Aarón Cortés, tras ser suspendido 15 años por amaños en el tenis: “Sabía que hacía mal, pero era como una droga”

El exjugador español cuenta a ‘Infobae España’ su historia tras revelarse la sanción ‘de por vida’ que le ha impuesto la Agencia Internacional para la Integridad en el Tenis (ITIA): “Lo peor que hice fue meterme en esto, dejarme influenciar por esta gente para ganar un dinero que al final no te está ayudando tampoco”

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Rotura de raqueta en un partido de Copa Davis (Télam)
Rotura de raqueta en un partido de Copa Davis (Télam)

Tanto si siguen el tenis como si no, es muy posible que el nombre Aarón Cortés no les diga nada. Este extenista español, alicantino de 29 años, ha adquirido cierta trascendencia ahora, incluso a nivel internacional, tras haber sido sancionado 15 años por la Agencia Internacional para la Integridad en el Tenis (ITIA). ¿El motivo? Haber caído en la trampa del amaño de partidos, los sobornos y las apuestas, con hasta 35 quebrantamientos del programa anticorrupción tenístico admitidos por él mismo, entre 2016 y 2018.

Con una multa de hasta 75.000 dólares (69.000 euros), a los que habrá que restarles 56.250 si no es reincidente, Cortés, quien llegó a ser número 955 del mundo, ha sido vetado para jugar, entrenar o asistir a cualquier torneo de tenis organizado por la ITIA o una asociación nacional. Una medida que le ha puesto en el primer plano, y de manera repentina. “Tengo el móvil que me explota. Gente que conozco, gente que no conozco tanto… Tengo miles de mensajes”, cuenta a Infobae España, uno de los primeros medios a los que ha decidido narrar su historia. “Yo sé que mi imagen y mi nombre están dañados”, se resigna.

Nada más iniciarse la conversación con este periódico, lo deja claro. “Estoy arrepentido. Por eso, desde el minuto uno, cuando me contactó la ITIA, yo estuve dispuesto a cooperar. Es más, tuvimos una charla y fui yo el que a la semana o dos semanas, después de intentar recopilar esos partidos que yo había jugado en los que podría haber amañado algo o haber ensuciado alguna cosa, les volvió a contactar. Para darles todos los detalles de todo lo que yo recordaba, porque es que no quería guardarme nada. Lo he pasado muy mal”, se sincera. Y concede: “Yo hice algo mal, hice varias cosas mal, y tengo que pagar por ello”.

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Cortés no tiene ningún problema en entonar el mea culpa por lo sucedido: “Yo vengo de una familia muy humilde. Era joven, viajaba solo… El pardillo de turno que se deja influenciar al final, le hace falta el dinero y empieza a hacer cosas que no debe. Estás en una burbuja ahí dentro y no te das cuenta. Empecé a tener ansiedad y a pensar todo esto fríamente dos o tres años después de haber dejado de competir. Al principio, aún estás como ‘bueno, he hecho esto como si fuera jugar a las cartas’. No, tío, que has hecho cosas mal. Vamos a ver, tú estabas intentando competir profesionalmente y la has liado. Has hecho cosas que no debes”.

Central de Roland Garros (EFE/EPA/YOAN VALAT)
Central de Roland Garros (EFE/EPA/YOAN VALAT)

“Una vez que te metes, cada vez lo ves con más normalidad”

Lo del tenis le viene de familia. “Mi padre, digamos, me inculcó esto. Tanto él como mi madre jugaban. Tengo un hermano mayor que me saca 13 años y que también competía. Ellos han tenido varios clubs de tenis y pádel durante su vida. Es algo que yo he mamado desde que he nacido”, echa la vista atrás Aarón. Y, sin embargo, a día de hoy no cree que tuviera lo que hay que tener para ser una estrella de este deporte: “Por cómo me entrenó mi padre, tanto tenísticamente como psicológicamente, yo ahora lo veo y no tenía ninguna posibilidad de ser profesional, porque mi cabeza no estaba preparada. Yo disfrutaba del tenis cuando era infantil, cadete. Fui varios años campeón de la Comunidad Valenciana, era de los mejores jugadores de España. Estuve varias veces en cuartos de final de estos ITF Future, pero nunca daba el paso, por ejemplo, a semifinales. Porque no pensaba que pudiera ser tan bueno como para alcanzarlas”.

