Sonny Angel, Smiski, Monchhichi, Mofusand, el universo Sanrio o los Sylvanian Families. La cultura japonesa se ha colado en el imaginario mainstream. Los niños ya no quieren jugar con una Barbie, ahora prefieren una bento box (el táper japonés) de Hello Kitty o Cinnamoroll, su dulce y entrañable compañero. Lo anterior, sin embargo, no ha quedado relegado a la demográfica infantil: los centennials han acaparado el furor de todos los objetos de colección asociados a la ternura y la fiebre kawaii.
Tras copar los teléfonos con pequeños querubines con inusuales gorritos, la última novedad en su amplio listado de tendencias poco, o nada, tiene que ver con el universo del juguete. Se trata de la Hobonichi, un elemento de culto en la ética racional de Japón. El algoritmo ha convertido a este modelo de agenda en el último objeto codiciado del presente. “Es una de las preferidas del consumidor”, cuenta a Infobae España Jing Jing, fundadora de Entropía Paperstore, ubicada en Barcelona. Su papelería es la única en toda España que comercializa con productos de la marca: tanto sus icónicas agendas (de la Techo A6 o A5, a los modelos semanales), como las fundas para éstas u otros cuadernos adicionales para completar la experiencia.
En Entropía llevan cinco años trabajando con sus productos, pero Jing Jing alerta: “No es algo nuevo, lleva décadas vendiéndose”. Desechando la idea de que la Hobonichi haya “aparecido de la nada”, y aunque la demanda de este tipo de agenda siempre ha sido “elevada” en su negocio, sí que ha apreciado un aumento de interés en el último año. “Ha habido un boom muy importante entre gente que quizá no la conocía, pero que la ha visto en algún sitio y quiere probarla, o incluso regalarla”, cuenta. “Si te digo la verdad, yo tampoco sé qué ha ocurrido”. Se refiere al ‘agotado’ que suele acompañar a los modelos que se venden tanto en su papelería como en otras tiendas del extranjero.
Hasta ahora, la Hobonichi era un “producto con renombre” en la comunidad de los amantes de la papelería, el planning o las agendas. Sin embargo, un nuevo grupo ha entrado en juego. Todas las ediciones de 2025 están agotadas tanto en su página web como en la tienda (un fenómeno similar se reproduce en negocios de Italia, Reino Unido u otros países en los que se comercializa). ¿Por qué? La empresa japonesa es ciertamente exquisita a la hora de decidir con quién trabaja y a quién le permite vender sus agendas. Su producción no responde a la demanda, así que cuando se agotan, se acaban de forma definitiva.
“Una de las razones por las que a los más jóvenes se les hace difícil comprarlas es porque tienen un calendario establecido, pues empezamos a venderlas el 1 de septiembre”, explica Jing Jing. Este detalle no suele tenerse en cuenta a la hora de adquirir la Hobonichi, algo que la dueña de Entropía considera “desafortunado”. Cuando los españoles se embarcan en la búsqueda de una agenda para el próximo año, los modelos de la marca japonesa han volado. “Comprarla a finales de diciembre o principios de año es imposible”, añade. “Nosotros ya no podemos reponerlas, porque han dejado de fabricar más unidades para 2025″.
Por ello, en Entropía Paperstore han tenido que recurrir a un modelo que, hasta ahora, no se había comercializado en España. “Hobonichi tiene una colección de primavera que empieza en marzo, coincidiendo con el calendario escolar japonés”, explica Jing Jing. Aunque nunca habían pedido estas agendas por motivos obvios (quién en España querría comenzar a organizarse la vida tres meses después del inicio del año), “estamos intentando traer algunas”, una decisión motivada por la elevada demanda del producto.
¿Qué tiene de especial la Hobonichi?
Hobonichi define sus agendas como algo más que un espacio para los recordatorios o las citas importantes de la semana: son un estilo de vida. La marca japonesa lleva más de dos décadas lanzando sus planner, adaptadas a todo tipo de necesidades. ¿Qué las ha convertido en un objeto de deseo para los perfiles menos acérrimos a este tipo de producto? “Más que la forma de organización, cuya estructura es muy básica, la clave es el papel”, cuenta Jing Jing. “Hay muchas otras marcas, como Moleskine, que tienen una organización similar”, apostilla, pero ninguna es como la nipona.
El punto importante, y quizá el elemento que explica su popularidad, es el papel (patentado) que ésta emplea. Se llama Tomoe River y es muy fino, apenas pesa 52 gramos (el folio de la impresora, por ejemplo, tiene 80 gramos). Esto permite que su tamaño se reduzca considerablemente en comparación con las agendas de otras marcas, y también explica por qué Hobonichi puede comercializar un modelo con una página específica para cada día del año.
“Es un papel que aguanta muchísimo. Puedes escribir con pluma, rotulador y hay gente que incluso utiliza acuarelas sobre las páginas, lo que hace que sea un producto súper versátil”. El Tomoe River no solo es fino y ligero, también evita transferencias de tinta o líquido “sin perder la calidad”. “Es un tipo de agenda que te da mucha libertad y no te limita nada”, explican desde Entropía. Aunque su precio no baja de los 40 euros (obviamente depende del modelo, del tamaño o de los accesorios que la acompañen), Jing Jing admite que “el 90 por ciento de la gente que se la compra repite”: “El producto no es barato, pero tampoco voy a decir que es caro. Es costoso porque emplea buenos materiales”, apostilla.
Elegancia compacta y un interés por mantener la “esencia japonesa” viva. Hobonichi no solo es la joya de la papelería nipona por su calidad, también por las diversas colaboraciones que lleva a cabo con artistas locales o con el imaginario visual de algunas ficciones de anime o manga, como en el caso de One Piece. “Recoge un nicho diferente, porque hay gente que compra la agenda porque le encanta y otros porque son seguidores de algunos de sus diseños”, cuenta Jing Jing.
Entropía Paperstore también será la única papelería en nuestro país que va a albergar un evento exclusivo de Hobonichi. Será el 16 de febrero en su tienda y a él acudirán algunos de los principales representantes de la marca. “Están sorprendidos de que haya habido una acogida tan grande en España durante todos este tiempo, pero sobre todo de perfiles más jóvenes”, cuenta la dueña. “Lo de este año seguramente les haya asombrado”, añade sobre el boom que ella misma ha podido observar en las ventas e interés de sus agendas. “Quieren conocer mejor al público español”, admite. En el mes del año en el que muchos se despiden del olor marítimo y las tardes infinitas, Jing Jing comenzará a preparar la campaña de 2026. El que avisa no es traidor.