Se esperaba la confirmación de la noticia como agua de mayo y esta ha llegado este lunes: Jordi Fernández se convierte en el primer entrenador jefe español de la historia de la NBA. Natural de Badalona (41 años), pasa a dirigir a los Brooklyn Nets tras haber sido el asistente principal de los Sacramento Kings hasta este mismo sábado y desde 2022. Su carrera en la mejor liga de baloncesto del mundo incluye, además, seis años en los Denver Nuggets (2016-2022) y siete en la órbita de los Cleveland Cavaliers (desarrollo de jugadores primero y filial en la G League, los Canton Charge, después: de 2009 a 2016). Por si todo esto fuera poco, es seleccionador de Canadá desde 2023.
Aterrizado en Estados Unidos en 2006, para trabajar tres años (hasta 2009) en la Impact Basketball Academy de Las Vegas (desarrollo de jugadores), el ascenso de Fernández, que se fogueó en categorías inferiores en la canasta catalana antes de saltar el charco, ha sido desde lo más bajo. De hecho, empezó trabajando como preparador físico, al ser licenciado en INEF. Eso sí, a quienes le rodearon en sus inicios no les costó nada advertir que Jordi daba mucho más de sí. Tenía madera para acabar dirigiendo a un equipo. Por lo civil o por lo criminal.
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“Ya se le veía un poquito adelantado al momento. Todos los trabajos que él hacía son cosas que después de 15 años yo he visto que se trabajan. Por ejemplo, él hacía el trabajo físico, pero no lo hacía en la sala de pesas, como lo hace todo el mundo. Lo hacía ya en la pista, integrado con trabajos técnicos y de toma de decisiones”, nos contaba Mateo Rubio, que le tuvo a sus órdenes en Hospitalet, para un extenso reportaje sobre la figura de Fernández publicado el pasado sábado en Infobae España.
A Jordi nunca le ha importado sacrificarse, con incursión incluida en la hostelería, en pos de acabar cumpliendo su sueño de, en palabras de su amigo Quim Solà, “ver con sus propios ojos y palpar qué es esto del mejor baloncesto del mundo”. “Estuvo en Andorra, Holanda, Lituania, Noruega… Se movió siempre que podía y pagándolo de su bolsillo. Hacía de camarero para poder ganarse un dinerito e irse luego una semana o diez días. Solo. Y picar a la puerta para poder ver un entreno, un pabellón… Era una inquietud total. Lo tenía muy claro. Nadie le ha ayudado. Todo se lo ha ganado él: no ha tenido ningún tipo de facilidades. Si ha tenido que hacer de camarero, lo ha hecho. Si un verano ha tenido que hacer bodas y bautizos para ahorrar, lo ha hecho”, ahonda quien trabajase con Fernández en el Sant Josep.
Otro íntimo suyo, Vidal Sabater, ratifica todo lo anterior. “Nadie le ha regalado ni una sola cosa que haya pasado en su vida. Se lo ha ganado todo a pulso. Otros entrenadores han empezado como empezó él en Estados Unidos y la carrera que ha hecho no es casualidad. El primer año que estuvo en Cleveland, compartía piso con otros y sólo pasaba los balones a los jugadores antes de empezar los partidos. A partir de ahí, te tienes que hacer tu camino. Y esto no lo consigues ni haciendo la pelota ni teniendo un padrino. Esto lo consigues trabajando. Trabajando duro”, considera sobre Jordi, que trabajó codo con codo con él en el Badalonès.
Gracias a ese esfuerzo continuo en la carrera de fondo que ha tenido que disputar, Fernández ha conseguido alcanzar la cima en la Meca de la canasta. Sabater compartió con este periódico una anécdota muy ejemplificadora sobre el respeto que se ha ganado allí: “Yo he estado en Cleveland cuando él estuvo en los Canton Charge, de entrenador de la G League, y el general manager me lo dijo. ‘Yo es que tendría a este chico siempre aquí. Sé que no le podré mantener, porque ojalá pudiera, pero seguro que no encontraré una persona tan trabajadora y con tantas ganas de hacer cosas como él’. Se gana la confianza de la gente. Aparte de ser muy trabajador, es muy buena persona”.
