Han pasado 85 años desde que se estrenara El mago de Oz, la película de Victor Fleming basada en un cuento de L. Frank Baum de 1900 titulado El maravilloso mago de Oz, que sería el inicio de una fructífera saga infantil.
La cinta fue una ambiciosa producción de la Metro-Goldwyn-Mayer, protagonizada por Judy Garland y que contaba la historia de una niña, Dorothy que, tras ser arrastrada por un tornado en el estado de Kansas junto a su perrito Totó, despertaba en un mundo de fantasía en el que había brujas malas y buenas y diversos seres que adquirían humanidad. Entre ellos, un espantapájaros, un hombre de hojalata y un león. A cada uno de ellos le falta algo y se dirigirán juntos a la ciudad de Oz para pedir audiencia con el gran mago que allí vive y que, en teoría, puede ayudarlos.
Un fracaso en la taquilla, pero un clásico de culto
En el momento de su estreno, fue considerada como un fracaso en la taquilla, aunque poco a poco iría alcanzando el estatus de clásico de culto, hasta tal punto de que es uno de los pocos filmes dentro de lo que se denomina Memoria del Mundo por la Unesco, además de ser considerado “cultural, histórica y estéticamente significativo” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Hace unos años, la Universidad de Turín hizo un estudio con el que pretendía medir, a través de un algoritmo, cuál era la película más influyente de la historia del cine, teniendo en cuenta el número de citas y referencias que se encontraban presentes dentro de la cultura popular. La absoluta vencedora fue El mago de Oz.
La película, que supuso un hito dentro del Technicolor, ha influido en el imaginario de todas las generaciones, adquiriendo niveles de lectura por parte de niños y adultos que han sabido ver en ella una fábula en forma de metáfora en torno a los miedos y las ansiedades humanas en la que late, además, toda una mitología propia.
Un emblema para la comunidad LGTBIQ+
Algunos sectores de la población históricamente oprimidos han llegado a establecer una relación especial con la película, como la comunidad LGTBIQ+, que convirtió el tema musical Over the Rainbow en un himno. Precisamente, la bandera del arcoíris se establecería como su seña de identidad después de las primeras manifestaciones históricas del Orgullo.
Además, dentro de la historia de la literatura y el cine, han sido muchos autores que han sentido un poderoso influjo gracias a esta película que, por ejemplo, se erige como una de las referencias más importantes de otra obra de culto, en este caso contemporánea, como es Corazón salvaje, de David Lynch, en la que encontrábamos a una madre que era un trasunto de una de las brujas, en la que la protagonista entrechocaba sus zapatos y encontrábamos fugas lisérgicas que nos remitían a ese universo.
La figura del mago de Oz como gobernador totémico (cuando en realidad era una estafa) también ha estado presente en el imaginario a la hora de hablar de los totalitarismos y las revoluciones, lo que también se encuentra presente en Wicked, el musical que ahora se estrena protagonizado por Cynthia Erivo y Ariana Grande, como si se tratara de una precuela de todo aquello de lo que trataba El mago de Oz, sobre todo en referencia a la creación de cada una de las brujas.