Es uno de los directores europeos más multipremiados desde que comenzó su carrera a mediados de los años noventa (antes había ejercido como guionista). Estuvo nominado al Oscar por una de sus películas más emblemáticas, Un profeta, que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes, donde más tarde alcanzaría el máximo reconocimiento, la Palma de Oro, con Dheepan. A eso habría que sumarle la mejor dirección en Venecia por Los hermanos Sister y otro buen puñado de galardones en diversas ceremonias por De óxido y hueso o De latir, mi corazón se ha parado.
Sin embargo, con su última película, Emilia Pérez, ha roto todas las expectativas, además de conseguir en Cannes el Premio del Jurado y el ex-aequo para todas sus actrices (Karla Sofia Gascón, Zoe Saldaña, Selena Gómez y Adriana Paz), acaba de triunfar en los Premios de la Academia del Cine Europeo y se sitúa como una de las favoritas para los próximos Oscar.
Jacques Audiard siempre ha sido un director que ha mutado en cada una de las películas que ha hecho dependiendo de las necesidades de la obra en cuestión. Ha trabajado los géneros clásicos (del noir al western) y los ha hibridado para constituir trabajos en los que latía una personalidad única.
Un director experto en mezclar géneros
En ese sentido, en Emilia Pérez se presenta como un musical inserto dentro de una trama de narcotraficantes en México en el que un antiguo capo de la droga se convertirá en mujer para luchar contra el feminicidio en su país. Una combinación explosiva y original que no deja a nadie indiferente.
“Todavía no me explico cómo me ha salido esta película”, bromeaba Jacques Audiard en el pasado Festival de San Sebastián, donde se presentó Emilia Pérez en la sección Perlak. “Yo había leído una novela de Boris Razon llamada Écoute, y en ella había un capítulo en el que un narco decidía hacer una transición de género. A partir de esa idea, comencé a escribir un libreto de ópera que estaba dividido en una serie de arquetipos”.
El libreto de ópera se convertiría en una película en la que una abogada (Saldaña), se convertirá en la intermediaria para ayudar a un peligroso narco, Manitas del Monte, a convertirse en Emilia Pérez. “Al principio no me atrevía a ofrecerle a Karla Sofía los dos personajes, porque no quería que se sintiera incómoda, pero ella insistió y se sumió en un reto de composición muy complicado”, afirma sobre el doble papel de la actriz española.
Violencia masculina frente a ‘sororidad’ femenina
De esa forma, se aborda la violencia del mundo de los hombres en contraposición a la ‘sororidad’ femenina ya que, mientras Manitas simboliza el mal en el mundo, Emilia quiere reparar todo ese daño y hacer el bien. “Quizás sea un poco simplista lo que digo, pero para mí, así es el patriarcado, una fuerza destructora”.
A Audiard no le importó sumergirse en este proyecto aunque no tuviera ni idea de hablar en español. De hecho, la película será la encargada de representar a Francia en los próximos Oscar.
En cuanto a su relación con Karla Sofía Gascón, reconoce en el set tuvieron sus encontronazos: “Es una actriz magnífica, pero tiene un carácter.... Siempre me contradecía y me decía, ya verás como al final tengo razón, y pasaba de todas las indicaciones”, ríe. “Al final, tuvo razón en todo”.