Rafa Nadal está de vuelta. Conviene no decirlo muy alto para evitar así contratiempos físicos como los que le privaron de competir en Montecarlo. “¡Hola a todos! Están siendo tiempos difíciles para mí deportivamente hablando. Desgraciadamente, os comunico que no voy a jugar en Montecarlo. Simplemente, mi cuerpo no me deja”, arranca el comunicado con el que comunicó su ausencia en Mónaco. Ha acompañado estas palabras en las redes sociales de un vídeo en el que se le ve entrenando en las instalaciones de su academia en Mallorca. Allí, donde ha trabajado sobre el polvo de ladrillo en las últimas fechas para llegar a un evento del que finalmente, por sus problemas físicos, va a tener que apearse.
“Y aunque sigo trabajando y esforzándome al máximo cada día con la ilusión de poder competir en torneos que han sido muy importantes para mí, la realidad es que a día de hoy no puedo”, expone Nadal. “No os imagináis lo difícil que es para mí no tener la oportunidad de poder jugar estos eventos una vez más. No me queda más que aceptar la situación e intentar mirar hacia el futuro inmediato, manteniendo la ilusión y las ganas para darme la oportunidad de que las cosas mejoren. Un abrazo fuerte a todos y ¡gracias por el cariño y apoyo siempre!”, intenta autoanimarse, en medio del que ya es, a todas luces, el momento más comprometido de su trayectoria.
K.O. a Rublev
No obstante, siempre sale el sol. En Barcelona lo hace con especial fulgor cuando el Conde Godó se acerca. Este sábado se realizó el sorteo del cuadro, con Rafa Nadal como mano inocente. No lo era desde 2003, cuando un joven tenista de 16 años decidía la suerte de los participantes de la competición del Real Club de Tenis de Barcelona, su club desde niño. Desde entonces, 22 Grand Slams, 12 títulos del Godó y también muchas lesiones para el manacorí. La última, unas molestias en la zona abdominal que le impedían un saque fluido y potente que provocó su ausencia en el torneo de Montecarlo.
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Y detrás de las dudas, de renunciar a cuatro competiciones esta temporada, de entrenos durante cuatro días, Nadal reapareció sonriente para volver a jugar. “Estoy contento de estar aquí. Barcelona me ha dado muchas alegrías, he pasado muchas épocas de mi vida y este es mi club. Pasar días aquí, ver a la gente, poder entrenar con los jugadores es una alegría”, confesó el exnúmero uno tras el sorteo. Con las intenciones claras, la incógnita sobre su participación parece desvanecerse, porque durante este sábado se ha ejercitado en la pista central, que lleva su nombre desde 2017, ante diferentes tenistas con el fin de mejorar su puesta a punto. Entre ellos, Rublev, sexta raqueta del ranking ATP, es el que brilla con mayor luz propia.
Aunque durante el entrenamiento con Rafa, quien estuvo más iluminado fue el balear, que le endosó 6-1 al ruso para descorchar la botella del optimismo de cara a su debut en la Ciudad Condal, que será el martes. Allí no se verá las caras con Carlos Alcaraz hasta unas hipotéticas semifinales, hasta entonces, ambos seguirán su camino sobre la arcilla con Tsitsipas como mayor obstáculo en el caso del murciano.