Ha sido un buen año para las series internacionales de Netflix, ya sea a nivel de visionados, gracias a títulos como Los Bridgerton 3 o Emily en París o en lo que se refiere a prestigio y premios, con apuestas arriesgadas como Mi reno de peluche ganadora de 4 premios Emmy y recientemente nominada a tres Globos de Oro.
Ahora, a punto de terminar 2024, se ha estrenado en la plataforma un thriller de espías que rápidamente se ha posicionado en el top de lo más visto desde su estreno el pasado 5 de diciembre. Se trata de Palomas negras, una serie de seis episodios protagonizada por Keira Knightley (que había estado un tanto alejada de la actualidad en los últimos tiempos) y por Ben Whishaw que, además de poner la voz al osito Paddington, es uno de los referentes LGTBI del panorama cinematográfico y al que hemos visto en Passages o la serie Esto va a doler.
De qué va ‘Palomas negras’
El título de Palomas negras se refiere a una organización secreta que dirige en la sombra Reed (Sarah Lancashire) y que se dedica a reclutar a chicas para introducirlas en las altas esferas de la política para recabar información. Así, encontrará a una joven con aptitudes para este tipo de misiones delicadas que se convertirá en la esposa del Ministro de Defensa británico, Wallace Webb (Andrew Buchan), con el que tendrá dos hijos y formará una familia en apariencia idílica.
Ella es Helen Webb (Keira Knightley, en un registro totalmente diferente al que nos tenía acostumbrados) y tiene una situación tan privilegiada como peligrosa dentro de una vida en la que su identidad se ha perdido por completo. Sin embargo, comentará un error, enamorarse de un funcionario del gobierno que aparecerá asesinado justo antes de que planearan escapar juntos.
Así comienza la trama de una serie que nos introducirá en una compleja intriga internacional en la que encontramos a un embajador chino asesinado, a su hija desaparecida, a redes de narcotraficantes y toda una serie de personajes de los bajos fondos, así como todo ese mundo de los altos cargos del Gobierno del país que no dejan de ser meros títeres de intereses privados.
En el momento en que Helen se encuentre en peligro, aparecerá para protegerla un antiguo amigo, Sam (Ben Whishaw), un sicario (o como él prefiere denominarse, ejecutor), que tiene asuntos pendientes en la ciudad, tanto personales como profesionales.
Una intriga adictiva
La serie, dirigida por Alex Gabassi y con guion de Joe Barton (Giri/Haji: Deber/Deshonor, El sindicato), bebe de la tradición clásica del género de espionaje, con claras referencias a los thrillers de los años setenta, con ese toque paranoico que las caracterizaba, pero sin renunciar al humor negro y, sobre todo apostando por personajes de enorme personalidad que, además, tienen sus luces y sus sombras y resultan de lo más poliédricos a la hora de acercarnos a ellos y de considerar si son héroes o villanos.
A lo largo de cada capítulo, iremos conociendo más acerca de ellos, al mismo tiempo que iremos avanzando en la investigación de forma fluida y absorbente. ¿Particularidades? Muchas, entre ellas, que toda las organizaciones criminales son matriarcales y en la cúspide encontramos a mujeres de mediana edad que mueven los hilos. Además, el dúo de ‘matonas’ que conforman Williams (Ella Lily Hyland) y Eleanor (Gabrielle Crevy, la protagonista de la serie In My Skin), resulta memorable. Para terminar, apuesta por la ‘inclusividad’ gay a través del personaje de Whishaw, rompiendo los estereotipos de los tradicionales matones repletos de testosterona y que el actor dota de tanta potencia como vulnerabilidad.