Más o menos, identifica cuándo fue el momento en el que empezó a corromperse. “Era en algún país africano. Una vez que tú ya competías a este nivel profesional, pero en el escalafón más bajo, el tema de las apuestas siempre se hablaba en los vestuarios y tal. Yo, obviamente, no tenía ni idea de esto. Llevaba compitiendo en Futures dos o tres años y recuerdo que hice amistad con unos sudamericanos, por ejemplo. Y entonces ellos pues ‘oye, si vas mal de dinero, nosotros te podemos ayudar y tal. Tenemos algún amigo que nos puede ayudar y cual’. Me dejé influenciar y dije ‘hostia, si por hacer esto y esto y esto te dan 500 o 1.000 euros o lo que sea, pues oye, bien, porque eso me salva la semana y tengo dinero para poder jugar, yo qué sé, dos torneos más’”.

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Cortés no esconde sus razones. “No tenía dinero, venía de una familia humilde. Yo viajaba solo. Me he quedado en sitios a dormir que, si los ve, la mayoría de la gente diría ‘no es posible que un tenista al que se le llama profesional…’. Son deprimentes las condiciones en las que están las pistas, los hoteles, los precios de los hoteles oficiales. Iba por mi cuenta, me quedaba en los hoteles u hostales o pensiones más baratos. Viajaba normalmente a países africanos, porque la vida era más barata. Por tema económico, por intentar seguir cumpliendo el que es tu sueño en ese momento”, reconoce.

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No las tenía todas consigo, pero el daño ya estaba hecho. “Al final, esto es como una droga. Tú estás ahí metido en esa droga y lo que quieres es parecerte a Rafa Nadal o llegar a ser top 100 del mundo, jugar un Grand Slam. Era la única solución que yo veía en mi caso, cuando en mi casa no llegaba el dinero y cuando no había dinero, no tenía ni para entrenar o para viajar. El problema es que una vez que te metes, ya luego es como que cada vez lo ves con un poco más de normalidad. Sigues estando siempre con tensión, ansiedad, porque sabes que no estás haciendo algo bien. Pero estás ahí como drogado, por lo menos en mi caso. Tienes como una cortina de humo y no te deja ver más allá”, confiesa.

Cortés aprovecha la oportunidad de compartir su testimonio para hacer algunas matizaciones. “Parece que yo amañé 35 partidos de tenis. No significa esto. Yo tenía cuentas en una página de apuestas. Que yo recuerde sólo era una. Cuando era más joven, apostaba en fútbol, en baloncesto, incluso en tenis. A Rafa Nadal y Djokovic y tal. Yo en ese momento no me podía parar a pensar que por apostar yo en un partido de Rafa Nadal a mí me pudiera caer una sanción. Lo que yo hacía al principio también era apostar a mis partidos. Pero como que iba a quedar ganador, no como que iba a perder a propósito. Y muchas veces perdía el partido y perdía la apuesta que yo había hecho”, comenta. Más adelante, “te decían ‘déjate un punto o déjate un juego y te doy 500 euros’”.

Yo pagué dinero sólo una vez. Fue en Turquía. Y no soy yo el único que pagaba dinero. Era en un resort en Antalya. Todo era un negocio. Tanto el hotel como los transportes, encordar las raquetas, lavar la ropa… Entonces, los directores del torneo allí te pedían 500 o 1.000 euros, no me acuerdo de cuánto era, para darte una invitación. Eso lo pagaban todos los chavales que querían tener una invitación. ¿Por qué pagabas ese dinero? Porque si tú pagabas ese dinero y ganabas solamente un partido, pues ostras, ya cogías otro punto ATP. Tú estás ahí pensando que un punto ATP o dos te van a salvar la vida y al final no te dan nada, pero cuando estás dentro es lo que tú te crees”, quiere aclarar.

Pelotas de tenis (EFE/Kai Försterling/Archivo)
Pelotas de tenis (EFE/Kai Försterling/Archivo)

¿Quién conocía las malas prácticas en las que incurría? “Esa persona que me lo decía se lo diría, supongo, a un apostador. Yo lo que no sé es ese apostador a cuánta más gente se lo decía o en cuántas casas de apuestas apostaba al mismo tiempo. A mí lo que me cuadra después de ver toda esta sanción, porque creo que es bastante fuerte, es que los de la ITIA quieren dar ejemplo conmigo, pero porque supongo que toda esta gente que por ejemplo apostaba en este tipo de partidos míos se forraba a mi costa”, responde el hoy sancionado.

“Eso no me daba para nada”

Cortés tiene muy presente el daño que pueden hacer las redes sociales a los tenistas, ya que los usuarios de estas acostumbran a verter críticas contra los jugadores si los partidos no van como ellos quieren. “Apostando o no apostando, haciendo cosas mal o jugando limpio, el 100%, el 95%, el 99% de los tenistas recibimos siempre amenazas o mensajes de gente. ‘Eres un paquete, por qué te has dejado perder, eres un hijo de…’. Era el pan de cada día. Hicieras algo bien o hicieras algo mal”. Y lamenta: “Desde que se inventó Instagram, como la gente puede estar escondida detrás de la pantalla y tú no puedes saber quién es…”.

