“Ahora están pasando muchas cosas, pero cuando la estrenamos en Barcelona estaba muy reciente el caso de Dani Alves”, cuenta. La vigencia parece perseguir a Cacophony, una obra que ahonda en los héroes que nacen y mueren entre tuits. Con las redes sociales en el punto de mira a causa de la desinformación y los bulos que en ella se gestan, además del reciente poder corporativo y déspota que Elon Musk ejerce sobre X (antes Twitter), la representación teatral se convierte en una suerte de espejo contemporáneo.
Con texto de Molly Taylor, Anna Serrano Gatell dirige esta obra que se presenta en el Teatro de la Abadía madrileño hasta el próximo 24 de noviembre. “Hay algo en ella que la hace muy vigente”, cuenta ésta en una entrevista con Infobae España. La historia de Cacophony resuena por diversas razones. La primera, las redes sociales son el escaparate que convierten a Abi, la protagonista del relato, en una estrella. Aquí, la viralidad es un personaje extra, si no el más importante. La segunda, su fama se gesta después de asistir a una manifestación feminista por la supuesta violación ejercida por un famoso futbolista.
Deportista, político o rapero... su texto podría aplicarse a los diversos ‘#MeToo’ que se han ido gestando en los últimos años en nuestro país: del beso de José Luis Rubiales a Jenni Hermoso a las recientes denuncias hacia Iñigo Errejón. “La obra habla del poder que tienen las redes sociales de, de un día para otro, convertir a alguien en una cara visible para, al siguiente, hundirla, cancelarla y humillarla”, cuenta. Tras publicar un texto feminista que la impulsa entre hashtags, Abi se convierte en una suerte de adalid del movimiento. Sin embargo, un pequeño error hará que su cancelación virtual sea inmediata. De ser alabada a insultada, su camino entre arrobas narra la realidad de un espacio cada vez más hostil.
La directora de la obra cree que “requerimos de este tipo de referentes” porque ya no existen. “Necesitamos sumarnos a ese like” tanto para bien como para mal, sea ese anónimo un héroe o un villano caído. Sin embargo, sí cree que el género afecta al tipo de ‘linchamiento’ que se da entre mensajes, críticas y comentarios. “Parece que cuando una mujer se pone al frente de cualquier movida lo tiene que hacer todo perfecto, no puede fallar en nada porque entonces dirán: ‘Pues tan feminista no eras’”, dice haciendo referencia al papel de Abi. Considera que los hombres, sin embargo, no reciben el mismo tratamiento. “Lo suyo no es una cancelación real, porque Johnny Depp sigue con su vida tan tranquilamente”, relata.
A su vez, las redes sociales se convierten en una suerte de plataforma para el apoyo mutuo. “Ahora mismo es verdad que denunciar es muy complicado, el sistema judicial está completamente obsoleto”, indica. En internet, sin embargo, “existe ese espacio virtual” para hablar, ya sea de manera anónima o personal. El mundo de la cultura también afronta su propio ‘#MeToo’ después de casos como el de Carlos Vermut, Eduard Cortés, Juan Codina o Ramón Paso. “Cuantos más casos se hagan públicos, más segura se va a sentir la gente para denunciar, porque todos sabemos que esto no solo pasa en este sector”, relata.
“Parece que cuando una mujer se pone al frente de cualquier movida lo tiene que hacer todo perfecto, no puede fallar en nada porque entonces dirán: ‘Pues tan feminista no eras’”
Los jóvenes y el teatro
Anna Serrano Gatell encontró en Cacophony un relato coyuntural y coral que le permitió exprimir el “abanico interpretativo” de los actores que conforman la obra: Martí Atance, Laia Manzanares, Mariona Pagès, Chelís Quinzá, Clara de Ramon, Mima Riera y Clara Sans. Aunque en la versión original hay hasta 15 personas, la directora de la obra ha conseguido que la mitad sean multitud. “El hecho de que sean menos hace que esté mucho más presente esta coralidad”, explica.
La juventud es uno de los elementos que define la obra, desde la dirección a la interpretación, pasando por su público objetivo. De cringe a trending topic, su jerga no es apta para aquellos ajenos al mundo virtual. La edad, sin embargo, es sólo un numero. “En cuanto hay una obra de teatro de alguien de menos de 30 años ya la tildan como la propuesta joven del catálogo”, dice Serrano. “Personas de dicha franja de edad hay muchas, muy diversas, con opiniones distintas y con estilos de teatro muy opuestos”, denuncia.
“En cuanto hay una obra de teatro de alguien de menos de 30 años ya la tildan como la propuesta joven del catálogo”
A la directora de Cacophony también le resulta “desolador” que mucha gente no pueda conocer su obra por “falta” de información. “Me horroriza cuando pongo la radio y no paro de escuchar noticias de fútbol”, explica Serrano. “Estamos arrinconados, la gente que dirige los medios tiene que mover algo, porque en la Sala Beckett hicimos una rueda de prensa para presentar la obra y vinieron cuatro personas porque el resto tenía que estar cubriendo otras cosas”, añade sobre el papel de la cultura, y el teatro, en la prensa escrita y digital. “Hay tanta gente potencial a la que estoy segura de que le gustaría Cacophony pero, ¿dónde están? ¿Cómo llego a ellas? Esto frustra muchísimo”, concluye.