balear. “Hay momentos en los que me gustaría girar más la bola de lado a lado, pero aún no puedo”, confesaba. Tuvo que adaptarse a sus circunstancias actuales, jugando “más lento, atacando las bolas que podía”.

“En el segundo set, sí que he ido hacia su derecha. Necesito jugar con táctica. No tener que hacer movimientos más acelerados. Para que esto ocurra, es vital jugar más o menos largo y alto. He conseguido mantener un nivel físico y de tenis correcto”, se autoanalizaba Nadal. “Las perspectivas mías me las va a marcar mi día a día. Para tener un cambio de perspectiva, tengo que estar convencido de que mi físico responde. Recuperar la confianza en mi cuerpo. Es normal que no la tenga: han pasado muchísimas cosas. Después, tengo que recuperar la confianza a nivel tenístico. Lo que me pasa es que ahora tengo la oportunidad de jugar otro partido aquí. Son cinco partidos en dos semanas. Un avance importante: no había sido capaz de hacer eso en dos años”, valoró.

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El último baile en Madrid está muy presente para él. “Claro que cuando sabes que las veces son las últimas es especial. Son emociones distintas, pero he tenido la suerte de vivir momentos muy bonitos y especiales en Madrid. Desde la final de Ljubicic en 2005 hasta el día de hoy. Es el final y los finales siempre son emotivos. Desde la primera vez en la que llegué de manera competitiva, he vivido momentos inolvidables. Y este es otro más”, concedió.

Tampoco esquivó el tema de su saque. “Esta semana, la mejora más significativa es el servicio. Puedo sacar, no tengo una limitación. No puedo hacer el burro: llevo muchos meses sin poder sacar, en ningún sentido. Pero no puedo ponerme a entrenar 100 saques. La musculatura se tiene que adaptar otra vez a las cargas de forma progresiva. Hoy he podido, el otro día… Al menos, me quita una cosa de la cabeza. Es algo en lo que no tengo que pensar y al menos empiezas el punto de otra manera”, expuso Nadal.

“Si no soy capaz de saltar a la pista y soñar, no tiene sentido ir a París”

La sensación de haber vivido algo grande que inundó la Caja Mágica por culpa de Rafa fue otro asunto sobre el que reflexionó el segundo jugador ATP con más Grand Slam (22). “El deporte tiene una cosa fantástica: emociona a la gente. Es el gran atributo que tiene. El otro día, el Madrid: estás defendiendo durante 120 minutos como un loco y terminas ganando en los penaltis. Esta es la magia del deporte. Voy 6-2 en el tie-break, me pongo 6-6, revés cruzado que roza la cinta y termino ganando el set. A nosotros los que competimos también nos contagia esa emoción e ilusión, pero también vemos el estado general”, dijo.

A continuación, Nadal volvió a ejemplificar lo que estaba verbalizando. “Yo me emociono igual como espectador. Veo jugar a Tiger (Woods) en Augusta, empieza haciendo birdie en el hoyo uno y me vengo arriba. Te emocionas, pero la realidad es que es un partido. Dentro de dos días, empezamos otra vez. El vaso de energía y confianza claro que también se va llenando, pero estoy lejos de aspirar a cosas a día de hoy. Es un pasito adelante para mí importante. Con pequeños pasos, se construyen las cosas grandes. Desgraciadamente, la realidad, a día de hoy, es otra. Eso no quiere decir que no me ilusione y tenga esperanzas de cara al futuro. Siempre mantengo esa esperanza de que las cosas se solucionen y vayan a mejor y me sigue emocionando e ilusionando jugar a tenis”, profundizó.

Nadal en acción en segunda ronda de Madrid (REUTERS/Ana Beltran)
Nadal en acción en segunda ronda de Madrid (REUTERS/Ana Beltran)

Una vez más, Roland Garros salió a la palestra. “Los últimos días, mis sensaciones han mejorado un poco, pero no estoy seguro aún. Entiendo que a veces es difícil entender algunas cosas, pero para mí Roland Garros es el torneo más importante de mi carrera. Estará en mi corazón para siempre. No es ganar o perder. Es ir a la pista con la sensación de que puedo luchar, ser competitivo, soñar. Si no soy capaz de saltar a la pista y soñar, para mí no tiene sentido ir. Prefiero quedarme con los recuerdos. Si no puedo soñar con hacer cosas importantes, no estaré en la pista”, quiso puntualizar.

Al preguntársele nuevamente por París, reiteró: “Iré a Roland Garros si mi cuerpo sigue la demanda que tengo de ser competitivo. Esto va de ir a la pista con la esperanza real de que puede pasar cualquier cosa. Que puedo jugar unos días seguidos, luchando. Si tengo esa esperanza, estaré. Si veo que mi cuerpo no aguanta todo el torneo, no. Las dos próximas semanas son importantes para ver si hay posibilidades reales o no”. “No he sentido dolor hoy. No ha sido fácil la última semana, pero los últimos días he sido capaz de controlar más o menos. Cada día es una prueba. De alguna manera, no puedo estar siempre superpositivo”, concluyó Nadal.

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