Por qué ‘leer en diagonal’ (literalmente) triunfa en TikTok: “Es un síntoma de la cultura de la aceleración y de las prisas”

Los adolescentes y jóvenes lectores han aumentado un 11,8% en la última década, pero hay sombras dentro de esta tendencia

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Dos adolescentes leyendo un libro
Dos adolescentes leyendo un libro cada uno. (Getty)

Leer está de moda. Después de varios años, los jóvenes vuelven a emocionarse con las historias que descubren entre las páginas, hacen colas interminables para conseguir la primera edición de un nuevo libro, y las redes sociales están repletas de recomendaciones y reseñas. Los estilos han cambiado, se han echado a un lado los triángulos amorosos tóxicos y las distopías del 2010, para dar paso a los libros de romance con relaciones (un poco más) sanas, sociedades que luchan contra la opresión de los poderosos y protagonistas femeninas fuertes.

Las nuevas generaciones han entendido que no hay que juzgar los libros por su temática o el público al que van dirigidos, sino que, simplemente, un libro puede ser bueno porque se disfruta. Sin embargo, con el boom de la industria editorial y la necesidad de leer todo lo que se convierte en tendencia, la experiencia lectora y la calidad de la escritura, a veces, se quedan en un segundo plano.

La Generación Z, de las más lectoras

Tal y como reflejan los últimos datos del Ministerio de Cultura, alrededor del 85% de los menores de entre 10 y 14 años, y más del 79% de los jóvenes de 15 a 18 años, leen por ocio. En 2023 se reveló que, en la última década, los adolescentes y jóvenes lectores han aumentado un 11,8%.

Para Niloa Gray, creadora de contenido de libros y escritora, “es muy positivo pensar que hay un aumento de lectores”, aunque también opina que se juzga mucho qué tipo de literatura es la que se consume: “Siempre se va a criticar lo que hace la gente joven, porque se les considera ingenuos y se piensa que ya encontrarán la literatura de verdad, pero no son libros de menos”.

Sin ir más lejos, de entre los libros más vendidos el año pasado, se han colado varios catalogados como literatura juvenil: Donde todo brilla de Alice Kellen, en tercera posición, y Las Guerreras Maxwell. Mírame y Bésame, de Megan Maxwell, en cuarta, según Planeta de Libros. Otro de un estilo similar, La chica del verano, de La Vecina Rubia, consiguió ser la sexta obra más vendida en 2023.

No obstante, el que un libro sea de los más vendidos no significa que sea de los mejores. Ana Ramos, antropóloga social y cultural especializada en educación, señala que “best seller es el más vendido, pero eso no quiere decir nada”, y añade que “priorizar el éxito comercial a la calidad literaria es una mercantilización de la cultura”. Para Ramos, esto tiene como objetivo convertirse en “una manera de producir riqueza, sin plantearte que ese libro va a generar ciertas cosas”.

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Desde el otro lado, la booktoker argumenta que “hay libros que son para cultivar la mente y otros que son mero entretenimiento, y a mucha gente le da rabia pensar que el mundo del entretenimiento ha entrado en el mundo de la lectura”.

¿Y de dónde viene este boom por la lectura entre los jóvenes? Niloa cree que “los creadores de contenido de libros han tenido una influencia muy grande”, porque “de la misma manera que te recomiendan un labial, un abrigo o un secador, te recomiendan un libro”.

Para Ana Ramos, como punto positivo las redes sociales “pueden jugar un papel transformador y servirnos para promover y enseñar cosas nuevas, para acelerar nuevas dinámicas”, pero también “fomentan un consumo rápido y masivo”, lo que puede llevar a que “se diluya el valor reflexivo de algunas lecturas”. “Las plataformas y las redes pueden ser utilizadas para impulsar una lectura más consciente y transformadora, sin perder nunca el valor crítico ni la curiosidad”, considera.

Quejarse de que los libros tienen muchas palabras

@umaru.yt La influencer que se ha quejado porque un libro tiene demasiadas palabras 🙃 #libros #lectura #opinion #critica #trend #influencer ♬ sonido original - UmaruYT

Todo tiene su parte buena y su parte mala. Y es que, desde que una influencer subió un vídeo a TikTok en el que se quejaba de que un libro tenía muchas palabras, se han hecho virales las opiniones de muchos lectores. Sobre todo, los usuarios critican la manera en la que están escritos los libros y comparten algunos trucos para leer aquellos que están en tendencia de una manera más rápida, para ser los primeros en acabarlo.