También afirma: “Yo no hacía esto cada día o cada semana”. Aun así, ahí está la herida. “Lo peor que hice fue meterme en esto. Amañar estas cosas, dejarme influenciar por esta gente para ganar un dinero que al final no te está ayudando tampoco. Porque era pan para hoy y hambre para mañana. No estamos hablando de 100.000-200.000 euros. Estamos hablando de 500 o 1.000. En un deporte como el tenis, que es carísimo y en el que necesitas, no lo sé, 40 o 50.000 euros al año para intentar jugar a este nivel profesional, eso no me daba para nada. Me arrepiento de haberme metido en esto y de manchar mi nombre. Porque yo sigo dedicándome al deporte de la raqueta. En este momento, me dedico al pádel. Y claro, el tenis y el pádel son como primos hermanos. Eso es lo que más me pone triste”, nos dice.

“Es como un cocainómano, un ludópata. Es una droga, estás ahí y es muy difícil luego. Yo no he recibido amenazas de esta gente que apostaba. Pero sí que es verdad que si, por ejemplo, alguna vez no salía algo como se esperaba, porque yo tenía que perder X juego y a lo mejor el contrincante contra el que yo estaba jugando también hacía su apuesta y entonces las cosas no salían como uno quería… Pues claro, luego te pedían que tú apostases en otro partido para que ellos tuvieran de vuelta ese dinero que perdieron. Es una rueda de hámster que está girando sin parar”, desvela Cortés.

“No me metería en esto por nada del mundo, ni aunque me pagaran un millón”

La gente relacionada con la parte más oscura del tenis, oh sorpresa, no transmite, según sus palabras, las mejores vibraciones. “No sabes exactamente con quién estás tratando. Yo, personalmente, sí, pero yo no sé con quién está tratando luego esa persona. Quién es el apostador. No le conozco de nada. No sé si es un loco, un mafioso… No sé si de repente, si sale algo mal, me van a venir a partir las piernas”. No obstante, la situación le preocupa más en la actualidad que en el pasado: “Aunque lo pasaba mal en ese momento, yo lo estoy pasando peor desde que dejé el tenis. Porque lo veo fríamente, desde otra perspectiva. En ese momento, es como que tienes miedo, pero como estás jugando casi cada semana y tal, no tienes tanto tiempo como para pensar. Estás ahí, sigues entrenando, sigues jugando. Entonces, es diferente”.

“Yo he sido consciente siempre de que estaba haciendo algo mal. Pero claro, lo que te he dicho: era como una droga. Terminé retirándome. Primero, porque ya no podía más mentalmente. No podía seguir jugando al tenis porque mi cabeza no daba para más. Es un deporte muy duro. Entonces, mentalmente no podía más. Segundo, yo creo que también me afectó mucho este tema de este estrés de ‘ostras, ¿llego a final de mes? Ostras, ¿tendré dinero para entrenar? Ostras, ahora me toca amañar esto o lo otro o a ver cómo lo hago’. Aparte, yo tuve una lesión muy grave de la muñeca izquierda. Yo soy diestro, pero tenía el revés a dos manos. En los últimos meses, antes de retirarme, intentaba jugar con revés cortado. Entonces, era imposible. Todo mi tenis, así, me afectaba”, relata Aarón.

Un juez de silla habla con un línea en Wimbledon (REUTERS/Dylan Martinez)
Un juez de silla habla con un línea en Wimbledon (REUTERS/Dylan Martinez)

“Si pudiera echar para atrás, me retiraría del tenis con 20 años”

Unos cuantos años después de cometer las distintas infracciones, nuestro protagonista se encontró con la investigación que ha acabado inhabilitándole ‘de por vida’. “A mí no me han pillado el teléfono. Esta gente, los de Anticorrupción, no son tontos. Esto es como Hacienda. Tú te crees que les estás engañando, pero supongo que, tarde o temprano, al final te cogen. Y yo lo sabía que esto iba a pasar. Lo que no pensaba es que iba a ser después de seis o siete años de haberme retirado”, admite.

“En el momento en el que ves el email, las pulsaciones te van a mil. Porque dices ‘mira, ya ha llegado el día, este día que yo tanto estaba esperando de que me pillaran’. Aunque sabes que te va a llegar, pero bueno, te pones nervioso. Fue en octubre del año pasado, una cosa así. Todo ha llegado de repente. Ellos se han tirado cinco o seis meses supongo que preparando toda la documentación legal, mirándolo todo con sus abogados. Hasta que hace poco me volvieron a contactar y ya me dijeron que tenían la sentencia en firme”, explica Cortés.