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Scariolo, maravillado con él
Puede que el ciudadano medio no sepa quién es el protagonista de este hito tan formidable, tal y como se lamenta en el círculo del agraciado. “Lo que está haciendo creo que está teniendo incluso poca repercusión. Si no se llamara Jordi Fernández y tuviera un apellido lituano, abriría portadas. Día sí y día no”, nos decía Solà. Sin embargo, se espera que todo cambie a partir de ahora, aunque los entendidos ya sabían de qué pasta, a todos los niveles, está hecho Jordi.
“Tenía claro que iba a ser el primer entrenador que fuera head coach de la NBA. Creía que iba a ser el año pasado, este o el siguiente”, asegura Luis Guil, número dos de Sergio Scariolo en el banquillo de España. “Creo que es la mejor selección que tenía preparadas nuestras armas para contrarrestarlas. Es muy conocedor de cómo trabajamos, de cómo entrenamos, de cómo hacemos las cosas. Es de los rivales más duros, que no querría ver”, añade al recordar la derrota a manos de la Canadá de Fernández, asistente de la absoluta en el Eurobasket de 2017, durante el pasado Mundial.
El míster de La Familia, con quien Fernández también se lleva de perlas, reconoce la valía del que fuera su pupilo. “En un grupo donde había muchas individualidades, formó un bloque muy cohesionado y capaz de actuar sin celos ni egos. Hubo la sensación de que podían ganar el partido constantemente. Estuvimos por delante en el marcador durante muchísimos minutos, pero mirando hacia el banquillo rival, nunca tuve la sensación de pánico, de que no estaban en control. Esto, al fin y al cabo, incomoda un poquito. Porque tienes la sensación de que el partido nunca está ganado. Como de hecho no lo estaba”, destacó a Infobae España.
Uno de los puntos fuertes de Jordi es precisamente que no ha roto lazos con Europa. Al contrario. “¿Por qué le escoge Canadá? Porque es el entrenador que mejor puede interpretar el basket FIBA, pero que a la vez tiene relación directa y entiende a todos los jugadores NBA. Está entre los dos mundos. Ha sido una pieza indispensable ahí donde ha ido. Ha demostrado que siendo primer entrenador también es capaz, en un nivel tan alto, de sacar el máximo rendimiento”, explica Sabater.
Por si esto fuera poco, la valía personal del badalonés le hace todavía más único. “Transmite trabajo y confianza: las cosas más importantes que te puede transmitir una persona”, resume Guil. “El mensaje llega muy claro, muy limpio y muy motivante”, le sigue Mateo Rubio. “Siempre me ha parecido un hombre de principios, de personalidad. No tiene miedo de decir las cosas claras y directas a los jugadores, pero, a la vez, tiene un enfoque positivo. Sin herir nunca al jugador”, completa Scariolo. “Todos le quieren y le buscan en verano para hacer entrenos personales”, desvela Solà.
La pica en Flandes es indiscutible. “Scariolo y Ettore Messina, que son increíbles, han logrado ser ayudantes y nunca han podido dar el paso, de momento, a ser primeros entrenadores. Que tengamos uno que dé ese paso ha roto un poco la botella. Para mí, es increíble. No entendemos la magnitud que tiene esto, es tremenda. Yo me acuerdo de cuando Pau Gasol fue. Antes, celebrábamos cuando Fernando Martín jugaba 15 segundos. Y de repente fue un jugador y dominó. Yo te diría lo mismo. Que ahora de repente vaya y que va a dominar. Y que parece que tiene carrera para largo”, sentencia Jenaro Díaz, que compartió staff con Fernández en la selección española. Si no le conocían, ya están tardando en subirse al barco de Jordi Fernández.