Ridley Scott quiso llevar Gladiator II a otro nivel pese a no contar ya con Russell Crowe (el legendario protagonista de la primera parte) en su elenco. Para ello, hizo uso de toda la acción posible que pudiese concentrar en las más de dos horas que dura la película: luchas cuerpo a cuerpo, rinocerontes montados por gladiadores o recreaciones de batallas navales para las que el Coliseo Romano tuvo que convertirse en un océano a pequeña escala. Sin embargo, al igual que ocurre con todas las películas de temática histórica, los expertos sacan su lupa, dispuestos a desentrañar todas las imprecisiones que los directores cometen en el cine.
Gladiator II no se libró del escrutinio. La película, protagonizada por Paul Mescal, ha sido criticada por historiadores como la Dra. Shadi Bartsch, profesora de Estudios Clásicos en la Universidad de Chicago y autora de diversos libros sobre la Antigua Roma. Especial atención dedicó a la gran batalla naval en la que Hanno (realmente Lucio Vero, hijo de Lucilla y Máximo), junto con el resto de sus compañeros gladiadores, recrea en el Anfiteatro Flavio una naumaquia (Naumachie) en la que ni siquiera faltan los tiburones: “Es una mierda de Hollywood. No creo que los romanos supieran lo que era un tiburón”, señaló la historiadora. Ante estas palabras y las críticas recibidas, Ridley Scott señaló que estos espectáculos sí existieron: “Estás totalmente equivocado. El Coliseo se inundó con agua y hubo batallas navales. Si puedes construir un Coliseo, puedes inundarlo con maldita agua. ¿Estás bromeando? Y sacar del mar un par de tiburones en una red, claro que pueden”.
Debido a esta diversidad de declaraciones, son muchos los cinéfilos que se preguntan si el director Ridley Scott fue fiel a la historia de la Antigua Roma o la inundación del Anfiteatro Flavio fue una mera invención de Hollywood para aportar todavía más acción a la continuación de la legendaria película de Gladiator.
Naumaquias, espectáculos navales en el Coliseo Romano
Pese a que parece increíble que hace miles de años los romanos fuesen capaces de recrear batallas navales en anfiteatros como el Coliseo Romano, varios documentos históricos demuestran que sí fue posible. Las naumaquias eran espectáculos extraordinarios que atraían a una enorme cantidad de audiencia y que, además, ponían de relieve la gran capacidad ingeniera de los romanos, pues fueron capaces de inundar con aguas artificiales una estructura tan colosal.
Según indica Historia National Geographic, estos espectáculos, ideados por Julio César cerca del año 46 a. C., se conseguían a partir de un sistema de alcantarillado. Las naumaquias, no solo se realizaron en el Coliseo Romano (que fue construido años después de la muerte de Julio César), sino que también se recreaban en zonas como una gran cuenca cercana al río Tíber. Varios testimonios históricos señalan que estas representaciones, efectivamente, fueron reales y llegaron a celebrarse en el Anfiteatro Flavio: por ejemplo, en el relato de la Naumachia de Tito, de Marcial, el autor señala que, con motivo de la inauguración del anfiteatro, se llegó a cabo una de estas batallas navales, en las que no solo participaban prisioneros o condenados. También Plinio el Joven y Suetonio mencionaron la existencia de estos acontecimientos, como han señalado desde el medio italiano Tiscali. Sin embargo, a partir de la reforma del Coliseo, en la que se construyeron las mazmorras y los túneles subterráneos, las naumaquias ya fueron imposibles de realizarse en esta infraestructura, aunque sí continuó existiendo la tradición en otros lugares habilitados para dichas representaciones.
No obstante, es importante señalar que, pese a que las naumaquias existieron, no eran especialmente frecuentes en comparación con otros espectáculos que se desarrollaron en el Anfiteatro Flavio. Además, desde Historia National Geographic, indican que la presencia de tiburones en este tipo de representaciones no ha podido confirmarse, aunque sí la de cocodrilos del Nilo.