Las escaleras, esos no lugares por los que nada y todo pasa a la vez. Testigos eternos de un constante cambio y condenadas a ser un lugar de paso y nunca sinónimo de algo fijo o estable. El dramatugo Buero Vallejo les dio la importancia que merecían con su Historia de una escalera, pero ahora han vuelto a encontrar utilidad gracias a uno de los proyectos más interesantes y atrevidos que han nacido en Madrid durante este 2024. Con el año cerca de terminar, bien merece la pena echar un paso adelante y comenzar a subir los peldaños de Provisional23, un improvisado espacio artístico alumbrado en una vieja casa familiar y que va camino de convertirse en la galería de moda en la capital.
El espacio está en la antigua Ronda de Madrid 23, que actualmente se puede encontrar en el 73 de la mítica Doctor Esquerdo, frente al hospital Gregorio Marañón y trazando un imaginario triángulo entre las estaciones de Ibiza, O’Donnell y Sainz de Baranda. Levantado en 1908 dentro de un plan de expansión urbanística de la capital, este pequeño bloque apenas consta de un bajo y dos pisos superiores, con un pequeño pasillo a la entrada y una larga escalera que conecta las viviendas. Un edificio de los de toda la vida cuya apariencia externa apenas ha pervivido (una vieja puerta de madera y un dintel en el que se ve el 23) pero cuyo interior es bien distinto, y mucho más desde el pasado mes de septiembre.
Porque esta vivienda, que durante años ha pertenecido a la misma familia y que aún continúa en uso por distintos inquilinos, se ha convertido ahora también en Provisional23, un espacio que aprovecha el edificio para exposiciones artísticas y por el que han empezado a pasar artistas emergentes y de media carrera. En pocos meses, lo que parecía un improvisado proyecto se ha convertido en una galería para la que ahora hace falta reservar cita antes de visitarla —también para respetar el descanso de sus vecinos—, y que no ha tardado en situarse como epicentro del arte emergente en la capital. Pedro Huidobro, licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid, apasionado del arte y la mente detrás de este imaginativo proyecto, abre las puertas de esta instalación cuyo recorrido, irónicamente, concluye en su propia casa.
Cuando la obra se adapta al espacio, y el edificio a la obra
“Nació como un proyecto para desarrollarme como curador de arte, es un mundo muy cerrado y en el que es complicado conseguir una beca o el espacio adecuado, así que me pareció que lo mínimo que tuviera lo tenía que aprovechar”, explica Huidobro, quien matiza que podría haber usado su propio domicilio, pero que decidió establecer el espacio fuera de este y dentro del edificio, entre sus pasillos y escaleras. “La idea era coger un espacio que tuviera una propuesta artística y darle varios usos: como showcase para nuevos artistas, como desafío para los que ya tengan experiencia y en definitiva como un punto de encuentro para todos”, añade el responsable de Provisional23, quien no duda en señalar que la idea no es del todo original porque “ya han existido exposiciones en edificios”, pero quien sí admite que la disposición en torno a la escalera concede un punto distintivo de la suya.
Por esa escalera han pasado ya tres exposiciones de lo más variopintas y que han confirmado el éxito de la iniciativa. En septiembre abrió sus puertas con Solo los secretos del artista estadounidense POH, en noviembre hizo lo propio la sevillana Celia La Calle y durante el mes de noviembre lo ha hecho el mexicano Rubén Ojeda, quien con Presagio de futuras grandezas ha supuesto el mayor desafío —y orgullo— de Huidobro y Provisional23: “La exposición se hizo ex profeso para este espacio, pero a la vez ha sido un reto pensar cómo se podía intervenir el espacio para la obra”, razona Huidobro, quien en estrecha colaboración con el artista ha aprovechado hasta el último rincón del domicilio e incluso “sacrificado” sus superficies con una de las obras de Ojeda, que consiste en hacer uso de la pólvora para prender la frase que da título a la exposición.
“Empezamos a pensar en la historia del propio edificio y lo que este representaba de Madrid. Por eso tomamos 1908, que es cuando se construyó, como fecha de referencia para una exposición que está pensada en torno al tiempo”, explica Huidobro sobre la obra de Ojeda. El mexicano es un artista conceptual que ha pasado por la Academia de España en Roma y trabaja distintos medios, desde la instalación al dibujo y la escritura, “para expresar su concepción del arte como campo de batalla hacia una inscripción histórica”. Con Provisional23, ha encontrado un espacio inmejorable para desarrollar esta obra que gira en torno al concepto del tiempo, pero más concretamente a la impredecibilidad de este.
Presagio de futuras grandezas
La obra toma como referencia tres ejes temporales. El primero es 1908, año de la construcción del edificio y de la promulgación de la Ley Ferrándiz o también llamada Plan de Escuadra Maura-Ferrándiz, por la cual se aprobaba un ambicioso plan para reformar la marina española tras los desastres de Cuba y Filipinas que nunca llegaría a consumarse. El segundo es la Caída del Muro de Berlín y en concreto la famosa rueda de prensa de Günter Schabowski, el representante del Partido Socialista Unificado de Alemania que anunció erróneamente la derogación de las leyes para viajar al extranjero con efecto inmediato. El tercero, como no podía ser de otra manera, es el propio presente, en el que tiene lugar la exposición y en el que colisionan los otros dos ejes que a su manera representan el mismo concepto, la ironía impredecible del tiempo.
“La ley de la Escuadra se entendió como el no va más y hoy día nadie la conoce, no tuvo ninguna repercusión. Maura decía que era una ley presagio de futuras grandezas, de disruptura histórica, y fue papel mojado, demostrando que el tiempo no se puede determinar”, explica Huidobro ante la obra Scheißtag, que contrapone la portada de la Gaceta de Madrid del día de la promulgación con las notas de prensa de Schabowski justo antes de salir a escena. “Él apareció para calmar los ánimos tras las manifestaciones de Leipzig o Alexanderplätz, y sin saberlo cambió la historia con una pequeña gran equivocación al responder a una simple pregunta”. Esta ha sido la última exposición, pero Provisional23 ya tiene en agenda a varios artistas para los próximos meses, con los que espera seguir reinventando el espacio hacia nuevos horizontes.
Porque a toda esta historia hay que sumar la complejidad que entraña el espacio, ya que al contrario que en un museo o una exposición corriente, las obras están planteadas de abajo hacia arriba siguiendo la estela de la escalera, una perspectiva distinta pero también un reto para los artistas y Provisional23. “No es lo mismo intentar colocar un gran lienzo a la pared porque no cabe en otro sitio, que tener que romperte la cabeza por no saber cómo adaptarte al artista. En esta última exposición las paredes están desnudas, es todo más minimalista y también desafía al artista, que nunca había hecho algo así”, detalla Huidobro.
Durante las primeras tres exposiciones, se ha podido ver también el rápido crecimiento de Provisional23, pasando de una inicial reunión entre amigos y allegados en torno a una casa, para posteriormente ser un punto de encuentro para varias personalidades del mundo del arte. El proyecto apenas ha echado a andar y aún se sigue moviendo por el boca-oreja, a pesar de contar con redes sociales, ya que en el sector es lo que más cuenta. “Con un correo nunca he conseguido nada”, reconoce Huidobro, quien explica que es a través de visitar otras exposiciones y conocer a otros artistas que da a conocer su espacio, de la misma manera que ahora ese viejo edificio familiar se está convirtiendo poco a poco en una improvisada pero atractiva galería que cada vez más gente quiere conocer.