Aston Martin ha pescado en las aguas más revueltas del paddock de la Fórmula 1 tras el primer fin de semana de competición: Alpine. La desastrosa actuación de la escudería francesa en Baréin, con Esteban Ocon y Pierre Gasly en la cola de la parrilla, sigue trayendo consecuencias. Sobre todo, las dimisiones de Matt Harman y Dirk de Beer, director técnico y jefe de aerodinámica, respectivamente. Pero también, ahora, la salida de Bob Bell. Todo un nombre propio del equipo en las dos últimas décadas, que era asesor hasta este miércoles y que pasa a engrosar las filas verdes como Director Ejecutivo Técnico. Para reencontrarse, un dato para nada menor, con Fernando Alonso.
“Me ha impresionado el progreso de Aston Martin en los últimos años. La oportunidad de desempeñar mi papel en ese viaje es increíblemente emocionante y espero trabajar con los grandes líderes técnicos de Silverstone. La escala y ambición de este proyecto es muy motivadora. Estoy deseando jugar mi parte con Mike (Krack, director del equipo) y el resto del equipo”, expone Bell en el comunicado oficial de los de Silverstone.
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Ha sido recibido con los brazos más que abiertos por Aston Martin, como atestigua Krack en la nota: “Estoy encantado de dar la bienvenida a Bob Bell. Su historial en el deporte habla por sí mismo y su experiencia nos ayudará a seguir dando pasos adelante en el emocionante viaje en el que estamos. Esta es una cita clave para garantizar que estamos optimizando todo lo que hacemos como equipo y centrándonos en las áreas de rendimiento adecuadas”.
Así pues, el británico pasa a estar al frente de las parcelas técnicas, de ingeniería y de rendimiento en Aston Martin. Su contratación tiene un punto cuanto menos ilusionante, al repasar la hoja de servicios que le contempla: con él al frente de la dirección técnica de Renault, Alonso logró ser campeón del mundo tanto en 2005 como en 2006.
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Cuatro décadas en la F1
El idilio entre Bell y el Gran Circo comenzó en los años 80 en McLaren, donde trabajó en la parcela aerodinámica y fue uno de los diseñadores de uno de los monoplazas más dominantes de todos los tiempos: el MP4/4 de 1988. Tras coincidir con un piloto tan legendario como Ayrton Senna, ficharía por Benetton en 1997, para marcharse posteriormente a Jordan y convertirse en su jefe de dinámica de vehículos. Ya en 2001, regresaría al primero de estos dos equipos, ya conocido como Renault.
Allí coincidiría lo suyo con Alonso e incluso se convertiría en director de la escudería en 2009, aunque por poco tiempo. En 2010, pasó a ser director general. A continuación, Bell dirigió sus pasos hasta Mercedes, donde asumió la dirección técnica durante tres temporadas y tuvo un papel protagonista a la hora de desarrollar el W05 con el que Lewis Hamilton reinó en 2014. Marussia requeriría de sus servicios en otra etapa breve, con Renault volviendo a reclamarle para sí en 2016.
Tras dos cursos como director técnico, Bell dio un paso a un lado y pasó a ser asesor, ya con la denominación Alpine en liza. Su salida se une a las de Harman y De Beer en el presente más inmediato, además de a las de Otmar Szafnauer, Alan Permane y Pat Fry el pasado verano. Nada menos que, por orden, director, director deportivo y director técnico. Un lavado de cara que ha continuado meses más tarde y que ha llevado a Joe Burnell a ser director técnico de ingeniería, a David Wheater a convertirse en director técnico de aerodinámica y a Ciaron Pilbeam a ascender a director técnico de rendimiento.