Fue una de las concursantes más eclécticas de la pasada edición de Operación Triunfo (la de Prime Video). Aunque el programa terminó el 19 de febrero, nadie diría que ha pasado menos de un año desde que Ruslana saliese del talent show. El pasado jueves, la concursante reconvertida en estrella cerró, en la sala Shoko de Madrid, la primera parte de su Génesis Tour: una gira que la ha llevado a ciudades como Granada, Valencia, Barcelona, Madrid, A Coruña, Sevilla, Oviedo, Vigo o Tenerife, y en la que consiguió vender todas las entradas disponibles.
La cantante, nacida en Ucrania, presenta una entereza sólida pese a sus 19 años. Atiende a Infobae España para hablar de cómo ha afrontado sus primeras fechas subida a un escenario —y sin estar asociada a la marca OT—, sobre la segunda parte de la gira que arrancará en 2025 —y que la verá enfrentarse a públicos y espacios más grandes— y acerca del futuro de su sonido. “Ha sido fugaz, han sido 11 fechas comprimidas en menos de un mes”, dice. “No he tenido tiempo ni de pasar por casa”, añade entre risas. Aros en el pelo, trenzas, colores oscuros y unas botas altas. Ruslana no esconde su predilección por la estética de la que bebió Avril Lavigne y que, en la actualidad, abrazan cantantes como Olivia Rodrigo o los ya difuntos Måneskin, de quienes se ha declarado fan en más de una ocasión.
En noviembre, Ruslana lanzó Génesis, un primer disco que da nombre a su gira y en el que encapsula la vibra de rockstar centennial que quiere transmitir a través de sus canciones, looks y actitud. “Han sido muchos descubrimientos a nivel personal y artístico”, explica. “Tengo más madurez y una visión más práctica y ampliada del show, porque hasta ahora hemos tocado en recintos con 200 personas”, dice sobre cómo afronta los nuevos conciertos, algunos de ellos en sitios emblemáticos como la sala Razzmatazz en Barcelona o el espacio Live Las Ventas en Madrid. Al tratarse de lugares “más grandes”, la exconcursante cree que tiene más margen de maniobra para innovar y aportar nuevos elementos a su directo. “Me da pie a soñar un poco y a incorporar partes de baile, de vestuario y de cuidar cada detalle”, relata. “Ahora ha sido un poco rock and roll, y lo va a seguir siendo, aunque con un poco más de madurez”, apostilla.
En Génesis, Ruslana abraza “la parte más sentimental y personal”: “No me importa para nada abrirme en canal y decir las cosas tal y como son”. La joven artista afirma que en sus letras no habla de “nada marciano”, más bien de “situaciones completamente humanas” que construyen ese puente de identificación entre ella y sus seguidores. “Cantan más que yo”, admite tras haberse enfrentado a sus primeras experiencias en solitario. No solo vendió todas las entradas de sus shows de 2024, en la web de Universal ha agotado las versiones firmadas de su disco (tanto en formato Vinilo como en CD). “Cuando ves que la gente compra tus cosas físicas, te das cuenta de que tus fans existen de verdad”, admite cómica, pues en una época en la que los fandoms beben de las herramientas de internet, resulta complicado saber hasta qué punto el apoyo virtual se traduce en presencialidad.
Tras culminar la gira de Operación Triunfo y antes de comenzar a dar forma a su proyecto personal, Ruslana contó con una hada madrina que la ayudó a navegar los siempre complicados mares de la industria musical. Con Paula Koops, la cantante lanzó ‘me he colgado de mi ex’, una canción veraniega en la que abordó los siempre complicados temas del corazón. “Paula es una persona a la que estaré eternamente agradecida por acogerme desde un principio”, dice. “Yo sabía muchísimo menos que ahora, no tenía ni idea de nada, y ella me cogió y me explicó todo lo que tenía que saber”, añade.
¿Cómo entra Ruslana en ese modo rockero con el que pisa el escenario? “Hemos tenido en bucle el disco de Carolina Durante”, dice sobre los rituales previos a los conciertos. “Era la vida de carretera que estábamos viviendo, era esa energía”, admite. Sus canciones favoritas del nuevo álbum de la banda madrileña son Joderse la vida y Tomé Café, este último título acercándose en exceso a la realidad de su día a día.
Sigue destacando el aprendizaje como el motor que ha narrado su 2024, pero ¿qué espera de 2025? “Quiero dar más de mí siempre”, explica. Pese a su juventud, Ruslana tiene claro que no se va a permitir hacer cualquier cosa. Todo lo que presente tendrá que estar curado y cuidado. Además de “tocar en festivales”, ¿está Eurovisión en su punto de mira? No en vano, cuando era pequeña quedó finalista de Eurojunior con Bielorrusia, además de haber participado en más de 30 concursos musicales, en Alemania, Italia, Polonia, Francia, Rusia y España (participó en La Voz Kids en el año 2019).
“Lo veo como un sueño desde que soy pequeña”, dice a este medio. “Yo lo que quiero es ir a Eurovisión, no al Benidorm Fest, pero bueno, es un trámite y tengo clarísimo que tendría que dejar un poco atrás todos los proyectos para centrarme en esto”, admite. Eso sí, tampoco presentaría cualquier cosa, pues la cantante tiene claro que una candidatura para dicho certamen tiene que tener unos elementos clave. “Tendría que hacer un concepto completamente nuevo para ver cómo puedo representar al país sin dejar las tendencias de Eurovisión”, dice, pues considera que “últimamente” se ha perdido la idea de que el concurso requiere de un tipo de canciones o estilos. “Es un formato al que tienen que ir canciones eurovisivas, es un mundo del que tú tienes que estar enterado, tienes que saber qué gana y qué pierde, qué funciona y qué no”, explica con confianza. “Yo soy súper eurofan, haría un estudio”, concluye.