Cuando Darwin Blanch nació, un 28 de septiembre de 2007, Rafa Nadal era número dos del mundo y ya había ganado la friolera de 23 títulos ATP. Entre ellos, tres Roland Garros y el primero de sus cinco trofeos en Madrid, cuando todavía se jugaba en pista dura (2005). Medirse a la persona más laureada en el torneo en cuestión que estás disputando, y en el que únicamente es tu segundo partido como profesional del tenis, debe ser un reto apasionante. Y a él se va a enfrentar el estadounidense en plena adolescencia este jueves, cuando hará historia, junto a la leyenda de los 22 Grand Slam, en la Caja Mágica.
🇪🇸 @rafaelnadal will open against Darwin Blanch in round one of the #MMOPEN pic.twitter.com/N4Z1oPtolG
— #MMOPEN (@MutuaMadridOpen) April 22, 2024
Será así porque entre Blanch y Nadal, en el que supondrá el regreso competitivo de Rafa a la capital española dos temporadas después, el abismo es de 21 años y 117 días de diferencia: el júnior sólo tiene 16. Es algo inédito desde que se introdujeron los Masters 1000 en 1990, superando la anterior marca vigente en cuanto a brecha de edad. Curiosamente, también se dio en la primera ronda de Madrid, el pasado 2023 y con Richard Gasquet y Martín Landaluce de por medio: hubo 19 años y 204 días entre uno y otro competidor.
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Aunque procede de Deerfield Beach, Florida, lo cierto es que Blanch tiene un vínculo más que potente con nuestro país: su padre, Ernesto, es español. Empleado de Coca-Cola, ha llevado a su familia (el hermano y las dos hermanas de Darwin también juegan) a lo largo y ancho del mundo por motivos laborales. Consiguiendo así que un pedacito de su chaval también sea argentino y tailandés. El caso es que el récord que logrará dentro de 48 horas, con todo un mito viviente del deporte de la raqueta de por medio, no será el primero que consigue apuntarse.
En febrero de 2022, se convirtió en el segundo jugador más precoz en conseguir un punto en el ranking de la ATP, gracias a una victoria sobre otro español, Gerard Planelles, en Villena (Alicante). Tenía 14 años y cinco meses, por lo que Blanch era dos meses más mayor que el primero de la lista, igualmente de los nuestros: Nicolás Álvarez Varona (14 años y tres meses en 2015). El lugar en el que consiguió el hito no es precisamente menor.
Sparring de Alcaraz
Blanch, que se levantaba a las cinco de la mañana para ver partidos por televisión cuando era pequeño, conoce muy bien el cuartel general de Carlos Alcaraz. En sus inicios, estuvo a las órdenes del prestigioso Rick Macci, que trabajó entre otros con las hermanas Williams y Andy Roddick, pero su conexión con España le llevó a pasar después tanto por la academia del propio Nadal como por la de Juan Carlos Ferrero. De ahí que la joven promesa haya compartido unos cuantos peloteos con el murciano que tanto nos ilusiona hoy en día a nivel tenístico.
De hecho, hay una anécdota muy curiosa entre Carlitos y Darwin. Sucedió cuando el entonces número uno del mundo se entrenaba con el norteamericano en los dominios de Ferrero. En un partidillo que estaban disputando, Alcaraz hizo un mal gesto al intentar llegar a una bola corta que le lanzó Blanch y sufrió un dolor agudo de inmediato, quedando impedido, teóricamente, para continuar jugando. Sin embargo, el de El Palmar se arriesgó a seguir con el choque, tranquilizando a su entrenador. Unos minutos después, el encuentro había terminado, pero las molestias persistían: se había lesionado en la pierna derecha y tuvo que causar baja en el Abierto de Australia de 2023.
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Aun sin culpa alguna en lo sucedido, Blanch era el que estaba al otro lado de la red cuando Alcaraz se rompió. Sus logros en el escenario formativo han sido loables, ya que ganó el campeonato sub-16 de Estados Unidos en 2022 y en 2023 fue semifinalista en términos júnior tanto de Roland Garros como de Wimbledon. Realmente parecido físicamente a su compatriota Ben Shelton, parece que las grandes fortalezas de su juego pueden residir en la derecha y el saque.
Su debut con los mayores se dio en el último Masters 1000 de Miami, con derrota frente a Tomas Machac (6-4, 6-2). Recibió una invitación para acceder al cuadro final, como ha ocurrido en Madrid. Para, cosas del azar, acabar midiéndose nada menos que a Nadal en su ‘operación regreso’. Un premio mayúsculo que a buen seguro que Darwin Blanch, uno de los talentos que vienen, recordará con cariño para toda la vida.