Colores llamativos y paisajes bucólicos. Un retorno a lo primitivo y una expresión cromática alejada del minimalismo. El Museo Thyssen-Bornemisza dedica, hasta el próximo 9 de febrero de 2025, un espacio más que esperado a Gabriele Münter, la pintora que fundó el movimiento El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), un grupo de artistas expresionistas con sede en Múnich surgido a finales de 1911, junto a coetáneos como Wassily Kandinsky o Franz Marc.
Se trata de la primera retrospectiva en España de una artista que exprimió los elementos del fauvismo a la perfección, plasmando su mundo interior a través de grandes trazos y tonos antagónicos o chirriantes. La muestra también presenta elementos que ahondan en su faceta como fotógrafa amateur, más desconocida.
A través de más de un centenar de pinturas, dibujos, grabados y fotografías, la exposición de la pinacoteca madrileña (que tiene cuatro títulos de Münter en su colección) propone un viaje al corazón de una artista que se rebeló contra las limitaciones que se cernían sobre las mujeres de su época, y que consiguió convertirse en una de las figuras sobresalientes del expresionismo alemán a comienzos del siglo XX.
Amantes, amigos, objetos cotidianos, paisajes o ella misma: la temática de su pintura presenta una aguda mirada interior que entronca con la vitalidad de la técnica asociada al movimiento al que se adscribió. Por medio de 164 piezas -86 pinturas, 21 obras sobre papel y 38 fotografías-, el Thyssen muestra la capacidad de adaptación de Münter, su incansable deseo de experimentación y su falta de prejuicios ante lo nuevo o diferente.
“Representé el mundo tal como me parecía en su esencia, tal como se apoderaba de mí”, entonó entonces. La muestra está dividida en diversas partes. La primera sección es una invitación al universo más personal de la pintora, que se transmite a través de diversos autorretratos y fotografías. La exposición continúa con un recorrido temático que abarca toda su cronología artística.
“Para los ojos de muchos, yo sólo fui un innecesario complemento a Kandinsky. Se olvida con demasiada facilidad que una mujer puede ser una artista creativa por sí misma con un talento real y original”
Una de las salas más notorias es la de los cuadros que efectuó en sus viajes por Europa y el Norte de África junto a su pareja, Wassily Kandinsky. “Para los ojos de muchos, yo sólo fui un innecesario complemento a Kandinsky. Se olvida con demasiada facilidad que una mujer puede ser una artista creativa por sí misma con un talento real y original. Una mujer sola [...] nunca puede ganarse el reconocimiento a través de sus propios esfuerzos. Otras ‘autoridades’ tienen que defenderla”, decía Münter.
Después de su afición por la fotografía y la cultura más allá de su Alemania natal, la muestra del Thyssen ahonda en su etapa dentro de El Jinete Azul. Al igual que los coetáneos que formaron parte del movimiento creado en Múnich, en esta etapa Münter buscó alcanzar la premisa de retratar la “necesidad interior”, una elemento clave que permitió que cada pintor de Der Blaue Reiter consiguiera un estilo propio.
Por su parte, Münter reunió dibujos infantiles y los copió en un proceso de desaprendizaje que consideró fundamental para su posterior evolución. Es aquí donde se aprecia su aproximación a la abstracción. La muestra se centra en su exilio en Escandinavia durante la Primera Guerra Mundial y los distintos caminos de expresión que encontró tras su regreso a Alemania.