Jesús de Nazareth no nació el 25 de diciembre, en realidad. Y lo más probable es que tampoco lo hiciera en el año “0″. Las historias sobre su nacimiento están basadas en dos testimonios que se contradicen entre sí, concretamente en los evangelios de Mateo y de Lucas. Según el historiador español Javier Alonso López, Mateo fechó el nacimiento de Jesús entre el 5 y el 6 a.C, en tiempos de Herodes el Grande (40-4 a.C). Lucas, por su parte, indicó que habría tenido lugar en tiempos del emperador Augusto, cuando, por encargo del mismo, Publio Sulpicio Quirino llevó a cabo un censo en la provincia romana de Siria, alrededor del año 6 o 7 d.C.
En cuanto al 25 de diciembre, al igual que otros festivos como el Día de Todos los Santos, fue una fecha establecida simbólicamente por el emperador Constantino cuando el Cristianismo comenzó a asentarse en el Imperio Romano. Lo más probable es que se tratase de una forma de superponer esta nueva religión al resto de tradiciones, ya que, a finales de diciembre, tenían lugar muchas festividades paganas, judías, del mazdeísmo persa y también nórdicas relacionadas con el solsticio de invierno en el hemisferio norte. El mismo 25 de diciembre, por ejemplo, era una celebración romana pagana de culto al Sol Invictus, relacionada con el dios del sol Apolo.
Los tres Reyes Magos tampoco eran tres, ni eran reyes, y “magos” querría decir astrólogos, no hechiceros. Hay quien relaciona esta consideración con las tres estrellas más visibles del cinturón de Orión, conocidas, de hecho, como los Tres Reyes Magos, debido a que son visibles saliendo por el horizonte este, como persiguiendo al Sol, en los anocheceres de la época navideña. Por todo esto, podría considerarse que las historias sobre la Natividad realmente sean astrológicas: cada año, los Tres Reyes Magos del Cinturón de Orión se vuelven protagonistas en la cúpula celeste, siguiendo a Sirius -la llamada “estrella de Belén”, esa azul tan brillante - en pos del Sol, que, después del solsticio de invierno, “vuelve a nacer” en tanto que los días se empiezan a volver más largos.
El origen de los villancicos, las canciones de las villas
Al igual que las historias y tradiciones navideñas, los villancicos tampoco tenían que ver con la Navidad en sus orígenes, sino que eran canciones cantadas por los villanus (los habitantes de las villas o casas señoriales) con un estribillo pegadizo y que se usaban como registro de los principales hechos que ocurrían en una comarca.
Eran, entonces, canciones de las villas, que surgieron en España allá por los siglos XV y XVI, sufriendo varias transformaciones hasta que, en el siglo XIX, “villancico” pasó a ser un término que se refería exclusivamente a los cantos que aluden a la Navidad. De hecho, se dice que la Iglesia recicló muchas de esas canciones populares, cambiando su letra para adaptarla a estas celebraciones.
Hoy por hoy, aunque lo de que un grupo de niños vaya casa por casa pidiendo el aguinaldo quedó muy atrás, es imposible atravesar estas fechas sin escuchar villancicos en todas partes. En España, hay varios que se escucharán siempre, de una manera u otra.
Campana sobre campana
El título de este villancico es también, como con tantos otros, el inicio de su letra, y se trata de uno de los más conocidos en los países de habla hispana. Esas campanas hacen alusión, como no, a la Iglesia y a la espiritualidad. Se trata de una cancioncilla de origen andaluz, y, aunque su fecha exacta de nacimiento se desconoce, como suele pasar con las tradiciones transmitidas oralmente, se remonta al menos a los inicios del siglo XX.
Mi burrito Sabanero
El burro no es “sabanero” porque lleve sábanas: se llama “sabana” a las llanuras extensas que carecen de árboles. Este villancico es mucho más moderno que el anterior: se trata de una canción de 1972, compuesta por Hugo César Blanco Manzo, un músico venezolano, como la propia letra de la canción deja entrever en su “con mi cuatrico voy cantando, mi burrito va trotando”, ya que el cuatrico es un instrumento típico del folklore del país que se asemeja a una guitarra, pero con cuatro cuerdas en lugar de 6. Es uno de los villancicos más cantados en el mundo hispanohablante, y su fama es tal que ha sido versionada por artistas de enorme renombre como Juanes, en el 2006; o David Bisbal este mismo 2024 en su álbum Todo es posible en Navidad.
