Pocas películas se estrenaron en los años 90 tan importantes como Seven. El film de 1995 cambió para siempre la forma de ver el thriller, la carrera de actores como Brad Pitt o Kevin Spacey y por supuesto la de David Fincher, el director detrás de todo. Fincher ya había realizado Alien3, pero con este segundo largometraje demostraría su valía como director en un proyecto no atado a una franquicia y completamente original. Es por eso mismo que recuerda con tanto cariño la película tanto tiempo después, treinta años para ser exactos.
Tanto tiempo después, había un misterio que continuaba por resolver, y no es otro que qué había en la caja de la escena final. Seven cuenta la historia de dos detectives -Somerset y Mills, interpretados por Morgan Freeman y Brad Pitt- que comienzan a investigar una serie de truculentos asesinatos hasta que dan con el autor detrás de semejanes fechorías. Resulta ser un tal John Doe (Kevin Spacey), quien se entrega voluntariamente y tiene guardada una sorpresa final para los detectives. En una de las últimas secuencias de la película, los detectives y el criminal han de parar en medio de la carretera para recibir un paquete un tanto particular. Nunca se llega a ver qué hay en él, pero se intuye que es la cabeza de la mujer de Mills, el personaje interpretado por Gwyneth Paltrow.
Pero una cosa es lo que sucede en la película y otra bien distinta lo que había realmente dentro de la caja. Durante años la teoría más apoyada fue la de que dentro de la caja había una prótesis que imitaba la cabeza de la propia Gwyneth Paltrow, para dar un mayor realismo y tensión al rodaje. Sin embargo, ha sido el propio Fincher el que se ha encargado de desmentir esta teoría así como de por fin aclarar qué había realmente entre esas paredes de cartón que sostenía Morgan Freeman y miraba con tanto horror Brad Pitt.
“No, es totalmente ridículo. Creo que teníamos una bolsa de dos o tres kilos. Habíamos hecho la investigación para averiguar, si el índice de masa corporal de Gwyneth Paltrow era X, qué parte de eso sería atribuible a su cabeza. Y así tuvimos una idea de lo que pesaría, y creo que había un peso dentro de ella”, explicaba el director en una entrevista, añadiendo un detalle que lo hace todo aun más ingenioso. “Pusimos una peluca allí, de modo que cuando Morgan rasga la caja abierta había algo de esta cinta que se utilizó para sellar la caja. Creo que era una bolsa y una peluca, y creo que la peluca tenía un poco de sangre en ella, para que algunos de los cabellos se pegasen y se viesen. Creo que Morgan abrió 16 o 17 de esas. Pero como siempre digo, no necesitas ver lo que hay en la caja si tienes a Morgan Freeman”.
La importancia de ‘Seven’ para Fincher
Aunque la película no tuvo en cuanto a premios se refiere el reconocimiento que quizá merecía -apenas recibió una nominación al Oscar-, lo cierto es que Seven fue una película de importancia capital en la reconstrucción del thriller, e inspiró muchos largometrajes posteriores. Tanto fue así que incluso cuando el propio Fincher se presentó en Warner con un nuevo proyecto, los ejecutivos esperaban de este que fuese parecido a Seven, sin saber que se encontraban ante otra gran película pero bien diferente, como era el caso de Zodiac.
Recuerdo cuando enseñamos la película a Warner Brothers y dijeron: “‘Esto no es Se7en’ . Yo estaba como, Mira, me encanta el guión de Se7en. Tiene algo de pulp, y me gusta lo pulp. Pero Zodiac no es eso. No sé hasta qué punto estaba pensando en términos de, ‘bueno, esto no va a hacer nada’. Sólo sentí que hay ese tipo de películas de asesinos en serie, y luego está esto. Y yo ni siquiera sé si Zodiac es realmente una, quiero decir, sin duda se trata de un asesino en serie, pero es una película de periódicos hasta la médula”, reflexionaba el cineasta.