Richard Gere interpreta a un hombre moribundo en su última película: “Me basé en mi padre antes de fallecer para hacer este personaje”

El actor vuelve a trabajar con Paul Schrader más de cuarenta años después de hacer juntos ‘American Gigoló', la película que lo lanzaría al estrellato

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Un hombre a punto de morir vierte sus recuerdos en un documental sobre su vida

Cuando tenía 31 años, en 1980, Richard Gere protagonizó una película que lo catapultaría a la fama como icono sexual mucho antes que Pretty Woman. Se trataba de American Gigolo, y era la tercera película tras la cámara de Paul Schrader, prestigioso guionista de películas míticas de Martin Scorsese como Taxi Driver.

A Schrader siempre le había interesado ahondar en la trastienda del Sueño Americano y si en su ópera prima, Hardcore, un mundo oculto se había introducido en el submundo de la pornografía, en American Gigoló hizo lo propio con la prostitución, en este caso masculina.

En ella se contaba la historia de un joven atractivo e inteligente de Los Angeles que utilizaba sus encantos para ganar dinero a través del sexo, pero se verá inmerso en una trama de corrupción política que destapaba toda la hipocresía y la decadencia de los valores norteamericanos.

Paul Schrader y Richard Gere se reencuentran 44 años después

Richard Gere en 'American Gigoló',
Richard Gere en 'American Gigoló', de Paul Schrader (1980)

Han pasado 44 años desde ese encuentro entre Paul Schrader y Richard Gere. Cada uno fue construyendo su carrera a su manera, el primero casi siempre en los márgenes de la industria y, el segundo, coronándose como estrella de Hollywood para, tiempo después, prácticamente desaparecer de los focos, de manera que son escasas sus apariciones en la pantalla.

Sin embargo, ahora han vuelto a reunirse en una película absolutamente crepuscular que habla de la enfermedad, de la muerte, de los recuerdos y también del cine como herramienta para refugiarse en la ficción.

Su título, Oh Canada, basada en la novela de Russell Banks (que Schrader ya adaptó en Aflicción) que nos presenta a un hombre a punto de morir que se ofrece a hacer un documental sobre su vida en la que laten los secretos.

“Paul y yo hemos seguido siendo amigos a lo largo de los años, y siempre he admirado su cine, todas esas películas independientes que ha hecho y queríamos volver a trabajar juntos. Me dijo que quería volver a adaptar a Russell Banks y que tenía el papel perfecto para mí”, cuenta Richard Gere a Infobae España sobre el germen del proyecto.

Sin embargo, durante el proceso, el escritor falleció y coincidió con la muerte del padre del actor con más de 100 años. “Eso nos hizo estar a Paul Schrader y a mí en un estado emocional muy concreto a la hora de enfrentarnos a una película que, precisamente gira sobre el fin de la existencia, y quisimos dar sentido a la pérdida de las personas cercanas a las que queríamos”.

‘Oh Canada’: una película sobre el pasado y los recuerdos

Jacob Elordi, la version joven
Jacob Elordi, la version joven de Richard Gere en 'Oh Canada' (Avalon)

Eso hace que Oh Canada se convierta en una obra casi testimonial sobre el pasado y de qué forma lo recordamos, de manera que vamos fundiendo y confundiendo lo que nos pasó a través de la memoria. En la película, Gere interpreta a Leo Fife, un joven que tenía una vida en Estados Unidos, con una familia, y decidió dejarlo todo atrás para escapar del reclutamiento militar, marchándose a Canadá para empezar de cero. Allí, comenzará a filmar y se convertirá en un prestigioso documentalista y construirá una vida junto a Emma (Uma Thurman), aunque los fantasmas de su pasado, reaparecerán cuando esté a punto de morir.

“Esta película tenía el reto de tener una narración fragmentada, de contar con numerosos flashbacks y eso lo sabe muy bien hacer Schrader, porque las novelas son medios dimensionales y el cine es eminentemente visual. Y, en medio de todo eso, queríamos encontrar el modo de reflejar qué clase de culpa o vergüenza escondía mi personaje”, continúa Gere. “Y para eso hemos optado por la sugerencia en vez del subrayado, que es más reduccionista”.

Una de las cosas que más sorprenden en Oh Canada es que el personaje que encarna Gere en su etapa madura, esté interpretado por Jacob Elordi, con el que no guarda demasiadas similitudes físicas (sobre todo en lo que se refiere a la altura). “Bueno, ambos trabajamos mucho para que el personaje tuviera el mismo espíritu. Estuvimos un mes entero para jugar con diferentes formas de abordarlo. Y sí, al ser dos personajes en etapas vitales diferentes, tienen un físico muy distinto, pero hay una línea directa que los recorre”.

En defensa del cine independiente

Richard Gere y Uma Thurman
Richard Gere y Uma Thurman en 'Oh Canada', de Paul Schrader (Avalon)

El intérprete de películas como Oficial y caballero o Las dos caras de la verdad admira profundamente a Paul Schrader y su forma de hacer cine con presupuestos reducidos. “Hicimos esta película en dieciocho días de rodaje, como en los viejos tiempos, cuando ahora se tarda en hacer lo mismo ocho semanas. A mí me gusta ese espíritu, pero lo cierto es que resulta muy complicado encontrar financiación para estos proyectos. Hacer cine independiente es extremadamente difícil, sobre todo después del COVID, que lo arruinó todo. La gente ha cambiado sus hábitos de consumo y es difícil encontrar la pantalla adecuada para el cine más alternativo. No creo que antes se pensara tanto en todo esto, no creo que él y Scorsese planearan Taxi Driver en función del presupuesto y de si sería rentable o no”, reflexiona.

El actor reconoce que vivir junto a su padre hasta el día de su muerte le dio una imagen muy clara de cómo tenía que moverse una persona mayor y deteriorada por la enfermedad, lo cual le ayudó a encarar al personaje. “Sé cómo cambió su cuerpo y cómo caminaba de manera diferente al final de su vida. Estuvo con un andador, después en silla de ruedas y lo difícil que era maniobrar con él en el baño. Y todo eso me hizo encontrarme a mí mismo de alguna manera, así que sí, me basé en él para hacer este personaje”, se sincera Gere.

Eso también lo traslada al tema de los recuerdos que aborda Oh Canada. “Aunque estuvo muy presente y tuvimos conversaciones muy plenas, también sus recuerdos eran diferentes, así que, cuando leí el guion quise aportar mi propia experiencia con él. A medida que envejecemos los pensamientos tienen a ser más fluidos, más líquidos y expresionistas. Todo se vuelve más onírico y se fusionan unas caras con otras, uno momentos con otros, como si se tratara de una pintura de Francis Bacon”.

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