Si hubiera que elaborar una lista de futbolistas de los que se ha hablado más por su faceta extradeportiva que por lo que lograron en el terreno de juego, a buen seguro que Paul Gascoigne aparecería en ella. Y en un lugar destacado. El exjugador inglés, un clásico del deporte rey en los 90, vuelve a ser noticia por el motivo que le ha llevado a acaparar titulares, y no precisamente positivos, desde que se convirtió en una celebridad: sus problemas con el alcohol.
Gazza ha decidido quedarse a vivir en casa de su agente en Poole, para que su adicción esté más controlada. Además, también ha contado que vuelve a acudir a reuniones de Alcohólicos Anónimos. Una rutina que no le ha importado adquirir ni reconocer: “Están bien, son inofensivos… Después de asistir al primer par de reuniones, seguí los 12 pasos y uno de ellos fue encontrarme con la persona a la que culpabas y pedirle disculpas”.
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En una entrevista para High Performance, que va a lanzar un documental sobre él, Gascoigne, una vez más, no se ha mordido la lengua con respecto a su alcoholismo. Todo lo contrario. “Yo solía ser un borracho feliz. Ya no lo soy. Soy un borracho triste. No salgo a beber, bebo dentro de casa”, afirma. “Trato de no deprimirme porque el mundo ya está bastante deprimido. Y cuando estoy realmente deprimido, es cuando bebo para animarme”, añade.
“No creo que haya defraudado a ningún entrenador, ni a los jugadores ni a los aficionados. Si hubo alguien a quien decepcioné, fue a mí mismo. Pero más bien fue por la bebida, cuando terminé de jugar”, cuenta Gascoigne, que también lamenta los problemas que le causaron las lesiones en su momento: “Estuve muchos años parado, como cuando me rompí los ligamentos y luego la rótula. Me perdí cuatro años de fútbol. Habría jugado 100 partidos internacionales con Inglaterra”.
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Finalmente, Gazza, hoy con 56 años, vistió 57 veces la camiseta inglesa, con 10 goles en su cuenta particular. A nivel de clubes, pasó por Newcastle, Tottenham, Lazio, Glasgow Rangers, Middlesbrough, Everton, Burnley, Gansu Tianma y Boston United, con una carrera como profesional que se extendió entre 1985 y 2004. Puede que el momento más sobresaliente de su carrera se diese con su equipo nacional en el Mundial de Italia 90, en cuyo once ideal fue incluido.
“Nadie conoce a Gazza. Incluso yo mismo a veces”
“Si quiero que sea un mal día, todo lo que tengo que hacer es ir al pub. Si quiero que sea un buen día, saco mi caña y salgo a pescar… No es la bebida, es el después. Después de mirar mi teléfono y ver 30 mensajes o llamadas perdidas, sé que estoy en problemas”, asegura Gascoigne. Quien incluso señala: “Llegué a sacar cocaína de asientos de inodoros… y luego me pidieron que fuera embajador de mi país. No sabía si reír o llorar”.
En lugar de beber, Gascoigne ha pasado a tomar hasta 15 cafés al día. “Es realmente fácil. Sólo trato de mantenerme alejado de los lugares peligrosos. Si tomo una copa, la tomo porque quiero. No es por ningún motivo en particular. No culpo a nadie, solía culpar a mucha gente cuando bebía”, explica. “Nunca me he rendido. Creo que el momento en que me rinda será cuando esté en una caja de madera. Aparte de eso, seguiré luchando”, promete.
“La gente conoce a Paul Gascoigne, pero nadie conoce a Gazza. Incluso yo mismo a veces”, admite. Los demonios que tanto le han atormentado parecen dejarle más espacio que antaño, pero bajar la guardia no puede estar en sus planes. No cuando ha pasado por centros de rehabilitación siete veces, por lo menos, tras haber colgado las botas.