Algunos de los atajos que se recomiendan, por ejemplo, es leer las páginas en diagonal. Este truco de estudio consiste en pasar los ojos rápidamente por la página, sin detenerse mucho en leer, pero quedándose con las ideas principales. Otras técnicas también incluyen leer solo diálogos, o saltarse los párrafos que sean muy descriptivos. “Si de verdad haces esas cosas, me pregunto si realmente te gusta leer, o te has subido a la moda porque ahora es guay comprarse libros”, reflexiona la influencer, una opinión bastante extendida entre los creadores de contenido.

Por su parte, la antropóloga cree que este fenómeno “es un síntoma clarísimo de la cultura de la aceleración, de las prisas, propia del sistema capitalista”. “Necesitas leerte esto para ya, sin haber entendido todo y habiendo obviado la mitad de las cosas. Leer rápido va en contra de la lectura comprensiva y profunda”, analiza la especialista.

Desde el punto de vista de escritora, Niloa dice que le afecta “cuando la gente pasa de las descripciones y se pierde el contexto, sobre todo cuando dicen que no les ha gustado, habiéndose leído solo la mitad del libro”. “Hay veces que me paso horas escribiendo una escena, para que luego haya gente que se la salte porque le parece muy larga”, añade. Al final, toda historia tiene partes más emocionantes y otras que resultan menos interesantes, pero que son igual de importantes para su desarrollo.

@niloagray ¿Qué opináis de todo esto? Ante todo respeto pero como autora una ya no sabe que hacer 😅 #booktok #booktokespañol #bookstagram #fyp ♬ Running up that hill - 𝙇𝙭𝙪𝙞𝙨𝙨𝙤𝙪𝙣𝙙𝙯 🫶🏻

Aunque esto de juzgar, tanto a los libros como a los autores, no es algo nuevo. Actualmente, suelen ser los lectores de más edad los que critican el tipo de literatura que consumen los jóvenes, que aseguran que los libros ya no son como antes. “En su época, a la autora de Orgullo y Prejuicio la pusieron a parir y ahora es un clásico de la literatura”, apunta la creadora de contenido.

Libros catalogados como literatura juvenil, cuando no lo son

Y con este auge de la lectura como diversión, también ha aumentado la diversidad de temáticas. Esto, junto con una mayor accesibilidad a cualquier tipo de libro, debería conllevar una clasificación más específica, tanto por los temas que se tratan en las novelas como la edad a partir de la que se pueden leer, pero a veces no es así.

Niloa lo analiza diciendo que “hay accesibilidad a libros que hasta cierta edad no se debería tener, como los de dark romance”, que, según la plataforma de audiolibros audible, es “un género que explora las facetas más oscuras del amor y el deseo, a menudo con personajes moralmente grises, tramas retorcidas e intensos dramas emocionales”. “Soy partidaria de que la gente tiene que leer lo que quiera, pero se debería avisar qué te vas a encontrar, porque las niñas y niños de 13 o 14 años que empiezan a leer y ven libros en redes sociales son muy influenciables”, concluye la booktoker.

Otro error que se comete mucho es categorizar los libros escritos por mujeres como literatura juvenil, cuando su lenguaje y sus tramas van dirigidos a un público más adulto. “Es como que se infantiliza mucho el trabajo de la mujer”, argumenta Niloa. Ella, como escritora, opina que “parece que tenemos que demostrar que nuestra escritura merece la pena a través del éxito, y una vez alcanzado ese éxito, la sociedad de lectores decide si tu libro merece la pena como para estar en la sección de adultos”.

“En España no se puede vivir solo de escribir”

Esta impaciencia por leer todos los libros y cuanto antes mejor, a su vez, entorpece el trabajo de los escritores, ya que cuentan con periodos de tiempo más cortos para escribir. Por su experiencia, Niloa cree que “ahora se nos pone mucha presión a los escritores y tenemos menos tiempo para trabajar por el acelerón del mercado”. Este ritmo de trabajo “puede hacer que la calidad de la obra sea menor, todo depende de cómo escribas y cómo trabajes”.

Además, aclara que “en España no se puede vivir únicamente de escribir, tienes que vender miles y millones de copias para dedicarte a esto”, con lo que muchas veces se tiene que compaginar la escritura con otro trabajo. En su caso, ha compatibilizado la escritura con la creación de contenido y trabajos a media jornada: “Si se pudiera vivir de esto, se podría trabajar mucho más en las novelas”.

Por último, confiesa que “es un miedo común, porque hay muchas publicaciones y quieres que tu libro tenga un hueco, que la gente lo lea. A veces tienes que buscarte tú misma las campañas de marketing y promocionarlo”, finaliza.

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