El cine está de luto. La icónica Marisa Paredes, la dama de nuestro cine y musa de Pedro Almodóvar, ha fallecido este martes a los 78 años de edad, tal y como ha informado la Academia de Cine (que presidió durante tres años). Convirtiendo el ejercicio dramático en una demostración de vitalidad, la intérprete que recibió el Goya de Honor en 2018 deja un legado interpretativo de gran calibre. Más allá de las mujeres que interpretó en cintas como Tacones Lejanos o La flor de mi secreto, probablemente su mejor papel para el cineasta manchego, su trayectoria reúne diversos géneros y roles.
Con 14 años, Paredes debutó en el cine con Esta noche tampoco, de José Osuna, y no dejó de trabajar desde entonces (tanto delante de las cámaras como sobre el escenario). Sin embargo, su verdadera incursión en la industria se produjo en la década de los 80 al aparecer en Ópera prima, de Fernando Trueba, un papel que le otorgó popularidad y con el que consiguió ser una de las musas predilectas de Almodóvar.
Dentro de su largo currículo de apariciones, destaca una película que marcó un antes y un después en su carrera, pues como ella misma admitía en un coloquio que rememoró el largometraje en la Filmoteca de Cataluña el pasado mes de mayo, “tenía una carrera consolidada pero en el cine, quizá porque por mi físico no doy la típica española, no encontraba mi lugar”. Hablaba de Tras el cristal (1987), la primera película de Agustí Villaronga y una de las cintas de culto más injustamente olvidadas del cine español. Se trata de “la historia de un nazi, como hubo muchos”, pero para la Villaronga se inspiró en la figura de Josef Mengele, el médico de Auschwitz. “Todo eso no es ninguna fantasía sino hechos reales, y en Alemania costaba de aceptar”, contó la intérprete en unas declaraciones recogidas por El País.
En ella, Paredes pudo dar fe de su amplio abanico interpretativo en un proyecto de terror psicológico que recuerda a los grandes clásicos del cine de suspense, así como a maestros del género como Alfred Hitchcock o Fritz Lang. La actriz madrileña brilló en un escenario de oscuridad, reafirmando su compromiso con papeles de elevada carga dramática. Tras el cristal narra la historia de Klaus (Günter Meisner), un médico nazi confinado en un pulmón de acero tras un intento de suicidio, y de su esposa Ángela (Paredes), que vive en un ambiente opresivo junto a su hija. La llegada de un joven enfermero desencadena un macabro juego de poder y sometimiento.
Entre la fragilidad y la resistencia, Ángela deberá convivir en un enclave asfixiante que la convierte en una mujer atrapada entre el horror y el deber. Navegando entre todos los sentimientos anteriores, la interpretación de Paredes se convierte en un pilar hegemónico de la narración. En el coloquio en torno al filme de Villaronga que se produjo hace unos meses en Barcelona, la actriz recalcó que el director “es sin duda uno de los mejores cineastas de este país y de muchos otros”.