Los peces en el río
Este villancico está entre los más conocidos en España, y es tan autóctono que no tiene traducción a ningún otro idioma. A diferencia de otros, se desconoce tanto su lugar como su fecha de origen, pero empezó a extenderse mucho más a partir del siglo XX. Además, los expertos que han analizado su melodía aseguran que tiene mucha influencia árabe, por lo que se cree que debe remontarse al Renacimiento, cuando en España la influencia de los imperios del norte de África seguía muy vigente. Es probable, entonces, que existiera ya una canción sobre peces bebedores a la que algún fraile añadiría lo de “por ver a Dios nacer”.
Feliz Navidad
Este es otro de los conocidísimos villancicos que son bastante modernos: vio la luz en 1970 de la mano de José Feliciano, cantautor y músico puertorriqueño-estadounidense. Lo supo hacer muy bien además: su letra bilingüe ha supuesto que haya alcanzado todos los rincones del mundo, llegando a ser interpretada por artistas estelares como Boney M, Céline Dion, y en dueto, por Michael Bublé y Thalía, y Raphael y Fangoria.
Blanca Navidad
Este villancico es otro de alcance internacional: fue escrito en 1940 por Irving Berlín y grabado por Bing Crosby, con tanto éxito que fue incluido en los Record Guiness por ser uno de los temas más vendidos en el mundo en 2012, 63 años después de ver la luz por primera vez. Ha sido traducida a más de 300 idiomas, incluido el castellano, ya que, originalmente, estaba en inglés, y ha sido versionada por distintos artistas como Il Divo o Lady Gaga.
La Marimorena
Aunque su origen no está claro del todo, se especula que las primeras versiones aparecen alrededor del año 1702. No queda muy claro si lo de “Marimorena” proviene de una expresión popular española, utilizada para describir un gran alboroto o discusión; o si se refiere a la Virgen de Monserrat, coloquialmente llamada La Moreneta. La canción describe una escena animada en un pesebre, donde todos, desde pastores hasta figuras bíblicas, se reúnen para celebrar el nacimiento de Jesús. Sea como fuere, lo que está claro es que sigue siendo uno de los villancicos más escuchados en las celebraciones navideñas de los hogares españoles.
El tamborilero
Este villancico, también conocido como El niño del tambor, se atribuye a la pianista norteamericana Katherine Kennicott, quien lo habría traducido al inglés de un supuesto original checo en 1941, al que renombró “Carol of the drum”. Aunque fue en ese momento cuando comenzó a popularizarse, actualmente existen muchas versiones, en distintos idiomas. Se cree, no obstante, que la versión oficial y más antigua corresponde a una adaptación de una ópera compuesta en 1902 por Jules Massanet. En España, sin embargo, la que se conoce no es la checa ni la americana, sino la versión en castellano que Raphael interpretó, por primera vez, en 1965.
Hacia Belén va una burra
... Rin rin. Este villancico es uno de los más tradicionales de España, y se cree que fue escrita por un fraile de Castilla-La Mancha (aunque hay quien considera que debe ser de origen andaluz). Con su ritmo y su letra tan animada, que parece casi un trabalenguas con su “yo me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité”, es uno de los villancicos favoritos en los hogares españoles.
Ay del chiquirritín
Este es otro de los villancicos más escuchados y cantados en España. Concretamente, proviene de Andalucía, aunque algunas de sus variantes se atribuyen a Castilla y León. Describe, con muchos diminutivos cariñosos, el nacimiento de Jesús, acogido en un mísero pesebre junto a sus padres, que le miran, y acompañado también por una mula y un buey. A lo largo de los años, ha sido interpretado famosamente por muchos artistas conocidos españoles, como Parchís, pero ha conservado de forma íntegra su letra y estructura.
25 de diciembre fum fum fum
Este se trata de un villancico tradicional de Valencia, Baleares y Cataluña, que tiene sus orígenes en los siglos XVI o XVII. La versión más antigua la encontró en 1904 Joaquim Pecanins, maestro de música, anotada en la Matines de Navidad de Prats de Lluçanès. El significado de la palabra “fum” en catalán es “humo” en castellano. Al igual que muchos otros villancicos, describe el nacimiento de Jesús en el pesebre y la llegada de los pastores, que le vienen a adorar, y tiene versiones en catalán, en castellano y en inglés.