Un 20 de marzo de 2016, cualquier persona normal y corriente habría visto pasar ante sus ojos la película de su vida en un accidente tan brutal como el que sufrió Fernando Alonso en el Gran Premio de Australia de Fórmula 1. De haberse producido el suceso en décadas anteriores, es muy posible que el piloto español no lo hubiese contado. Gracias al hecho de que la seguridad en los monoplazas ha mejorado sobremanera, a medida que los tiempos y la tecnología cambiaban, no hubo que lamentar una auténtica tragedia en el circuito de Albert Park. Increíble, pero cierto: el bicampeón del mundo salió prácticamente ileso y su monoplaza, el McLaren MP4-31, acabó destrozado.
La seguridad en la F1 fue un tema importante durante esta década, a raíz del triste incidente de Jules Bianchi en Suzuka en 2014.
— 🏁【 Alerta F1 】🏁 (@AlertaF1) December 22, 2019
Dejando fuera aquel amargo momento ¿Cuál fue el accidente que más les impresionó en estos 10 años?
☝🏼Comienzo yo, el de Alonso en Australia 2016 😧 pic.twitter.com/0o0OrVewam
En el estreno de la temporada, cuando todavía era habitual que Melbourne fuese la primera parada del Gran Circo, corría la vuelta 17 cuando Alonso decidió intentar adelantar al Haas de Esteban Gutiérrez. A la hora de superar al mexicano en la curva 3 del trazado, impactó contra él nada menos que a 305 kilómetros por hora. La suspensión delantera se le fue al traste, golpeando el muro a toda velocidad y acabando en la grava de forma vertiginosa. Incluso dio varias vueltas de campana, aterrizando finalmente contra una de las protecciones. Por supuesto, el bólido se convirtió en un amasijo de hierros del que el asturiano, en cuanto pudo y como pudo, salió por patas.
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“Estás volando y saltando. Ves el cielo, el suelo, el cielo otra vez… Sabes exactamente dónde estás. Sigues moviéndote y moviéndote y quieres detenerte. Entonces, el coche se para, con un pequeño hueco para salir. He salido rápido. Mi madre lo verá por la tele, así que quería estar fuera bastante rápido y decir ‘estoy bien’. Ha sido una buena”, comentó Alonso después de tremendo susto. Para él, a pesar de la sangre fría que mostró a posteriori, y para el resto de la parrilla. “¿Está bien?”, preguntaba por radio Romain Grosjean, el compañero de Gutiérrez. “Sí, Alonso está bien”, le tranquilizaban desde su escudería.
El público presente en las gradas también enmudeció debido a la escena. No es para menos, ya que Alonso sufrió una desaceleración lateral de 45G al impactar contra el muro, de 46G al hundirse y volcarse en la hierba y de 20G, en cuanto a la aceleración longitudinal, al aterrizar. El informe del percance no pudo ser más contundente: “Desde un impacto inicial a 305 km/h, el coche de Alonso pudo soportar tres desaceleraciones y una fase de despegue sin lesiones graves para el piloto, principalmente gracias a que los sistemas de seguridad del coche funcionaron de acuerdo a como fueron diseñados”.
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De ahí que los aficionados rompiesen a aplaudir al ver que Magic abandonaba por su propio pie, con saludos al respetable incluidos, el lugar de los hechos: lo peor ya había pasado. Al rato, Alonso confesaba que únicamente le dolía un poco todo, en especial la rodilla. Tampoco eludió la evidencia de que en la F1 “te juegas la vida”, admitiendo: “Si en una de esas vueltas que he dado coincide mal el golpe, igual tienes un problema serio”.
Alonso quiso reincorporarse
La espectacularidad de lo ocurrido llevó al Herald Sun a dedicar la totalidad de su portada, en formato sábana para la ocasión, a Alonso. El titular hablaba por sí solo: “El hombre vivo más afortunado”. El ovetense llegaría a subir un post a Instagram leyendo un ejemplar del rotativo australiano, con la siguiente descripción para la foto: “Creo que se refieren a mí”. Al día siguiente, le dijo al periodista Roger Benoit: “He dormido mal y me duelen las costillas”.
Ocho años después de aquello, Alonso ha reconocido que le hubiese gustado terminar ese GP de Australia. “Yo sólo pensaba en que me llevasen al paddock, no al centro médico, para coger un coche de reserva, que ya no existen, así que un poco de shock sí que tenía, para volver a salir. Porque pensé ‘si hay bandera roja, yo no perdí ninguna posición, me subo al coche otra vez, y salgo donde acabó la carrera con la bandera roja’. Por eso digo que no hay ningún tipo de miedo o de respeto por la velocidad”, expuso en el documental que DAZN le dedicó hace poco, Fernando. Revelado.
En el imaginario colectivo de los seguidores de la F1, Brasil 2003 (tuvo que pasar la noche en el hospital tras irse contra el muro después de chocarse con un neumático: lo más increíble de todo es que concluyó tercero), Mónaco 2004 (el túnel y Ralf Schumacher) y Bélgica 2012 (también voló) están presentes igualmente, entre otros, en lo que respecta a Fernando Alonso y sus accidentes. Sin embargo, Australia 2016 se lleva la palma. “Lo bueno es que los dos estamos bien”, zanjó el ovetense. Cuánta razón tenía.