El Barcelona gana al Nápoles y recupera la ilusión en Champions

El conjunto azulgrana, liderado por los adolescentes de La Masía, pierde el miedo a Europa y vuelve a ganar una eliminatoria continental cuatro años después. El mejor Barça de la temporada apareció en el momento indicado, aunque sufrió para conseguir el billete

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Los jugadores del FC Barcelona celebran el pase a cuartos de final (EFE).
Los jugadores del FC Barcelona celebran el pase a cuartos de final (EFE).

Xavi y su hermano se funden en un abrazo mientras las botellas vuelan por el banquillo azulgrana, el agua se desparrama y cada zapato abandona su zapatero. Los integrantes del cuerpo técnico entran al terreno de juego donde se mezclan con sus jugadores para celebrar que el barco había llegado a puerto. Lewandowski acababa de materializar una jugada en la que había brillado Sergi Roberto y hacía claudicar (3-1) al Nápoles. Los cuartos de final se quedan en Barcelona tras un partido que no iba de dinero, por mucho que haga falta en las arcas culés, tampoco de prestigio, por más que hayan pasado cuatro años desde su última eliminatoria ganada -precisamente ante el club italiano- lo que se jugaba en Montjuic iba de reivindicarse. Y Xavi y su Barcelona lo hicieron.

El técnico abandonará el banquillo a final de temporada, salvo cambio de opinión de última hora, pero ya sabe que Cubarsí, Lamine Yamal y Fermín son su legado. No le tembló el pulso cuando tuvo que sacar de la partida a tres adolescentes a bailar con la más fea y sobre una tarima que resbalaba y cuya caída sería de proporciones bíblicas. Pero los tres imberbes juegan con el paracaídas de quien no le tiene miedo al golpe. Cubarsí, el día de su debut en Champions, sacaba la escoba cada vez que un balón aparecía en su radar, Lamine sorteaba a un superado Mario Rui y Fermín puso el rock and roll a una noche eléctrica.

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Tres adolescentes muy maduros

Cubarsí encontró superioridad en la salida de balón. Cancelo le dio continuidad y Raphinha, tantas veces acelerado, supo frenar y asistir a un Lewandowski que la dejó pasar para burlar a los centrales y cederle a Fermín los vítores al materializar en gol la gran jugada coral. Ni dos minutos pasaron cuando el que celebraba ahora era Cancelo tras aprovechar el escupitajo del palo al disparo de Raphinha. Dos goles en menos de veinte minutos, inicio impecable. El Barcelona jugaba con energía y concentración. Verticales en ataque, con dos puñales por banda, y sólidos en defensa.

Fermín López, autor del gol que abrió la victoria del Barcelona ante el Nápoles (3-1), admitió que marcar un gol en Champions y en unos octavos de final fue una sensación indescriptible: "Era mi sueño de pequeño"

Mordían en el medio del campo y subían la línea para aislar y dejar en fuera de juego a Osimhen y Kvaratskhelia. Ni siquiera la renta de dos goles hizo bajar el ritmo a los de Xavi que desarrollaron el mejor fútbol de su temporada. Siguieron mostraron las mismas virtudes, jugaron como si tuvieran que remontar en lugar de administrar la ventaja y jugar con el marcador. No durmieron el partido con el balón y cuando se concedieron una tregua, se volvieron vulnerables. Politano le ganaba la espalda a Cancelo y filtró a Rrhamarni que devolvía la tensión a Montjuic al superar a Ter Stegen que poco después evitaba el empate de Di Lorenzo.

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Licencia para soñar

La inquietud quedó anestesiada después de que el árbitro y el VAR se desentendieran de un pisotón de Cubarsí a Osimhen en el área. De la caseta salieron ambos equipos con los papeles intercambiados. El Barcelona, sin ideas, era quien iba a remolque del Nápoles, resucitado por Rrhamarni. Xavi lo detectó y tomó cartas en el asunto de inmediato. Rescató del ostracismo a Oriol Romeu y refrescó con Sergi Roberto, probablemente el jugador que mejor interpretó lo que estaba por jugarse. Fue él quien recibió de Gündogan y sirvió a Lewandowski la sentencia que declaraba el estado de felicidad en Montjuic.

El Nápoles quedó aturdido y sólo pudo aspirar a maquillar el resultado. El desenlace permitió a Xavi sacar pecho tras cuatro años de sequía y un sendero de eliminaciones europeas. “Se dijo que éramos el bufón de la Champions ¿qué hacemos ahora?”. La respuesta se vio en el campo. El triunfo no fue el de un superviviente más, sino el de un equipo que no tiene las apuesta a favor pero selló su licencia para soñar. Mundial de Clubes 2025, cuartos de final en Champions y las nubes grises que ornamentaban el cielo azulgrana cada vez más alejadas. Al menos por un tiempo. Lo que dure el sueño europeo.

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