No duda en advertir: “He cooperado plenamente. Me contactaron por email y me dijeron que querían hablar conmigo. Tuve una videollamada con ellos. Obviamente, preguntándome por X partido, por esto, por lo otro. Después de eso, yo les contacté y les dije que quería hablar con ellos, porque me dijeron que cuanto más cooperara, luego la sanción iba a ser menor. Luego creo que no ha sido así”. Una vez conocida esta, Aarón no se muerde la lengua. “Creo que ha sido bastante, bastante dura. Ya no por los años, porque yo no tenía pensado volver a competir en ningún momento”. Otra imposibilidad le apena más: “Me sigue gustando el tenis y me hubiera gustado, por ejemplo, de vez en cuando, a lo mejor, dar clases de tenis o todo esto”.

“Sabía que esto iba a pasar, pero no que iba a ser seis o siete años después”

Cuando dejó de competir, “un poco de la noche a la mañana”, su cabeza “reventó” y “no sabía qué hacer”. De hecho, asegura: “No tenía ni un duro en la cuenta del banco”. Finalmente, se convirtió en entrenador de tenis a secas y en entrenador jefe después en un club de su tierra. Más tarde, se pasó al pádel. “No lo hice, ni mucho menos, por nada de este tema de amaños. Era un club de pádel nuevo y el tenis en esta zona donde yo vivo ha ido muy para abajo y el pádel para arriba”, quiere dejar claro. “Me he dedicado a trabajar todo lo duro que puedo con el pádel. Soy una persona honesta, seria. Y, al mismo tiempo, intentar hacer deporte, que creo que para mí está siendo el mejor psicólogo”, completa.

Si pudiera, Cortés lo cambiaría todo: “No me metería en esto por nada del mundo, ni aunque me pagaran un millón de euros. Tener la conciencia tranquila, al final, es lo más importante. Yo no he sido un chaval problemático nunca. He sido siempre deportista, me he considerado buena persona. Yo lo único que intento pensar ahora para que todo esto no me pese tanto es que al final no he matado a nadie. ¿Que he hecho cosas mal? Sí. ¿Que esto es un deporte y un negocio? También. ¿Que no te ayudan en nada cuando tú estás en el nivel más bajo? También. Si pudiera echar para atrás, me retiraría del tenis con 20 años. Yo sabía o podía tener el feeling de que no iba a llegar a ser un jugador top”.

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Aun así, no le sorprende que historias como la suya puedan darse. “En estos niveles bajos, es muy duro. Los premios económicos, las condiciones... No recibes ayudas de nada. Te lo tienes que pagar tú todo: aviones, hoteles, hostales... El premio económico de ganar un torneo de estos que yo solía jugar son, no sé, 800 o 1.000 euros para el campeón. Por ganar una ronda de cuadro final te dan, no sé, no recuerdo ahora cuánto era, pero 50 o 70 dólares. No es que lo comparta, pero yo puedo entender que gente como yo, en la situación que estoy yo, para intentar seguir cumpliendo su sueño, haya caído en esta tentación”, analiza.

Un tenista, preparado para sacar (EFE/ Francisco Guasco)
Un tenista, preparado para sacar (EFE/ Francisco Guasco)

Él, que lo ha vivido en primera persona, no cree que el problema por el que ha sido castigado vaya a erradicarse. “Es la pescadilla que se muerde la cola. Yo he ido a torneos y los sponsors eran casas de apuestas, por poner un ejemplo. Lo que pasa es que pillan a pardillos como yo, que ponen una supermulta aquí para dar ejemplo, pero al final es que no creo que les interese parar esto. Porque sería tan fácil como decir ‘oye, en todas las casas de apuestas no vamos a permitir que se apueste en tenis’. Ya dejaría de haber apuestas. ¿Por qué no lo hacen? Pues porque supongo que no interesa. Porque se mueve muchísimo dinero ahí. Alguien como yo no les interesa a la ITIA o a la ITF o a la ATP que siga jugando, porque les está generando muchas pérdidas. Pero el resto de la gente que no hace esto a propósito les genera mucho beneficio, supongo yo”, opina.

A Aarón Cortés no le queda más remedio que asumir los errores que cometió y cargar con la mochila de los mismos. “Yo le pedí a la ITIA si todo esto podía quedarse en el anonimato, sin dar nombres. Y me dijeron que eso no era posible, que tenían que ponerlo. Lo que yo no imaginaba era que lo iban a poner en redes sociales con nombre, apellidos... Claro, una vez que yo vi eso fue una bomba”, apunta. En la actualidad, no será él quien invite a tropezar con la misma piedra que le lastró. “Obviamente, yo les diría que no caigan, porque el día de mañana se van a dar cuenta de que no hay nada más importante que tener la conciencia tranquila. Pero claro, es muy difícil. Cuando estás ahí y es tan duro, es muy difícil”, sentencia.

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